Las relaciones personales y el pago de favores priman en el nombramiento de secretarios de Estado
Una segunda fila de peso político para capear una legislatura en minoría en la que habrá que tomar decisiones que se esperan menos difíciles. Este es el tipo de Gobierno que se ha perfilado hoy con el nombramiento de los secretarios de Estado, los altos cargos que realmente llevan el día al día del Ejecutivo. El área económica es la que ha tenido relevos más sorprendentes, sobre todo por el peso específico que llevan estos cargos.
Hasta ahora, la vicepresidenta, Soraya Sáez de Santamaría, era la que controlaba con mano férrea a los secretarios y subsecretarios, y los nombramientos dejan ver que su criterio ha sido determinante en la elección de nombres para este segundo mandato. La Comisión Delegada de Asuntos Económicos ha sido pilotada directamente por el presidente en el anterior mandato, pero en su ausencia la vicepresidenta tomaba las riendas. Además, Álvaro Nadal (director de la Oficina Económica) y Eva del Valle (su cuñada) controlaban este órgano que centraliza las diferentes áreas económicas del Gobierno.
Ahora entran nuevos jugadores en casi todas las áreas, la mayoría cercanos al presidente o a la vicepresidente. El cambio más relevante es el de la nueva Secretaria de Estado de Economía, probablemente hasta la llegada de Rajoy el puesto más elitista de todo el Gobierno, con Irene Garrido. Sin apenas peso político en el PP gallego, Irene Garrido forma parte de una de esas “buenas familias” que componen el PP de Pontevedra, el cogollo en el que se ha movido Mariano Rajoy durante las últimas tres décadas y a las que el presidente del Gobierno suele llamar “la gente normal”. Es hermana de Fernando Garrido Valenzuela, que ya fue cabeza de lista al Congreso por Alianza Popular en 1982 y dos años más tarde se incorporó al Gobierno de la Xunta, también de AP, que presidía Xerardo Fernández Albor. Otro hermano, Javier Garrido Valenzuela, es presidente de la Asociación de Promotores Inmobiliarios de Galicia. Los tres son primos además, de Alfonso Rueda, el hombre fuerte de Alberto Núñez Feijóo en el PP y en la Xunta desde hace diez años.
Políticamente, Irene Garrido nunca ha tenido un papel relevante en el Partido Popular. Su inclusión en las listas al Parlamento el pasado junio como número dos de la provincia de Pontevedra, justo por detrás de su amiga Ana Pastor, partió de la cuota que correspondía a la agrupación de Vigo la primera ciudad de Galicia. A trabajar por la ciudad desde el Parlamento se había comprometido Garrido en 2011 cuando se presentó por primera vez a la candidatura al Congreso. Era un momento en que el PP vivía sus horas más difíciles en Vigo, donde gobernaba (y sigue siendo alcalde) el socialista Abel Caballero, el feudo donde Alberto Núñez Feijóo obtiene sus peores resultados en las elecciones autonómicas. La renuncia al escaño de Garrido para asumir la presidencia del Instituto de Crédito Oficial incomodó a buena parte del PP local. Ahora la maniobra se repite.
Garrido es profesora de Economía financiera en la Universidad de Vigo donde ha desarrollado toda su carrera profesional hasta que dio el salto como diputada.
De Vigo al mundo
El nombramiento de Garrido rompe con la tónica de cargos de confianza que había tenido hasta ahora el ministro Luis de Guindos. El exbanquero se había rodeado hasta ahora por compañeros funcionarios de su mismo cuerpos (Técnicos Comerciales del Estado) en los que tenía total confianza. Se asemejan a Garrido en que todos tenían un perfil extremadamente bajo, algo poco habitual para el segundo escalón del ministerio de Economía.
Iñigo Fernández de Mesa y Francisco Jiménez Latorre han sido los dos secretarios de Estado del primer mandato, ambos tecos y amigos personales del ministro superviviente. La llegada de una política ligada a Pontevedra rompe el blindaje que había tenido el ministerio, que perpetúa además a Jaime García Legaz, un teco vinculado a Faes y salpicado por el escándalo del 'pequeño Nicolás', como secretario de Estado de Comercio.
Hasta la pasada legislatura, el puesto de secretario de Estado de Economía era clave, con las funciones de sherpa (el que dirigía la presencia en foros internacionales) e incluso con la dirección de la Comisión Delegada de Asuntos Económicos, lo que había llevado a nombramientos de relumbrón. El propio De Guindos fue secretario de Estado de Economía con Rodrigo Rato. Elena Salgado apostó por José Manuel Campa, alejado del Partido Socialista pero muy conocido en el exterior. David Vegara, número dos de Pedro Solbes, también tenía un buen caché fuera, que le ha llevado a trabajar en numerosos organismos internacionales (actualmente está en el fondo de rescate europeo).
