Rupert Stadler, que ha estado los últimos ocho años y medio al frente de la marca alemana de coches de lujo Audi, ya conoce la cárcel. Stadler era detenido el lunes por su supuesta implicación en el 'dieselgate', el escándalo de los motores diésel trucados en millones de coches de Volkswagen. Audi es una de las marcas estrella del fabricante alemán.
Desde entonces, Stadler ha pasado su tiempo a disposición de las autoridades en la cárcel de Augsburgo-Gablingen, en Baviera, un acaudalado Land del sur germano. Es el primer alto cargo del consorcio germano que acaba en prisión.
Esa cárcel bávara se encuentra a una hora y cuarto en coche de Ingolstadt, donde tiene su sede Audi y donde solía trabajar Stadler. Hasta que entrara en prisión, este hombre de 55 años lucía en Volkswagen una carrera identificada con el éxito. De ello dan cuenta, por ejemplo, las millonarias remuneraciones y pluses que había percibido en los dos últimos años. Hasta cinco millones de euros se embolsó en 2017. Un año antes ganó tres millones de euros.
Ahora, sin embargo, Stadler se ha convertido en otro de los rostros del escándalo que estallara hace casi tres años y que ha causado importantes daños a la reputación y a las arcas del consorcio Volkswagen. En Canadá y, sobre todo, en Estados Unidos, donde saltó a la luz el 'dieselgate', Volkswagen ha dedicado en reparaciones, multas, compensaciones y acuerdos con consumidores no menos de 26.000 millones de euros.
En Europa, el consorcio había sabido evitar grandes correctivos. Pero la semana pasada era condenado por la justicia alemana a pagar 1.000 millones de euros por el fraude de las manipulaciones. Los coches manipulados se comportaban de modo distinto en pruebas y en carretera. Los dispositivos del vehículo reconocían las condiciones del test y no emitían tantos gases contaminantes como luego hacían en carretera, donde superaban los niveles autorizados.
También la semana pasada se hizo público que Rupert Stadler estaba siendo investigado. El pasado 11 de junio hubo nuevos registros en casas de supuestos implicados de Audi en el escándalo de Volkswagen. En Febrero, la sede central de Ingolstadt de Audi ya fue registrada por las autoridades. Hasta 18 fiscales estuvieron trabajando en esa operación, el último de una serie de intervenciones similares de las autoridades que comenzaron a resultar amenazantes para Stadler y compañía en marzo del año pasado.
Comenzó a sospecharse muy seriamente entonces que en Audi también podía haber responsables del escándalo de las manipulaciones de los coches diésel. Desde marzo de 2017 se investiga, en concreto, la venta de 80.000 vehículos afectados a Estados Unidos.
De Stadler, que además de ser CEO de Audi también forma parte de la dirección del consorcio Volkswagen, se sospecha que trató de influir sobre testigos o personas directamente implicadas en el fraude para evitar así el normal desarrollo de las pesquisas. Esas son las acusaciones de la fiscalía de las que se han dado cuenta hasta el momento. En total, están siendo investigadas unas 70 personas.
Hacer posible la detención de Stadler, cuando el ya ex CEO de Audi se encontraba en su domicilio, precisó tener al directivo muy vigilado. Según el diario bávaro Süddeutsche Zeitung, los investigadores llegaron a pinchar el teléfono y escuchar las conversaciones de Stadler.
El directivo de Audi ha sido despedido en beneficio de Bram Schot, nombrado CEO provisional, según anunciaba el martes la empresa. Desde la cárcel, Stadler dice estar dispuesto a cooperar con las autoridades.
¿El último capitulo del dieselgate?
Para el redactor jefe del diario económico alemán Handelsblatt, Sven Afhüppe, la detención de Stadler debería meter miedo en el cuerpo a Martin Winterkorn, el CEO de Volkswagen que se viera obligado a dejar la empresa con el estallido del 'dieselgate' en septiembre de 2015.
Winterkorn está acusado formalmente en Estados Unidos de “conspiración para engañar a las autoridades” en el marco del 'dieselgate'. Sobre el otrora CEO de Volkswagen pesa, potencialmente, una condena a 25 años de cárcel al otro lado del Océano Atlántico.
“Si alguien sabe cuándo supo el ex jefe del consorcio sobre los motores diesel manipulados, ese es Rupert Stadler”, según Afhüppe. Para él, el actual desarrollo de las investigaciones “podrían permitir que pronto se escriba en último capítulo del escándalo de los diesel, con todas sus consecuencias”.
En cualquier caso, el arresto de Stadler supone otro duro golpe para el consorcio Volkswagen, que se estima emplea a unas 600.000 personas en todo el mundo. A Schot, flamante CEO de Audi, le pronostican en el semanario económico Wirtschafts Woche “semanas y posiblemente meses turbulentos” en el cargo. Así puede calificarse también cómo vive Volkswagen el interminable escándalo del 'dieselgate'.
No hace más de dos meses que el consorcio germano cambió a Matthias Müller, el CEO que sustituyó a Winterkorn en septiembre de 2015, por Herbert Diess. A Müller le quedaban aún dos años de contrato, pero en Volkswagen parecían haber amortizado al otrora director ejecutivo de Porsche el pasado mes de abril. A la salida de Müller, había quien se atrevía a ver al grupo germano, el mayor fabricante de coches del mundo, superando el 'dieselgate'. La detención y encarcelamiento de Stadler no les da la razón.