El 23 de octubre de 2009, el móvil de Miguel Blesa no dejaba de pitar. Gerardo Díaz Ferrán, GDíaz, como firma los mensajes, apretaba al presidente de Caja Madrid todo lo posible para conseguir una línea de crédito con la que supuestamente pagar las nóminas de los trabajadores de Air Comet. La situación del presidente de la patronal y consejero de la entidad financiera era desesperada. Desde hacía meses, Air Comet bordeaba la suspensión de pagos y ya adeudaba cinco meses de nóminas a la plantilla.
El primer SMS que Blesa se reenvía al correo electrónico desde su móvil es a las 11:10 am. “Miguel, por favor, no te olvides de ayudarme con el tema de las nóminas de Air Comet, estoy verdaderamente abrumado del lío que me pueden montar, estoy hablando con Gonzalo Alcubilla pero veo q[ue], si tú no das un empujón, no va a salir. Millones de gracias”.
Alcubilla, el directivo encargado de sopesar las operaciones de riesgo, está valorando la posibilidad de conceder estos tres millones de euros al consejero de la entidad financiera. A las 12:18 Blesa le contesta: “Estoy en contacto permanente con Gonzalo [Alcubilla] para buscar una solución pero lo de las nominas es difícil siendo consejero y con el excedido, no obstante, lo intentamos”.
El “excedido” era una ampliación de un crédito anterior concedido a Díaz Ferrán para salvar al grupo Marsans, la marca que reunía las decenas de empresas del jefe de la patronal. En noviembre se había abierto una póliza de crédito por 24 millones de euros, supeditada a la venta de Marsans. Y en agosto de 2009, la caja le autorizó otro crédito de dos millones de euros como ampliación del inicial. Con el mismo motivo: pagar unas nóminas. Al concedérsela, Blesa reflexionó, por supuesto por correo, que la pareja de socios debería ponerle “una alfombra roja”.
En perspectiva, y teniendo en cuenta las fechas, estos créditos no se utilizaban para satisfacer las nóminas, ya que la plantilla no cobraba al menos desde junio. El coste medio de las nóminas de la aerolínea era de un millón de euros al mes.
El excedido y el crédito inicial –en total, 26,5 millones de euros– fue lo que condujo a Blesa al banquillo de los acusados frente al juez Elpidio Silva, ya que se concedió sin apenas garantías, según corroboró un informe técnico de KPMG encargado por el magistrado. En el caso de la ampliación de dos millones de euros, se puso como posible aval las liquidaciones de pago que las agencias de viajes debían hacer a Air Comet. Una posibilidad casi inexistente teniendo en cuenta que la mayor parte de la compañía estaba bajo embargo (tenía prohibido sobrevolar Brasil) y los ingresos irían destinados, como sucedió, a satisfacer a acreedores anteriores.
Así las cosas, el departamento de riesgos pone un límite a los interminables créditos de Díaz Ferrán con esta nueva petición de tres millones de euros. “A diferencia de la operación de agosto […] la compañía no identifica ninguna forma concreta de repago. Esta circunstancia, unida a la difícil situación del grupo y al hecho de que todavía tenemos pendiente de regularización del anterior excedido, desaconseja hacer esta nueva operación”.
La negativa del responsable de riesgos llega al correo de Blesa a las 12:39. Pero la ansiedad de Díaz Ferrán ya le había hecho enviar otro SMS minutos antes: “Podemos hacerlo con mi socio Gonzalo Pascual, no es consejero. Estoy en un tremendo problema…, ya te das cuenta. Haz lo que puedas”.
Blesa se lava las manos y no es capaz de dar la cara. Es Alcubilla, el responsable del departamento de riesgos, el que se encarga de dar la mala noticia a Díaz Ferrán. El directivo de Caja Madrid se lo confirma a Blesa en un correo a las 13:22. “Ya le he comunicado a Gerardo que no podemos dar la operación de los tres millones. Le he puesto el ICO [un crédito del que estaban pendientes] muy difícil, pero hemos quedado en seguir trabajando en esa opción”.
A las 16:06, Díaz Ferrán le envía un derrotado y último SMS: “Miguel, finalmente Alcubilla me ha dicho que no, gracias de todos modos por tu interés. Abzs”.
La comunicación entre el jefe de la patronal y Blesa ya no reaparece en los correos a los que ha tenido acceso eldiario.es gracias a una fuente derivada por colaboradores de la Comisión Anticorrupción del Partido X. Esos días, el jefe de la patronal estaba muy ocupado. Además de sus ruegos agónicos para pedir crédito a Caja Madrid, Díaz Ferrán estaba cerrando el acuerdo plurianual de negociación colectiva, por el que patronal y sindicatos pactaron la moderación salarial de los siguientes años. Además, en la sede central de la CEOE, trabajaban con ahínco en preparar la intervención del presidente en “Tengo una pregunta para usted”. El 27 de octubre, Díaz Ferrán apeló en prime time en TVE a que el Gobierno “actuara” en hacer una reforma laboral.
Díaz Ferrán reaparece en los correos de Blesa el 27 de noviembre de 2009, apenas dos semanas antes de la quiebra definitiva de Air Comet. Alcubilla pone en antecedentes a Matias Amat, uno de los directivos más cercanos a Blesa, de cómo Gerardo se la ha jugado a toda la entidad. “Tiene llamadas mías en su fijo y en su móvil. No las atiende”.
Lo que acaba de suceder es rocambolesco, pero dice mucho de cómo se las gastaba el jefe de los empresarios en esas fechas. Caja Madrid tenía una cuenta de crédito abierta con Marsans por 26,5 millones de euros (24 iniciales más el “excedido”) desde 2008. Una de las condiciones para darle a Díaz Ferrán este balón de oxígeno fue la de comprometer que era un “anticipo” a la venta de Viajes Marsans (buscaban comprador en la fecha).
Cuando Caja Madrid pide a Marsans pruebas de que la póliza de crédito sigue cumpliendo todas las condiciones, llega la sorpresa: todas las acciones de la compañía están pignoradas (puestas en prenda) a favor de Banesto para garantizar otros créditos.
Los directivos de Caja Madrid resumen lo sucedido en un correo reenviado al presidente de la entidad: “Un mes antes de solicitarnos un excedido por 2 millones de euros de la propia cuenta de crédito […] el Sr. Díaz Ferrán, conscientemente, habiendo incumplido su obligación, amplía además su riesgo, sin ponernos en nuestro conocimiento ningún hecho”.
Así las cosas, la dirección de riesgos quiere que se reclame a Marsans el pago del crédito que oficialmente había vencido el 17 de noviembre.
El 11 de diciembre, Matías Amat reenvía un correo a Miguel Blesa: “Tal como te comenté hoy es el día que le dimos a Gerardo para pagar. No hay noticias, por lo que debéis empezar ya la actividad jurídica/recuperatoria inmediatamente”.
El 23 de diciembre, Air Comet deja de volar. Alrededor de 17.000 pasajeros que se iban de vacaciones de Navidad se quedan en tierra. El día de Nochebuena, Díaz Ferrán culpa en RNE a los bancos de su cierre. “Hemos estado todo un año buscando soluciones para la compañía a través del Instituto de Crédito Oficial y de las entidades nacionales e internacionales pero no hemos conseguido ni un crédito”, aduce sin rubor. Es en esa misma entrevista cuando también asegura que “no hubiera elegido esa aerolínea para volar”.
Díaz Ferrán todavía resistió un año más en el cargo, mientras que Blesa dejó Caja Madrid el 28 de enero de 2010. Con todo, ambos terminaron coincidiendo en Soto del Real casi tres años después.