Otros conocidos secretarios de Estado de Economía han sido Cristóbal Montoro, Guillermo de la Dehesa (ahora en Goldman Sachs), Manuel Conthe (que luego dirigió la CNMV) o Miguel Ángel Fernández Ordóñez (que terminó siendo gobernador del Banco de España).
Un alcalde endeudado en Hacienda
En una clave interna similar hay que entender el relevo de la Secretaría de Estado de Hacienda, probablemente el segundo puesto de carácter más técnico del Gobierno y que será ocupado a partir de ahora por el exalcalde de Jaén, José Enrique Fernández de Moya. Moya fue alcalde hasta 2015, cuando dejó el consistorio en situación de quiebra técnica y como una de las ciudades más endeudadas del Estado. Dejó la vara de mando para encabezar la lista al Congreso por el PP de Jaén, puesto que tradicionalmente había ostentado su actual jefe, Cristóbal Montoro.
Fernández de Moya será el encargado de parchear la recién aprobada reforma tributaria que ha demostrado dejar un nivel insuficiente de ingresos para las arcas del Estado y que ha dejado especialmente tocado el Impuesto de Sociedades. De Moya es profesor titular de Derecho financiero y tributario en la Universidad de Jaén pero ha desarrollado toda su carrera profesional en diferentes puestos del PP de Andalucía. Será uno de los pocos titulares de la cartera de Hacienda que no haya pertenecido al cuerpo de inspectores o hayan sido funcionarios de la casa.
Entre sus predecesores, solo Juan Costa (1996 a 2000) y Carlos Ocaña (2006 a 2011) no pertenecían al cuerpo. A Fernández de Moya le tocará junto con su compañero en el ministerio, el recién nombrado secretario de Estado de Presupuestos, Alberto Nadal, negociar las cuentas públicas con el resto de partidos minoritarios y embridar también el agujero público en línea con las peticiones de Bruselas.
Los gemelos al poder
El nombramiento de Nadal como segundo de Montoro responde a una lógica de poder interna en el Gobierno y no a su perfil. Alberto Nadal se ha quedado sin el puesto de ministro de Energía, que le han dado a su hermano gemelo, y sin el soñado destino en el Banco Mundial (cargo al que había optado y se concedió en un primer momento a su exjefe José Manuel Soria).
Su suerte estaba de la mano de los sorayistas y como la cohabitación con su hermano parecía imposible (ni siquiera asistió a su puesta de largo) ha recalado en Hacienda, con Montoro (un sorayista reconocido). Desde 1995 pertenece como su hermano al cuerpo de técnicos comerciales y del Estado (fue el número dos de la promoción, tras Álvaro).
Alberto Nadal tiene una breve etapa en el sector privado (2009-2012) al servicio de las grandes empresas, como director adjunto a la Secretaría General de la CEOE y vicesecretario general de Asuntos Económicos, Laborales e Internacionales de la patronal. A principios de 2012 fue durante unos minutos consejero de REE (que tiene al Estado como mayor accionista). Fue nombrado junto al marido de María Dolores de Cospedal, Ignacio López del Hierro, pero ambos renunciaron ante el escándalo generado. A finales de 2012 Nadal volvió al sector público para sustituir a Fernando Marti al frente de la Secretaría de Estado de Energía, donde a diferencia de su antecesor, logró con éxito encauzar el multimillonario déficit de tarifa del sistema eléctrico a costa de una seria fractura en el sector eléctrico que todavía no ha cicatrizado.
Otros nombramientos
El resto de los cambios en las Secretarías de Estado corresponden a la reorganización de competencias entre carteras.La tercera secretaría de Hacienda pasa a ser de Función Pública y se ha designado a Elena Collado: actualmente era directora general de Presupuestos de la Comunidad de Madrid. También se ha nombrado a la secretaria de Estado de Turismo, Matilde Asián (1955), diputada del PP por Canarias, en sustitución de Isabel Borrego, mujer del exdiputado del PP Vicente Martínez-Pujalte que está imputado por cobrar trabajos inexistentes. La trayectoria de la nueva secretaria de Estado está más relacionada con Hacienda que con turismo siendo inspectora de Hacienda del Estado, auditora de cuentas y miembro del instituto de censores jurados de cuentas.
Queda pendiente conocer las secretarías de Fomento que suelen estar ocupadas por cargos de corte político.