El vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín debería haber sido un tiempo de reflexión. Así comienza el filósofo esloveno Slavoj Zizek “Viviendo en el fin de los tiempos”, un ensayo que pronostica la crisis terminal del capitalismo global.
Quién en Polonia se podía haber imaginado la celebración de elecciones libres, o a Lech Walesa como presidente, son algunas de las cuestiones que se plantea Zizek en su particular “armagedón económico”.
“Viviendo en el final de los tiempos” (editorial Akal) es la última obra del destacado filósofo esloveno, actual profesor en la European Graduate School e investigador sénior en el Instituto de Sociología de la Universidad de Liubliana (Eslovenia).
Esta vez, Zizek centra sus esfuerzos en desentrañar la situación política y económica internacional siguiendo el famoso modelo de las cinco etapas de aflicción propuesto por la psicóloga suiza Elisabeth Kübler-Ross.
Así, la obra se divide en cinco capítulos a los que da nombre cada una de esas fases: la negación, la ira, la negociación, la depresión y la aceptación.
Mientras en el primero de ellos, Zizek analiza los modos predominantes de ofuscación ideológica, desde los últimos grandes éxitos de Hollywood, el segundo, se ocupa de las protestas violentas contra el sistema global y el ascenso del fundamentalismo religioso.
Por su parte, en “Negación”, el filósofo esloveno se centra en la crítica de la economía política, con una petición para la renovación de este concepto central de la teoría marxista, y en “Depresión”, considera el impacto del desmoronamiento que se avecina en los aspectos menos familiares de la crisis.
El último de ellos, sin embargo, el dedicado a la “Aceptación”, adelanta las señales de una emergente subjetividad emancipatoria, aislando los gérmenes de una cultura comunista en todas sus diversas formas.
La receta que propone Zizek: “después de atravesar ese punto cero, podemos empezar a percibir la crisis como una oportunidad para un nuevo comienzo”.
Y para ello, el filósofo cita en “Viviendo en el final de los tiempos” al mismo Mao Zedong, para quién “hay un gran desorden bajo los cielos, la situación es excelente”.