Los riñones son una parte muy importante de nuestro cuerpo. Se trata de dos órganos, con una forma peculiar de judía, que se encuentran ubicados justo debajo de la caja torácica, uno a cada lado de la columna vertebral. Los riñones son los encargados de eliminar los productos de desecho, los medicamentos y las toxinas a través de la orina y además producen un factor anti-envejecimiento llamado Klotho, activan la vitamina D y combaten la anemia produciendo EPO.
Cuando están sanos, por tanto, nos ayudan a ejercer funciones tan importantes como regular la presión arterial, eliminar los desechos y el agua. Además, retrasan el envejecimiento, le indican al cuerpo que produzca glóbulos rojos y ayudan a regular el crecimiento en los niños. Pero, en el momento en el que los riñones dejan de funcionar como tendrían que hacerlo, hablamos de enfermedad renal que evoluciona a enfermedad renal crónica cuando la función renal empeora lentamente con el tiempo.
Se calcula que una de cada diez personas puede sufrir enfermedad renal crónica, sobre todo personas mayores (la mitad de los mayores de 75 años sufren esta patología). En 2010, y de acuerdo con los datos del estudio EPIRCE, la enfermedad renal crónica afectaba ya a un 10% de la población adulta española y a más del 20% de los mayores de 60 años.
De mantenerse las cifras actuales, para el año 2040 esta enfermedad podría llegar a convertirse en la quinta causa de muerte en todo el mundo. Uno de los problemas añadidos con los que se enfrenta esta enfermedad es que, tal como reconoce la Sociedad Española de Nefrología (SEN), está infradiagnosticada.
La importancia de detectar de forma precoz la enfermedad renal
Cuando hablamos de salud siempre es importante impulsar una cultura de prevención. Y cuando lo hacemos de la enfermedad renal, todavía lo es más. A menudo los expertos se refieren a ella como una “enfermedad silenciosa” porque apenas suele presentar síntomas. Y, cuando lo hace, significa que ya está en un estado avanzado. A partir de aquí, en la mayoría de los casos solo queda como tratamiento la diálisis o un trasplante, reconoce la Federación Nacional de Asociaciones para la Lucha contra las Enfermedades del Riñón.
De ahí que sea tan importante conseguir un diagnóstico temprano. Esto es precisamente una de las prioridades y objetivos del Programa de Prevención de la Enfermedad Renal Crónica Avanzada (ERCA), desarrollado por la Fundación Jiménez Díaz e impulsado desde su Unidad de Continuidad Asistencial y puesto en marcho junto con los hospitales universitarios Rey Juan Carlos, Infanta Elena y General de Villalba, todos ellos pertenecientes a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid.
“En estadios iniciales es una patología asintomática y, cuando aparecen los síntomas, en fases ya muy avanzadas, estos son inespecíficos”, reconocen los responsables de esta iniciativa.
Aunque, tras el diagnóstico, esta enfermedad no suele tener cura, “sí se puede ralentizar su progreso”, admiten los nefrólogos. El objetivo, reconocen, es “evitar la diálisis, que sustituye la función de los riñones” y retrasar el envejecimiento. En España hay unas 64.000 personas en tratamiento con diálisis o trasplante. Pero, gracias a la introducción de la Inteligencia Artificial en el campo de la nefrología y al desarrollo en particular de la aplicación Big Data, los expertos pueden identificar a los pacientes con alto riesgo de sufrir enfermedad renal crónica y adelantar este tratamiento.
Una de las pistas, según los investigadores, la da la creatinina en sangre ya que esta se elimina por los riñones; pero, cuando no funcionan correctamente, sus niveles suben, lo que indica que hay un problema. Además de la diálisis, otra consecuencia, menos conocido pero no por ello menos grave, es un alto riesgo de muerte prematura a causa de la acumulación de toxinas y la no producción de Klotho, una hormona antienvejecimiento.
El programa de la Fundación Jiménez Díaz, primer hospital del mundo en obtener la EFQM Global Award, Premio a la Excelencia en Gestión de mayor prestigio internacional, también pretende aumentar la concienciación sobre la enfermedad ya que todavía existe mucho desconocimiento sobre ella. Precisamente para revertir esta situación, desde esta Fundación se proporcionan una serie de vídeos informativos en los que el Doctor Alberto Ortiz, jefe del Servicio de Nefrología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, explica aspectos sobre cuál es la función de los riñones, qué podemos hacer para mantenerlos sanos, por qué se dañan y cuáles son las consecuencias.
Cuál es la relación entre enfermedad renal y la COVID
Desde el inicio de la pandemia han sido numerosas las investigaciones que intentan aportar un poco de luz sobre cómo funciona la enfermedad. Se ha demostrado, por ejemplo, que la enfermedad renal crónica avanzada es el factor de riesgo más frecuente en las personas que han sufrido el virus de forma severa y el que incrementa más la probabilidad de infección grave, después de la edad avanzada.
Lo demuestran investigaciones como el estudio OpenSAFELY, realizado con más de 17 millones de pacientes, que incluye la enfermedad renal crónica como una de las comorbilidades que aumentan el riesgo de mortalidad en pacientes con el virus de la covid-19.
“Hemos descubierto la influencia de algunas proteínas que facilitan la entrada del virus en las células”, reconoce también la doctora María Dolores Sánchez Niño, experta del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz y de la Universidad Autónoma de Madrid y que lidera un proyecto que acaba de ser ganador en los V Premios Jóvenes Investigadores de la Fundación AstraZeneca.
El trabajo, que busca determinar los motivos por los que la enfermedad renal es la patología que más aumenta la probabilidad de muerte por coronavirus, trabaja en el diseño de fármacos y su “eficacia in vitro con células renales y, después, in vivo con ratones”, admite Sánchez Niño.