ANÁLISIS

Tras la revisión del PIB, ¿dónde estamos?

18 de septiembre de 2023 18:52 h

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Desde el estallido de la pandemia, la opinión pública ha tenido que afrontar un relato particularmente pesimista sobre la evolución económica de nuestro país. España habría sufrido una recesión especialmente dura en 2020 y, después, solo se habría recuperado de forma muy parcial y a una considerable distancia del resto de economías de la Unión Europea. Hoy hemos conocido una enmienda a las series estadísticas que sustentaban este relato. Los nuevos datos del PIB publicados por el Instituto Nacional de Estadística arrojan una sustancial revisión del crecimiento registrado en 2021 (6,4 por ciento frente al 5,5 anterior). Este cambio, junto con el mayor crecimiento registrado al año siguiente, adelanta la recuperación del PIB previo a la pandemia al 2022 (y no en 2023, como hasta ahora se pensaba). Según la nueva perspectiva, España habría seguido una trayectoria más cercana a las tres grandes economías de la eurozona (Italia, Alemania y Francia).

Sin embargo, quienes hayan leído nuestros artículos durante estos últimos meses podrán fácilmente comprobar que este cambio es sustancialmente inferior al que apuntábamos. En nuestro análisis focalizábamos la atención en el PIB nominal del año 2021 y dábamos como rango posible de revisión entre el 3% y el 4,2%. La cifra publicada hoy revisa al alza el crecimiento nominal en ese año en el 1,3%. Es un cambio importante, pero la diferencia con nuestro trabajo sigue siendo considerable. Afortunadamente, con los datos publicados pueden apuntarse los puntos en común y, también, las diferencias. Este análisis tiene importantes conclusiones, pues con las revisiones incorporadas por el INE, el comportamiento de la economía española sigue arrojando muchos claroscuros. Analizar los datos del PIB no es un mero debate de cifras, sino que tiene derivaciones para las autoridades, los agentes sociales y la opinión pública.

Al igual que en otras ocasiones, conviene analizar el PIB desde tres ópticas distintas: las rentas, la producción y el gasto. En nuestros trabajos, focalizábamos las anomalías de las anteriores series de la contabilidad nacional en una o dos grandes partidas de cada perspectiva. Así, en el PIB por la vía de las rentas destacábamos la necesidad de revaluar los salarios y los excedentes empresariales. Al abordar el gasto, apostábamos por la necesidad de examinar y aumentar el consumo de los hogares y, también, la inversión en vivienda y otras construcciones. Por último, al analizar la economía por la vía de la producción, apuntábamos a la infraestimación en el valor añadido generado en diversas ramas, principalmente en la construcción y en los servicios de mercado. A grandes rasgos, los datos publicados hoy incorporan un cambio sustancial en algunos casos, mientras que en otras apenas se dan modificaciones.

Las rentas: más salarios, sin cambios en los excedentes empresariales

Si se analiza el PIB por la vía de las rentas, se comprueba un importante aumento de los salarios en los últimos cuatro años (2019-2022). El cambio es especialmente significativo en el caso de 2021, un año en el que se producía la incongruencia de que los salarios de la Contabilidad Nacional eran inferiores que los declarados a la Agencia Tributaria una vez se hacen los ajustes necesarios por los territorios forales (País Vasco y Navarra) y por aquellos percibidos por los empleados domésticos. Esta situación era un sinsentido que, afortunadamente, hoy se ha corregido. De hecho, la revisión al alza que hace el INE de la masa salarial en 2021 (un crecimiento anual del 7,5%) es prácticamente idéntica (un 7,7 %) a la que deducíamos de la estadística tributaria. Esta subida en la masa salarial en casi 15.000 millones sería el único cambio relevante en el PIB por la vía de las rentas. El INE también ha modificado al alza sus estimaciones de las horas trabajadas y aproxima las tendencias a los registros de la EPA. Ambos cambios son muy relevantes porque inciden en el buen el comportamiento del mercado de trabajo.

