Los que la han visto aseguran que no hay nada más bello en la naturaleza. Un consejo: olvídate de la cámara de fotos y abre bien los ojos para disfrutar de este momento que se te quedará grabado. El espectáculo de las auroras boreales puso el broche de oro a la expedición universitaria Polar Raid 2015. “Fue lo que le faltaba al viaje para ponerle un 10”, asegura Elena Alonso, una de las participantes.
Esta Semana Santa unos 60 jóvenes, entre estudiantes universitarios, posgraduados y docentes cruzaron el Círculo Polar Ártico en busca de la aurora boreal. Durante ocho días este intrépido grupo recorrió los parajes europeos más salvajes, atravesando Finlandia, Noruega y Laponia hasta alcanzar el mítico Cabo Norte, desde el que se contempla la inmensidad del Océano Ártico. Esta expedición universitaria, organizada por la Asociación Regiones Polares con el apoyo de Universia, se creó hace tres años con el objetivo de acercar este tipo de expediciones al mundo universitario.
Acostumbrado a las nevadas y al viento cambiante la jubilación no le quitó las ganas de aventura a José María Jayme Bravo. Este coronel de infantería que creó el Grupo Militar de Alta Montaña y trabajó en la logística y la seguridad en las dos bases españolas en la Antártida aprovechó su jubilación anticipada para seguir su aventura. Esta vez, acompañando a jóvenes universitarios, docentes, investigadores hacia el Círculo Polar Ártico. “Polar Raid no es una competición”, deja claro Jayme que explica que el objetivo de este viaje es ofrecer vivencias únicas, etapa a etapa.
Libertad con tres capas de pantalones
Este viaje estructurado en etapas busca que los estudiantes se impliquen desde el principio. Son ellos los que tienen que buscar y comprar los vuelos de ida y vuelta hasta Rovaniemi, capital de Laponia. En la página web de la expedición se dan claves y consejos para preparar el viaje como cuándo comprar los billetes y qué ropa llevar y dónde comprarla. Con botas de trekking impermeables y tres capas de pantalones se moverán durante ocho días con libertad por el Ártico ya que este viaje da autonomía a los grupos siempre y cuando lleguen a la siguiente etapa.
Las etapas se realizan en grupos fomentando así el trabajo colectivo. Cuando se apuntan “deben formar un equipo de unas cuatro personas ya que es el número ideal para manejar los coches” con los que conducirán por carreteras y caminos repletos de nieve, explica José María Jayme. La organización se encarga de ajustar los grupos porque muchos estudiantes viajan solos o en parejas.
Contando los billetes, el alquiler del coche, la gasolina y la cuota de inscripción, 390 euros, este aventurero viaje asciende a unos 1.300 euros. La organización busca patrocinador para poder becar a varios jóvenes por edición, ya que por ahora son ellos los que buscan becas y ayudas para poder disfrutar de este periplo que comienza y termina en Rovaniemi.
En cada etapa se ofrecen infinidad de actividades que van desde excursiones con raquetas y motos de nieve, cómo se hace un iglú, cómo se pesca… Asimismo se realizan visitas a centros educativos y culturales dónde descubrir la cultura de los samis, pueblo indígena del norte de Noruega. Esta mezcla de actividades deportivas y culturales brinda la oportunidad de lograr dos créditos universitarios.
Una de las cosas que más le gustó a Doris Pérez, de 23 años y estudiante del último curso de Antropología, fue conocer la cultura sami. Aunque había leído sobre ellos antes del viaje allí descubrió su lengua, el canto yoik, cómo hacen el pastoreo de renos y cómo pescan. “Es una cultura que está muy protegida en Noruega y Finlandia. A pesar de que es muy tradicional la mantienen muy viva”, cuenta.
Tú, frente al infinito blanco
Elena Alonso, agrónoma de 27 años, es una apasionada del mundo de la nieve, así que este viaje lo tenía que hacer una vez en su vida. Le encantó la libertad de la organización ya que así pudo disfrutar de esos “paisajes increíbles” haciendo más rutas a pie. “Vas con el coche y ves lagos inmensos en los que no ves el final, estás tú frente al infinito blanco”, rememora esta joven que no dudará en repetir próximas expediciones.
Por su parte, José Antonio Díaz, que estudia un Máster de biotecnología biomédica en Valencia, destaca el contraste entre ese paraje gélido, blanco y frío con el calor de la gente que se encontraron en el recorrido y la de sus compañeros. Aunque él no se puede quejar de su forma física, reconoce que la energía de los compañeros y del lugar te empuja a lograr el punto final del viaje, Cabo Norte. Después de dormir en un campamento polar, en tiendas tipi, les quedaban aún tres horas caminando con raquetas sobre la nieve para alcanzar el Cabo Norte, reto que llevaron a cabo más del 80% de los participantes.
En busca de las auroras australes
Con la Polar Raid 2015 recién terminada y los pies acostumbrándose de nuevo al asfalto Jayme nos desvela que están preparando la Polar Raid Polo Sur 2016 que recorrerá Chile y Argentina hasta llegar al Faro del Fin del Mundo, en condiciones invernales. Pero, antes de ir a buscar las auroras australes este aventurero se llevará este verano a quiénes quieran acompañarlo a recorrer Islandia, dónde el dicho popular dice “si no te gusta el tiempo que hace espera 10 minutos que seguro que cambia”.