Teletrabajo, guarderías, inmigración, formación y seguridad sanitaria. En esos cinco factores considera el Fondo Monetario Internacional (FMI) que se deben enfocar las políticas laborales en las grandes economías desarrolladas para evitar una gran pérdida de poder adquisitivo de las familias ante el actual pico de inflación, acelerado en los últimos meses por la escalada del coste de la energía y de las materias primas por la perturbación que supone la guerra en Ucrania, tras la invasión de Rusia, en los mercados mundiales.
El FMI advierte de que hay que evitar la espiral de precios y salarios, según la cual una actualización de los sueldos al ritmo del IPC -en España en marzo aceleró al 9,8%- para corregir el impacto de la inflación sobre el poder adquisitivo retroalimenta el incremento de costes de las empresas y la subida de la cesta de la compra general, y acaba agravando aún más el golpe a la renta disponible de las familias.
Y para evitar este bucle, la institución se detiene, en un informe publicado este jueves, en los mercados laborales que han sufrido la conocida como Gran Renuncia desde la pandemia. Aquellos en los que las vacantes (los puestos de trabajo sin cubrir) superan ampliamente los niveles previos al Covid (ver gráfico), como son Canadá, Australia, Estados Unido y Reino Unido.
Romain Duval, Myrto Oikonomou y Marina M. Tavares, los economistas que firman el informe del FMI, explican primero las razones de esa Gran Renuncia, que sobre todo se ha dado en los sectores peor remunerados y en los trabajos menos cualificados.
Una de ellas es la preocupación por la salud, exacerbada por la pandemia, que ha expulsado de los empleos más relacionados con el contacto social (por ejemplo la hostelería) y también de los más duros (la construcción o el transporte) a las personas más vulnerables. Otro motivo es la menor llegada de inmigrantes por las restricciones a la movilidad como respuesta al Covid, sustitos naturales de los empleos que piden menor cualificación. Y también “el cambio de preferencias” de los trabajadores tras la disrupción vital de los confinamientos, traducidas en la exigencia de mejores condiciones laborales. Una tendencia fomentada a su vez por el ahorro acumulado y por las mayores ayudas públicas.
La principal consecuencia de estos cambios en el mercado laboral por la parte de la oferta (los trabajadores) ha sido una subida de los salarios en los sectores y empleos donde más bajos se encontraban hasta la pandemia. “La tasa de crecimiento anual de los sueldos aumentó entre 4 y 6 puntos porcentuales entre mediados de 2020 y finales de 2021”, calculan los expertos del FMI para Estados Unidos y Reino Unido.
“Sin embargo, estas mejoras salariales apenas han supuesto un aumento del poder adquisitivo [la capacidad para comprar respecto a los precios] por el efecto de la inflación”, continúan los economistas.
La solución del FMI para esta amenaza para las familias que ya se está viendo en las grandes economías es dinamizar el mercado laboral. Y la receta pasa por revertir las consecuencias de la pandemia. Por un lado, con mayor seguridad sanitaria, que devuelva interés hacia los empleos más sociales a los trabajadores de edad avanzada y a los más vulnerables. Por otra parte, fomentando el teletrabajo con el mismo objetivo y buscando satisfacer la expectativa de mejores condiciones laborales.
Además, los economistas hablan de fortalecer las escuelas y las guarderías para favorecer la conciliación, que sufrió mucho en la pandemia, afectando sobre todo a la empleabilidad de las mujeres. Y, por último, “una reanudación” de la inmigración.
“Nuevas expectativas” tras la pandemia
“Los mercados laborales con menos y más vacantes han buenas noticias hasta ahora en algunas economías avanzadas. Han aumentado los salarios, especialmente para los trabajadores con sueldos bajos, con un impacto manejable en la inflación de precios (el aumento ha sido impulsado predominantemente por otros factores)”, apuntan los economistas del FMI.
“Pero algunos trabajadores que se fueron durante la pandemia aún no han regresado, mientras que otros tienen preocupaciones persistentes sobre sus empleos actuales y nuevas expectativas, lo que restringe la oferta laboral. Al hacer más para ayudar a estos trabajadores, los gobiernos pueden hacer que la recuperación del mercado laboral sea más inclusiva y, al mismo tiempo, reducir los riesgos de inflación”, concluyen.