La sorpresa viene porque el excedente bruto de explotación de la economía nacional apenas se modifica. Dentro de esta gran partida se incluyen dos componentes fundamentales para conocer la salud del sector empresarial de nuestro país: la renta mixta de los autónomos y el excedente bruto de las sociedades no financieras. Aunque no será hasta la próxima semana que conozcamos el detalle suficiente de estas dos magnitudes, todo apunta a que apenas ha habido una modificación relevante. Este hecho sigue siendo sorprendente teniendo en cuenta la buena evolución de la variable más homologable –la renta bruta de explotación– según se recoge en el IRPF y en el Impuesto sobre Sociedades.

El gasto: más inversión, sin cambios en el consumo privado

En el PIB por la vía del gasto se ha registrado una fuerte revisión al alza de la inversión, que se ve a su vez influida por un importante aumento en la inversión en viviendas y otras construcciones. De hecho, la inversión en estos dos activos ha pasado de crecer en términos nominales un 2,1% en tasa anual, a aumentar en 2021 en un 7,1%. Este cambio va en sintonía con la fuerte recuperación en la inversión inmobiliaria que apuntábamos en artículos anteriores (un incremento nominal del 9.3%) y permite disipar la imagen de que el sector de la construcción había vivido una recaída en 2021. El comunicado publicado hoy por el INE destaca la mejora en las fuentes de información en este sector, lo cual implícitamente señala las carencias de los registros anteriormente utilizados. En las cuentas publicadas también se registra una fuerte subida en la inversión en stocks e inventarios, un ámbito sobre el que no contemplábamos cambios. Aunque por definición esta es una partida muy volátil, sería útil conocer las razones de este cambio.

Por el contrario, apenas se han registrado modificaciones en el consumo de los hogares y la perspectiva que prevalece sigue siendo extraordinariamente pesimista. Esta situación contrasta con la más favorable evolución del gasto final sujeto declarado en el IVA que, como hemos argumentado en anteriores ocasiones, indica un mayor dinamismo del consumo de las familias. En unas semanas conoceremos estimaciones más detalladas para afinar la comparación entre ambas magnitudes.

El valor añadido: tímidas subidas en casi todas las ramas

En el estudio del PIB por la vía del valor añadido se constatan cambios en prácticamente todos los sectores, aunque también la intensidad de la revisión es menor de la que apuntábamos entonces. Conviene recordar que, en este caso, utilizamos exclusivamente la Estadística Estructural de Empresas que publica el INE y que en el comunicado elaborado hoy también se cita esta estadística como una fuente de información de la Contabilidad Nacional. Las discrepancias entre ambos registros deberían ser objeto de análisis si se quiere entender la adaptación de la economía española al mundo posterior a la pandemia. De nuevo, en unas semanas tendremos de información más completa.

Conclusión

Hace casi 600 días, en enero de 2022, Francisco Melis publicó un artículo con un simple título: “¿Subestima el INE el crecimiento del PIB en 2021?”. Salvo desconocimiento por mi parte, durante todo el año pasado, esta posibilidad ni siquiera era tomada en serio por la mayoría de los analistas y medios de comunicación. En muchos casos era más fácil seguir insistiendo en la anomalía española que en preguntarse por la consistencia de los datos del PIB. Es una buena noticia que esta nueva publicación de las cuentas nacionales permita zanjar el debate de “por qué no nos hemos recuperado de la pandemia” y que daba como resultado explicaciones de dudoso valor. Las series actuales del PIB proporcionan un mejor cuadro macroeconómico, pero siguen indicando importantes claroscuros. La tarea es entender ahora cuáles son las fortalezas y debilidades de la economía y para ello, resulta vital que todos los implicados tomen las cuentas nacionales como un primer punto de su análisis, y no como el final. La experiencia de estos años, y no solo en este país, demuestra que lo publicado inicialmente no tiene porque ser un balance muy preciso.