El 91% de las importaciones de España desde Argelia en 2021 fueron gas y otros combustibles, casi 4.400 millones de euros en total, según datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Nuestro país compró a la potencia norteafricana un 40% de todo el gas que adquirió el año pasado. En 2015, esta dependencia rozaba el 60%. Sin embargo, en abril, se había reducido al 23,4%, con una presencia histórica de Estado Unidos por encima del 30%, según un informe publicado este jueves por la Corporación Estratégica de Reservas Petrolíferas (Cores).
Estos datos sirven para entender el cambio que en los últimos meses, en plena crisis energética y ya antes del brusco giro de Pedro Sánchez sobre el Sáhara Occidental, ha dado la histórica relación energética entre España y Argelia, tras el cierre, el pasado otoño, de uno de los dos gasoductos que unen ambos países, el que transita por Marruecos.
Y también ilustran la relevancia que puede tener en el plano energético la orden de las autoridades argelinas a los bancos del país de congelar desde este jueves las operaciones de comercio exterior de productos y servicios con España como respuesta al giro del Gobierno en favor de Rabat respecto a la antigua colonia española, en contra de la posición de las últimas décadas y del derecho internacional.
El principal contrato de suministro de gas argelino a España es el que vincula al gigante estatal Sonatrach con Naturgy, que está vigente hasta 2032. Los precios de este acuerdo se revisan cada tres años. Llevan renegociándose desde antes del cambio de posición del presidente del Gobierno sobre el Sahara. Tras la orden a los bancos del país africano de “congelar las domiciliaciones y de las operaciones de comercio exterior de productos y servicios de y hacia España a partir del jueves 9 de junio”, fuentes del grupo español señalan que la operativa sigue siendo de “normalidad” y sin “ningún problema”.
“Nuestras relaciones con Sonatrach son buenas”, destacan desde el grupo que preside Francisco Reynés. El grupo argelino es accionista de Naturgy con algo más de un 4%. Esa relación accionarial tiene su origen en un acuerdo de 2011 alcanzado tras un arbitraje entre ambas partes por desacuerdos en el precio del gas que fue desfavorable para la compañía española.
La “normalidad” a la que aluden en Naturgy se rompería si los bancos argelinos impiden operaciones de carácter comercial, según habría ordenado el Gobierno del país norteafricano a las entidades financieras con derecho a operar dentro de sus fronteras, junto a la suspensión del Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, firmado el 8 de octubre de 2002, frente a lo que ya se ha posicionado la Comisión Europea.
Este jueves, el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ha confiado en que este conflicto no termine por repercutir en el gas que España compra al país africano. “No sé si estoy confundiendo mis deseos con lo que va a ser, pero no creo que afecte al gas que compramos en Argelia”, aseguró el ejecutivo, cuya empresa es otro de los clientes de Sonatrach.
Según fuentes del sector financiero que prefieren no ser citadas, habría que conocer más detalles sobre la congelación financiera, pero en principio detendría por completo la relación comercial entre España y Argelia, de 7.000 millones en total (sumando importaciones y exportaciones), lo que, pese a la importancia en el plano energético, supone apenas un 0,6% del PIB (Producto interior bruto).
Argelia, cuya principal fuente de ingresos son los hidrocarburos, es el décimosexto socio comercial al que más compra España, y el vigésimooctavo al que más vende, con datos de 2021 del propio Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. La relación importadora ha crecido un 40% en los últimos 20 años, mientras que la exportadora ha aumentado 225%. Estas cifras contrastan con el crecimiento de la relación comercial con Marruecos, que es nuestro duodécimo socio en importaciones, y el noveno en exportaciones, con incrementos de cerca del 500%, de los mayores de las últimas dos décadas.
Trabas burocráticas
“Las continuas trabas burocráticas (Argelia ocupa el puesto 157 de 190 países del ranking Doing Business del Banco Mundial en el año 2020) frenan el desarrollo del resto de sectores e impiden al país dotarse de una base industrial sólida, al impedir el desarrollo de la inversión extranjera”, lamenta el último informe Oficina Económica y Comercial de España en Argel (la capital del país), actualizado a junio de 2021.
“Las oportunidades de negocio en Argelia se ven limitadas por ciertas restricciones”, continúa esta guía oficial sobre el país norteafricano. “El principal problema al que se enfrentan las empresas en Argelia es la burocracia existente en el país, que puede generar retrasos considerables en el cumplimiento de los plazos de los proyectos, y complicaciones imprevistas. A ello se une una cambiante interpretación de las leyes que genera una gran inseguridad jurídica”, incide.
Los sectores más importantes para las empresas españolas exportadoras son: maquinaria y materiales para la construcción, aparatos mecánicos y eléctricos, transporte marítimo, automóviles y vehículos de transporte; agroalimentario, plástico, medicamentos y equipamiento hospitalario, energías renovables, gestión de residuos y servicios de gestión hotelera.
“Un sector que podría tener un enorme potencial es el de la agricultura y el de la transformación y comercialización agroalimentaria, en el que ya hay empresas importantes españolas jugando un rol primordial en Argelia, como es el caso de Dulcesol, Gallina Blanca, Pastas Gallo, etc. Por otro lado, las inversiones más relevantes de España en Argelia se centran en los sectores de energía, construcción y agua”, resume la misma institución desde Argel.
“Los sectores con potencial inversor serían abundantes en Argelia si las condiciones para la inversión fueran adecuadas: agricultura, industria agroalimentaria, farmacéutico (importan el 60% de sus necesidades), sanitario, gestión de residuos, así como la gestión hotelera”, concluye el informe.
La cuestión del Sahara Occidental
“Es lógico que Argelia haya suspendido el acuerdo de amistad con España tras su reposicionamiento en el tema del Sahara Occidental. Uno puede analizar este hecho desde distintos puntos de vista pero, dejando la visión moral aparte de un proceso de descolonización irracional y lamentable, y centrados en materia de pura estrategia, la pregunta sería la siguiente: ¿Se trataba de primar las relaciones con Marruecos por encima de las relaciones con Argelia?”, cuestiona Nuria Jàvega, profesora de OBS Business School.
“Si lo inteligente y sensato sería mantenerse al margen de reyertas ajenas, abstrusas y poco edificantes entre terceros, llegados al punto de que eso sea imposible y haya que tomar partido, debería hacerse a lo grande, a largo plazo, con una visión global, en perspectiva y sin ceder a amenazas, contrarrestando intentos de intimidación sutiles y no tan sutiles e implicando de lleno al grueso de la comunidad europea en el tema para tomar decisiones mancomunadas, como debe ser cuando uno forma parte de un club”, continúa.
“¿Acaso no es más importante en unos momentos como los actuales garantizar el suministro del gas y aun afianzarse como 'grifo europeo alternativo' que ceder al chantaje con resultados intermitentes, poco fiables y menos alentadores respecto a la contención del flujo migratorio africano? ¿Será que no hay formas mucho más efectivas y definitivas de contribuir al freno del éxodo del hambre de miles de personas que feroces guardianes corruptibles y de humor y lealtad cambiante?”, concluye la profesora.