Los tres informes sobre la subida del salario mínimo y qué dicen sobre pobreza e impacto en el empleo

Laura Olías

8 de noviembre de 2022 14:56 h

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Nuevos informes de investigación sobre el salario mínimo (SMI), en concretro tres, con resultados a propósito del gran alza de 2019, del 22,3%. Sobre todo, destacan por novedosas las conclusiones de dos de ellos respecto a notables efectos en la reducción de pobreza y desigualdad, un gran problema en España, con tasas muy elevadas respecto a otros países europeos. Es relevante también un estudio sobre el impacto de la subida del SMI en el empleo, un aspecto que concentra un gran interés y también foco de mucha discusión política, que concluye –al igual que el Banco de España y la AIReF– que el impacto negativo en el empleo es reducido, incluso más que el estimado por estas dos instituciones económicas.

Los resultados corresponden a tres estudios encargados por el Ministerio de Trabajo sobre el alza aprobada en 2019, que adelantó la Cadena Ser, ahora en manos de la comisión de expertos para la subida del SMI y a los que ha accedido este medio. El primero, de diciembre de 2021 y realizado por ISEAK, se centra sobre todo en el impacto del SMI en el empleo. Otros dos, fechados el pasado mes de octubre, se centran en la desigualdad salarial (Universidad Complutense de Madrid) y en el efecto del SMI en los hogares pobres en España (Universidad de Alcalá).

El salario mínimo interprofesional (SMI) es una poderosa herramienta en manos del Gobierno, que es quien define su cuantía cada año, fijando el sueldo mínimo legal que se puede pagar en el país. Marca así la vida de miles de personas, casi dos millones de trabajadores este año y también sus hogares, así como de miles de empresas. Por ello, el indicador suscita un enorme interés y es un foco de pelea política, como en tantas otras cuestiones de trascendencia económica.

Impacto en el empleo “limitado”

Las tres nuevas investigaciones ahondan en varias cuestiones clave sobre la trascendencia del SMI. Por un lado, en el impacto de las subidas del salario mínimo en el empleo, uno de los puntos más estudiados hasta la fecha por los economistas. Tras décadas en las que imperó la teoría de que las alzas del SMI mermaban sustancialmente el empleo, los economistas David Card y Alan Krueger, premiados con el Nobel de Economía el año pasado, hicieron tambalear la doctrina económica a mediados de los 90 con una investigación que desmentía el dogma. No siempre provocaba la destrucción de empleo y, en caso de haberla, esta era reducida, apuntaban.

Desde entonces, el impacto en el empleo ha seguido sumando mucho interés y las investigaciones han profundizado en cómo pueden afectar estos incrementos de los sueldos más bajos en la creación de empleo. En España, a propósito del gran aumento del SMI de 2019, del 22,3%, desde la derecha política y mediática advirtieron de que provocaría grandes destrucciones de empleo.

Sin embargo, los estudios publicados más adelante que han analizado los efectos han concluido que el impacto negativo (sobre todo de menor creación de empleo, pero también de destrucción de puestos de trabajo existentes) fue menor de lo estimado. El Banco de España calculó un efecto negativo del 0,6% al 1,1%, que se traducen en unos 94.200 a 172.700 empleos menos en 2019, año en el que se crearon unos 400.000 empleos. La AIReF estimó una menor creación de puestos de trabajo entre los empleados con salarios bajos, pero muy inferior: de unos 19.000 a 33.000 empleos menos (-0,13% y -0,23%).

El nuevo estudio, de ISEAK y liderado por la catedrática Sara de la Rica, concluye que el impacto negativo en el empleo fue aún menor, alrededor de los 28.800 puestos de trabajo. La investigación recoge que el efecto se centra sobre todo en pérdida de puestos de trabajo dentro del colectivo alcanzado por la subida del SMI (unos 1,5 millones de personas trabajadoras), de -1,92 puntos porcentuales. Con mucha menor incidencia, el estudio cifra una limitada reducción de la intensidad de trabajo en el colectivo, es decir, en cuánto trabajan estas personas, de -0,84 puntos porcentuales.

“Se puede concluir que el impacto es nulo o muy pequeño en los primeros meses tras al aumento del SMI”, destaca la investigación de ISEAK en su resumen, “sin embargo, un año después existe un ligero impacto negativo en el empleo de 2,8 puntos porcentuales (p.p.)” un año después, que suma los dos impactos descritos. Este informe recabó un gran interés para que se hiciera público, en lo que insistieron partidos como Ciudadanos, y finalmente un think tank consiguió la autorización gracias a una petición a través de Transparencia, como explicó hace unos días en su cuenta de Twitter.

Reducción importante de la pobreza y desigualdad

Los otros dos estudios se centran en los efectos en la pobreza y la desigualdad, una dimensión menos estudiada y también muy relevante del impacto del salario mínimo, como reconoció el propio Banco de España en su análisis del alza de 2019. Esta es la materia que también deberá analizar este noviembre el comité de expertos para la subida del SMI, que además calculará cuál es la referencia del 60% del salario medio en España, hasta donde el Gobierno se comprometió a aumentar el salario mínimo al final de la legislatura.

La investigación de la Universidad de Alcalá de Henares, a cargo de José María Arranz Muñoz y Carlos García Serrano, destaca la importante presencia de trabajadores que cobran el SMI en los hogares más pobres en 2019. Esto supuso que el aumento de las rentas derivada del alza del SMI se tradujera en miles de hogares (200.000, calculan) que salieron de la pobreza, indican los investigadores.

“La subida del SMI ayudó a transitar a una proporción significativa de hogares con asalariados que ganan el SMI o menos fuera de la pobreza monetaria entre 2018 y 2019. Este número podría cifrarse en unos 200 mil, un 19,3% de los hogares que en 2018 estaban en situación de pobreza monetaria y contaban con al menos una persona asalariada con un salario igual/inferior al SMI”.

Además, el informe contempla “una reducción considerable de la desigualdad salarial en 2018-2019”, según distintos indicadores, como “mediante indicadores de desigualdad y pobreza, con reducciones de un 7-10% según los índices de Gini y Theil”, sostienen.

El estudio de la Universidad Complutense, coordinado por Luis Cárdenas del Rey, coincide en que el alza del SMI de 2019 tuvo efectos en la reducción de la desigualdad salarial y de la pobreza de los trabajadores. “La revalorización del SMI tuvo tanto efectos positivos en la reducción de la pobreza salarial (un elevado porcentaje de personas asalariados superó el umbral del 60% de la mediana de las bases de cotización), como en la reducción de la desigualdad salarial (los efectos marginales positivos sobre el colectivo más sensible a la medida son mayores que sobre el resto de trabajadores)”, recoge.

Entre sus resultados, la investigación recoge que la renta laboral mensual media del grupo de trabajadores más expuesto a la subida del salario mínimo “se incrementó entre un 7,7% y un 10,12%”, cuantías “muy superiores a las experimentadas por el resto de trabajadores, que incrementaron sus salarios entre un 1,32% y un 3,3%”.

Con esta y otra documentación, los miembros del comité de expertos sobre el SMI deberán emitir un nuevo dictamen a finales de este mes. A partir de este, el Ministerio de Trabajo abordará en diciembre con los sindicatos y empresarios cuánto subir el SMI en 2023, debate en el que jugará un papel muy importante la elevada inflación. Todo indica que, debido a los precios disparados, el Gobierno ampliará su compromiso y situará el SMI más allá de la meta del 60% del salario medio, una reclamación de los sindicatos CCOO y UGT ante el escenario actual.