Santander y CaixaBank destinan 1.500 millones para abordar sus ERE con más de 5.200 despidos

La banca se encuentra estos días en plena época de presentación de resultados del primer semestre. Y ya nos deja una cifra: 1.500 millones de euros. Es el coste que han cargado Banco Santander y CaixaBank sobre sus cuentas por la ejecución de sendos recortes de plantilla, dos de los más grandes en los últimos años en el sector. Se trata del despido de 2.023 empleados por parte de la entidad catalana y de 3.223 empleados en el caso del grupo que preside Ana Botín.

En total, más de 5.200 despidos que han pasado a engrosar la lista de recortes de plantilla que han ejecutado los bancos en los últimos años. Desde el estallido de la crisis han salido casi 90.000 empleados del sector, un tercio del total de la fuerza laboral de las entidades, acosadas por los rescates y la concentración, así como el cierre de oficinas.

Tanto Santander como CaixaBank son, por ahora, las únicas grandes entidades que han presentado un retroceso del beneficio en el primer semestre, aunque faltan por presentar BBVA y Bankia, que lo harán la próxima semana. Y en ambos casos, las entidades achacan el retroceso en sus cuentas a haber tenido que afrontar estos procesos de reestructuración, que no solo incluyen despidos sino también el cierre conjunto de más de 2.300 sucursales bancarias –unas 800 en el caso de CaixaBank y más de 1.000 en el de Santander–.

Banco Santander fue la primera en presentar los resultados. La mayor entidad española recortó un 14% los beneficios entre enero y junio, hasta situarlo en 3.231 millones de euros. Achacó esta reducción del resultado a unos gastos de 600 millones por la “reestructuración” en España. A ello se suman otros 26 millones de euros por otro proceso que ha realizado en los últimos meses en Reino Unido. El recorte británico, junto con el realizado también en Polonia, afectaron a las cuentas del grupo en el primer trimestre. Sin estos cargos, asegura, el beneficio habría crecido un 2%.

Santander ha llevado a cabo este ERE en España como el último paso para la integración de la estructura de Banco Popular en la suya, tras absorber la entidad en 2017. El grupo que preside Ana Botín concluyó hace unas semanas la fusión de ambas entidades al hacer desaparecer definitivamente la marca Popular, tras casi un siglo de historia.

Este viernes, la entidad catalana realizó un anuncio similar al de Santander. Un recorte del beneficio por el coste del ERE. En este caso cifra en sus cuentas un impacto de 978 millones de euros brutos (685 millones netos) que han provocado un recorte del 52% en su beneficio semestral, hasta los 622 millones de euros. Sin ello, apunta a la CNMV, el beneficio se habría incrementado en un 21%. La empresa defiende que logrará ahorros de 200 millones anuales.

La justificación por parte de CaixaBank para este nuevo ERE, el tercero que ha realizado seis años, es otra. En su caso ya afrontó un recorte tras fusionarse con distintas cajas, que dejó sin trabajo a 2.400 personas. En este caso, la entidad catalana presentó un plan estratégico que suponía una mayor apuesta por el canal digital que llevaba consigo el cierre de 800 sucursales urbanas, lo que a la postre suponía el despido de empleados.

CaixaBank y Santander han protagonizado este año los dos últimos ERE, por el momento, en el sector financiero. El número total de trabajadores despedidos entre 2008 y 2018 superan los 110.000, según las estadísticas presentadas por el sindicato CCOO hace unas semanas. Solo una parte se ha visto compensada, con la incorporación de algo más de 20.000, especialmente en las cinco grandes entidades. El sindicato denunció que España tiene menos trabajadores de banca por cada 10.000 habitantes que la media europea: 60 frente a 68.