“Había un nicho de negocio derivado de una realidad fácilmente comprobable: a muchísimas personas no les gusta planchar y, además, es una tarea que les roba una gran cantidad de tiempo”.
Es cierto, el laborioso proceso de eliminar las arrugas textiles encabeza la lista de tareas domésticas que más detestan los españoles, según un estudio realizado por la compañía KH Lloreda. Y esta evidencia impulsó la creación de Planchic, una startup de planchado, a domicilio y en tienda, con precios competitivos y el valor añadido de su compromiso medioambiental.
“Queríamos hacer una empresa sostenible económicamente que también lo fuese con el entorno -cuentan sus fundadores-, lo que no resultaba de todo sencillo siendo un negocio de planchado. Pero logramos definir muy bien nuestras características ecológicas en el programa intensivo de formación para ecoemprendedores ‘Emprende con Sentido’ de Incubaeco”.
¿Sus claves de respeto al medio?
No añaden productos químicos. Ni al agua, que reutilizan de la calefacción y los aires acondicionados, y al estar desmineralizada alarga la vida de las máquinas y de las prendas; ni al instrumental, sin las convencionales fundas de formaldehído y tintes tóxicos.
No emiten C02 en sus desplazamientos. Utilizan la bici para las recogidas y repartos.
Entregan siempre como obsequio la ropa en perchas ecológicas fabricadas por los sevillanos Ecopapel, unos soportes realizados con la celulosa de residuos agrícolas, que no han requerido la tala de árboles. “Además, les decimos a los clientes que si se les daña alguna percha, nos la entreguen y nosotros la cederemos a unos talleres de reciclaje que se hacen en el barrio o para la construcción de muebles de cartón, que nos comprometemos a darle más vida”.
Llevan un año funcionando en Madrid y casi han logrado recuperar lo invertido. “Este es un negocio que ya existía en España, pero que cuenta con un desarrollo muy superior en otros países, como Francia. Los cálculos de sus principales empresas indican que el 80% de las personas a las que les desagrada planchar recurren a ellos. Curiosamente, los dos meses de febrero que pasamos han sido de los peores, pero ya se nota el despegue de marzo de nuevo. Aquí, poco a poco se nota un incremento en el uso de este tipo de prestación”.
De hecho, es una de las nuevas ofertas que incluyen algunas tintorerías, como salida a su crisis de negocio. El perfil del usuario oscila desde hombres o mujeres que trabajan y viven solos o en pareja sin hijos, hasta familias numerosas y personas mayores. La frecuencia de demanda suele ser quincenal y el plazo de entrega de las empresas acostumbra a estar en 48 horas, con opción rápida a cambio de un extra en el coste –en Planchic, por ejemplo, ofrecen un servicio express de 45 minutos por 2 euros de recargo, y un planchado en tienda con entrega en 24 horas- .
En cuanto al precio, los pantalones tienen un coste medio de unos 2 euros, las camisas entre 2 y 3 euros. Algo más los manteles. Las americanas y abrigos entre 3,50 y 4 euros y los paños de cocina y toallas pequeñas simpre menos de uno.
Un truco
“En Planchic tratamos de hacer un trabajo divulgativo, de crear conciencia, a través de nuestro blog, participando en eventos o con alianzas sostenibles como con Bluemove Carsharing. Estamos convencidos de que mucha gente que aún no lleva a cabo un consumo responsable ni es ecológica en sus hábitos quiere serlo pero desconoce cómo porque carece de información”.
“Por ejemplo, nosotros cuidamos en el planchado las prendas que nos traen, pero el estado de la ropa depende bastante del trato que reciba al lavarse”, dicen. Uno de los problemas se encuentra en el abuso de detergentes y suavizantes. Un substituto barato y ecológico es el bicarbonato sódico -del que se declaran fans-, que entre sus múltiples usos incluye el de suavizar la colada. Se añade ¼ de taza a una mínima cantidad de detergente en el cajón de la lavadora y aumenta la limpieza, blanquea, desodoriza y acondiciona.