El consejero delegado de BBVA, Carlos Torres Vila, ha asegurado hoy que imponer una tasa a las transacciones financieras o “impuesto a la banca” es un “error”, como ya se ha visto en los países donde se ha aplicado, ya que distorsiona la actividad económica.
Durante su intervención en la jornada inaugural del curso “La economía ante el 'blockchain'”, en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) y patrocinado por BBVA, Torres Vila ha rechazado la idea que relaciona el impuesto a la banca con el rescate financiero que, ha recordado, fue a las cajas de ahorros y no a los bancos.
Lo que hay que hacer, ha explicado, es reforzar la sostenibilidad del sistema de pensiones, pero un impuesto a la banca “es una medida errónea”; no tiene relación con poner un impuesto, para cambiar el sistema tributario “no hay que hacer experimentos ni perjudicar a un sector concreto”.
Ya ha habido experiencias similares en otros mercados, en concreto en algunos países de Latinoamérica, y lo que genera “es una distorsión de la actividad económica y se encarece el crédito”.
Sobre este asunto, la ministra de Industria, Comercio y turismo, Reyes Maroto, ha indicado que sobre la mesa hay varias “posibles soluciones para la Seguridad Social y para las pensiones”, pero donde se tiene que abordar el asunto es en Pacto de Toledo, que ya se ha activado.
Sin duda “hay que garantizar la viabilidad de las pensiones”, que hoy por hoy y con el modelo actual “no se puede financiar”; el anterior titular de Hacienda, Cristóbal Montoro, “se sacó de la chistera” un impuesto tecnológico, y ahora lo que corresponde es “reflexionar” porque existe un problema de ingresos.
Si se ignora esta carencia la única posibilidad de seguir acudiendo a la deuda.
Cuál sea el impuesto “ya lo veremos”, ha dicho la ministra, y “lo plantearemos donde hay que plantearlo”, ya que el problema existe y hay que darle solución las pensiones de hoy “y las del futuro”, una de las urgencias del país.
El consejero delegado de BBVA no ha querido pronunciarse sobre la conveniencia o no de convocar elecciones, y únicamente ha indicado que la economía española se encuentra en un momento “muy bueno”, momento que hay que aprovechar; a corto plazo, la prioridad es aprobar los Presupuestos Generales del Estado, y a más largo plazo “seguir con las reformas” y corregir desequilibrios, como el paro o la temporalidad del empleo.