Desde que la industrialización y la generación de capital se concentró en las grandes ciudades, el entorno rural de España, y de tantos otros países desarrollados, ha visto cómo el éxodo de su población ha dado lugar a lo que ya conocemos como la ‘España Vaciada’. Un fenómeno que pone aún más cuesta arriba la activación de una economía que impulse su crecimiento. Sin embargo, el mundo rural tiene abundantes recursos naturales que pueden ser aprovechados de manera sostenible para su propio desarrollo y el de toda su sociedad. Una oportunidad para ello la encontramos en la bioeconomía y, más concretamente, en la bioeconomía forestal.
Entre todas las economías que no van contra el medio ambiente, sino que además trabajan por y para él, la bioeconomía va un paso más allá al abarcar también la sociedad y su desarrollo. Como una especie de beneficio mutuo entre el entorno natural y sus habitantes. Según la propia FAO, la bioeconomía se basa en una producción que utiliza los recursos biológicos, con procesos y métodos respetuosos, con el fin de obtener bienes y servicios de forma sostenible para diferentes sectores económicos. Por motivos como estos, el crecimiento de la bioeconomía está en pleno auge.
Mediante una administración eficiente de los recursos biológicos la bioeconomía supone una verdadera revolución en los sistemas productivos. Gracias a ella las empresas que se basan en su metodología obtienen recursos de manera sostenible mediante la producción de bioproductos, consiguiendo materias primas renovables sin perjudicar el medioambiente o incluso mejorándolo y con impacto positivo, tanto para el entorno natural como para el desarrollo económico rural. Por lo que está demostrando ser un elemento clave para revertir, o al menos frenar, ese éxodo a las ciudades causante de la ya mencionada “España Vaciada”.
La bioeconomía forestal, una oportunidad para impulsar el mundo rural
La bioeconomía forestal es una alternativa circular y sostenible. Una manera de basar la producción en la madera y el aprovechamiento total de un recurso renovable. Un impulso que llega donde más se necesita a través de una explotación forestal sostenible que genera riqueza y empleo en el medio rural, lo que además es uno de los objetivos estratégicos planteados por la Unión Europea.
A través de la bioeconomía forestal no solo se refuerza la economía del medio rural, donde suele haber escasas oportunidades económicas, sino que además se combate el abandono del monte y la proliferación de incendios. Al mismo tiempo se consigue un importante efecto de mitigación del cambio climático al ofrecer alternativas limpias a productos basados en combustibles fósiles, y todo gracias al cultivo y desarrollo de masas forestales eficientes y sostenibles.
Dentro de esta bioeconomía forestal el compromiso de las empresas productoras juega un papel fundamental. El caso de Ence, compañía líder en gestión integral de superficies y cultivos forestales en España, y referencia en la producción de celulosa sostenible y de energía eléctrica renovable con biomasa, es un buen ejemplo de ello. Ence contribuye al empleo en el medio rural, aportando actividad al sector forestal y logístico, y contribuyendo a la fijación de población en los entornos en los que opera, e impulsa una gestión sostenible de los montes.
El ejemplo de Galicia, la mayor productora de madera de España
Si hablamos de bioeconomía forestal y de producción maderera hay un dato que habla por sí solo: Galicia aporta el 60% de la madera cortada que produce España. Según las estadísticas, uno de cada seis gallegos tiene un monte de su propiedad. Por lo que la madera y sus derivados, como protagonistas de la nueva bioeconomía, son un valioso recurso en la generación de empleo y riqueza en la comunidad gallega.
Según estimaciones de la Asociación Forestal de Galicia en el territorio gallego se aprovechan anualmente casi 10 millones de metros cúbicos de madera, lo que para propietarios forestales particulares y comunidades de montes supone unos ingresos de unos 278 millones de euros. Y en esto la aportación de Ence, como productor de celulosa y uno de los principales compradores de madera, es esencial para el desarrollo del sector forestal. Con una inversión anual que supera los 210 millones de euros en la adquisición de materia prima, la actividad se vuelve de vital importancia para la prosperidad del entorno rural. Tal es así que en la propia Galicia esta aportación es superior a las dos líneas de la PAC para esta comunidad autónoma. Esto se refleja en los 11.500 empleos directos, indirectos e inducidos que genera la compañía entre sus dos plantas de celulosa, que se abastecen de madera procedente de las masas forestales del Noroeste de España, donde Galicia siempre va a la cabeza.