En el primer semestre del año 3,6 millones de cruceristas llegaron a las costas españolas. Un nuevo récord en una industria que va aumentando sus cifras en todo el mundo y que en una década ha duplicado en España el número de viajeros. Datos que llegan en pleno debate sobre el modelo turístico español, entre quejas de vecinos sobre la masificación del turismo y mientras las llegadas de miles de viajeros a la vez colapsan algunas arterias de las ciudades.
El número de cruceristas que se ha registrado en esta primera mitad del año duplica la de hace diez años (en 2007 fueron 1,8 millones). Además, las previsiones apuntan a que el año se cierre con 8,8 millones de pasajeros. La asociación internacional de líneas de cruceros, conocida por sus siglas en inglés como CLIA, señala que en el mundo fueron 24 millones. A pesar del crecimiento vivido en los últimos años, Alfredo Serrano, director nacional de CLIA España explica que todavía queda margen de expansión en la industria.
Serrano señala que el mercado de los cruceros “continúa siendo relativamente pequeño”. Como ejemplo de esto, pone los datos que confirman que los 24 millones de cruceristas del mundo solo representan el 2% de los 1.300 millones de turistas que hay en todo el planeta. “Así, incluso en el caso de destinos especialmente importantes, como Barcelona, los 1,1 millones de cruceristas en tránsito en la ciudad representan apenas un 3% de los 34 millones de estancias (pernoctaciones) que registra la ciudad en un año”, añade.
Tras los grandes datos de llegadas, asociaciones ecologistas y vecinales advierten de las consecuencias en el medio ambiente y en los territorios donde llegan estos grandes barcos. Los cruceristas llegan a puerto, están unas horas en la ciudad y vuelven a la nave. Y ello conlleva que miles de personas lleguen a la vez a un lugar y se muevan al mismo tiempo por las mismas calles colapsando estas rutas. Esto se suma a las críticas de los vecinos que apuntan que el crecimiento masivo del turismo está llevando a la expulsión de los vecinos de los barrios por el aumento del precio de la vivienda tras el incremento de apartamentos turísticos y la eliminación del comercio tradicional.
“El turismo de cruceros colapsa la ciudad”, explica Xavier Mas del colectivo Terraferida de Baleares al hablar de las consecuencias del mismo. “Hubo días del año pasado en el que en menos de diez horas llegaban miles de personas a Palma. Es como si llegaran un par de pueblos a la vez a una ciudad de 400.000 habitantes”, apunta. “Conlleva un cambio en los usos de los comercios donde penetra el turismo”, señala al poner un ejemplo de cómo afecta el turismo masivo y la “mutación” de las fruterías o ferreterías en tiendas de souvenirs y heladerías.
Otro de los debates alrededor del turismo de cruceros es el del pago de impuestos por atracar, similar al impuesto por pernoctación en un alojamiento en tierra. En el caso de Cataluña, el impuesto actual ya afecta a los pasajeros de los cruceros. En Barcelona, se pagan 2,25 euros en aquellos cruceros que están más de doce horas en el puerto y 0,64 euros por menos de doce horas. En el resto de Cataluña, el precio es fijo de 2,25 euros. Ahora Baleares se plantea ampliar su impuesto turístico a los cruceros, a los que por ahora no afecta.
A estos problemas, Mas suma el de la contaminación que supone la llegada de cruceros. Algo en lo que incide María García, portavoz de Ecologistas en Acción y miembro de la Plataforma por la Calidad del Aire. García explica que estos barcos utilizan fuel oil pesado como combustible, que es cien veces más tóxico que el diésel utilizado por automóviles y camiones debido a su mayor contenido de azufre.
Desde 2010 hay una nueva regulación que obliga a los barcos a reducir el nivel de azufre cuando atracan en los puertos europeos si están más de dos horas, para lo que tienen que cambiar de combustible. Ecologistas en Acción señala que esta operación puede durar más de una hora, lo que en la práctica lleva a que durante ese periodo se produzcan emisiones “altamente tóxicas”. A lo que se suma el tiempo de acercamiento y atraque de los barcos.
Una de las peticiones de la asociación es que se controle que efectivamente se realizan estos cambios. Además, pide que se camine hacia una regulación como la que se ha acordado en algunos países como Estados Unidos, Canadá o los que rodean al Mar Báltico y al Mar del Norte, que han establecido que los barcos tienen que reducir estas emisiones de azufre ya desde las 200 millas (las que corresponden a la zona económica exclusiva) para evitar las mayores emisiones.
Los puertos con más cruceros
Se da la circunstancia de que Barcelona es el primer puerto europeo y el cuarto del mundo con 2,68 millones de pasajeros en 2016. En este primer semestre del año, la ciudad vuelve a estar a la cabeza de las llegadas con 1.047.016 personas y un crecimiento del 2% respecto al mismo periodo del año pasado.
Preguntado por las críticas a la masificación del turismo en ciudades como Barcelona, Serrano señala que creen que el trabajo conjunto con las autoridades y representantes de la sociedad civil es la “fórmula adecuada para el presente y el futuro del sector”. Entre los beneficios del turismo esgrime las cifras económicas que mueve y cita un informe de la Universidad de Barcelona que señala que la industria del crucero “contribuyó al PIB de Cataluña con 413 millones de euros” en 2014.
Tras Barcelona, se sitúa Baleares, donde estos turistas supusieron 754.000 llegadas este primer semestre. El puerto de Palma está construyendo una nueva terminal de cruceros para poder recibir un mayor número. Una ampliación rodeada de polémica tras la aparición de residuos, que según grupos ecologistas serían escorias (residuos procedentes de la construcción). La Consejería de Medio Ambiente paralizó las obras hasta conocer el origen de estos residuos y si son contaminantes.
Entre los puertos donde llegaron más cruceristas en este primer semestre del año se encuentra en tercer lugar Las Palmas, con 562.000 visitantes, seguido de Tenerife, con casi 400.000. Por su parte, Málaga supera los 200.000 y Valencia roza los 150.000 cruceristas en estos seis primeros meses del año.