El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, ha celebrado este jueves el final del impuesto extraordinario a las energéticas, que decayó este miércoles por la falta de apoyos parlamentarios de Junts y el PNV. En una conferencia con analistas para presentar los resultados de Repsol, Imaz ha señalado que son “claras noticias positivas”.
“Afortunadamente el problema se ha acabado”, ha dicho Imaz sobre el tributo, que expira en diciembre y que el PSOE y Sumar habían acordado prorrogar reformulándolo. “Es hora ahora de centrarse en el futuro y las oportunidades que tenemos por delante”. Se trata de “una decisión positiva que nos permite movernos adelante con las inversiones industriales que tenemos planeadas en España”, ha dicho el ejecutivo de la petrolera, la compañía más afectada por este gravamen, que había amenazado con llevarse inversiones proyectadas en Tarragona a Portugal. En su concepción actual, el impuesto ha tenido un coste de cerca de 800 millones para la petrolera: 444 millones en 2023 y 335 millones en 2024.
El exlíder del PNV ha hablado de “normalización” del mercado tras la convulsión de 2022 y 2023, con la invasión de Ucrania, y ha celebrado que el Congreso haya tramitado una propuesta que va a “solucionar en términos estructurales” el problema del milmillonario fraude del IVA de hidrocarburos en España. Ha confiado en que su efecto “se va a ver en los próximos meses como prima en los margenes de refino”.
La mayor petrolera española redujo sus ganancias un 35,7% entre enero y septiembre, hasta 1.792 millones de euros, en un contexto marcado por los bajos precios de los hidrocarburos, menores márgenes de refino e inestabilidad política a escala global. El resultado neto ajustado del grupo, que mide la marcha de los negocios, bajó un 29,7%, hasta 2.684 millones.
La compañía indicó que el resultado neto incluye un impuesto sobre beneficios con un tipo efectivo global del 34%. Cifra su “contribución fiscal” en España en más de 6.500 millones, de un total global de 9.462 millones en el periodo. Su resultado bruto de explotación (Ebitda) cayó un 22,6%, hasta 5.565 millones.
Con estos resultados, la compañía ha anunciado que acelera en su política de retribución a los accionistas con la distribución de un dividendo en efectivo de 0,475 euros brutos por acción en enero de 2025, frente a los 0,4 euros brutos por título del año anterior. Supone una subida del 19%.
Las inversiones orgánicas alcanzaron 4.307 millones hasta septiembre, un 25,6% más. En el área de generación baja en carbono se situaron en 2.075 millones, con un aumento del 38,6%. En España, la energética espera alcanzar 4 gigavatios de renovables instalados a final de año
Imaz destacó en un comunicado que el grupo está “dando pasos importantes” en la ejecución de sus objetivos estratégicos, “orientados a una transición energética rentable y justa”. Y puso en valor que la compañía defiende “con firmeza que sus actividades industriales y energéticas son motores de riqueza, empleo y prosperidad que merecen apoyo institucional”.
La deuda neta del grupo al cierre de septiembre se situaba en los 5.532 millones, 937 millones de euros más que a finales de junio, debido principalmente a las inversiones, el dividendo en caja de julio, la adquisición de acciones propias dentro de los programas de recompra de acciones y al segundo pago del gravamen temporal a las energéticas en España. El ratio de apalancamiento se situó en 16,4%, frente al 13,8% al cierre del segundo trimestre de este año. La liquidez se situaba en 9.528 millones, incluyendo las líneas de crédito comprometidas no dispuestas, lo que supone 3,10 veces los vencimientos de deuda bruta a corto plazo.