No bajar la guardia y romper el silencio, la mejor respuesta a la epidemia del sida

Mercè Palau

Hace 41 años, en 1981, se confirmaban, aunque entonces aún no se sabía, los primeros casos de personas con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), que ataca el sistema inmunitario y debilita las defensas contra muchas infecciones. Empezaba entonces un largo y duro camino en la lucha contra esta enfermedad. Una batalla que aún no ha terminado y que, pese a los importantes avances conseguidos, sigue siendo uno de los mayores problemas para la salud pública mundial, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Este año 2022 el eslogan del Día Mundial del SIDA, que se celebra el 1 de diciembre, es tan o más claro que siempre. Bajo el lema Igualdad ya!, desde la Agencia de las Naciones Unidas para la lucha contra el VIH, Onusida, instan a acabar con las desigualdades que aún perduran y perpetúan la pandemia de sida. Esta llamada a la acción, como reconocen sus responsables, persigue poner fin a esta enfermedad de la mano de mayores servicios para el tratamiento y prevención y de garantizar el intercambio de tecnología para que todo el mundo tenga acceso a los mismos servicios. 

Los datos no son nada alentadores. Al menos los del último informe de Onusida, la autoridad mundial en la materia, que este pasado verano actualizaba los datos de su informe anual y concluía que, en el último año, unas 650.000 personas murieron por el virus y unas 1,5 millones se contagiaron. Unas cifras, de las peores desde 2016, que se deben en buena parte a la pandemia de COVID vivida recientemente, pero también al hecho de que se ha bajado la guardia frente a esta patología y otras enfermedades de transmisión sexual (ITS). En España, hay entre 130.000 y 170.000 personas con el VIH. 

Si no se consigue revertir esta situación, los objetivos marcados para 2030 en la Declaración política sobre el VIH y el sida, es decir, abordar las desigualdades para poner fin a la pandemia de sida, parecen poco factibles. Los datos del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH reflejan que las infecciones y muertes no disminuyen. Pero, incluso pese a todas estas malas previsiones, aún queda espacio para las buenas noticias.

Acciones para la esperanza 

Poner fin al sida es posible, pero solo si se cuenta con acciones eficaces como las que ha puesto en marcha la Fundación Jiménez Díaz, que aúna esfuerzos para prevenir el VIH y concienciar sobre las infecciones de transmisión sexual. Y como enfatiza el Doctor Miguel Górgolas, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Fundación Jiménez Díaz, las prioridades para frenar el avance del VIH son “diagnosticar y tratar lo antes posible, aunar esfuerzos para atender, acompañar y mejorar la calidad de vida y, lo más importante, prevenir”. 

Por tanto, las iniciativas van justamente en estas direcciones. La aportación en este ámbito es doble, como el Curso de Actualización en Infección VIH 2022 o la puesta en marcha de un innovador servicio de prevención y atención integral de enfermedades infecciosas con acceso sencillo, rápido y confidencial. 

Como ha reconocido el doctor Górgolas, una de las principales premisas para cualquier tipo de infección de transmisión sexual (ITS) es la prevención, algo que parece sencillo con el uso del preservativo, pero que sin embargo no está consolidado. Educación, información y divulgación continúan siendo indispensables para dar visibilidad a este tipo de enfermedades devastadoras que pueden prevenirse. 

Más innovadoras son las acciones que se han centrado en la búsqueda de una vacuna preventiva y la implementación de la profilaxis preexposición (PrEP), una herramienta que tiene como población diana las personas seronegativas expuestas a contraer esta infección a través de relaciones sexuales o el uso de drogas inyectables. La medida consiste en la toma diaria de un medicamento para reducir el riesgo de contraer la infección —eficaz en más de un 85%— y la clave es anticiparse a posibles nuevas infecciones; en caso de no conseguirlo, la consulta permite diagnosticarlas pronto y, por tanto, también tratarlas cuanto antes.

Esta iniciativa, sin embargo, “no evita el contagio de otras enfermedades venéreas”, advierte la Doctora Irene Carrillo, especialista del Departamento de Enfermedades Infecciosas del hospital, por lo que de nuevo se hace hincapié en la importancia del uso del preservativo, el método más seguro para prevenir cualquier infección de transmisión sexual

Un uso, el del preservativo, que responde al mensaje que los expertos insisten en que llegue a todo el mundo: mantener la alerta y no bajar la guardia. Porque, tal como advierte la Doctora Beatriz Álvarez, Médico Adjunto del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, cualquier persona, independientemente de la edad y el sexo, “puede padecer esta infección”. 

Detección, atención y acompañamiento 

Si, como demuestran los datos, el mensaje de la prevención no impide los contagios, otras estrategias deben brindar atención a todo aquel que lo necesita. El hospital madrileño apuesta por la consulta llamada Checkpoint Madrid donde “se lleva a cabo el cribado de las distintas ITS, se ofrecen distintos métodos de prevención y se atiende de manera multidisciplinar a los pacientes con infección por VIH”, explica la Doctora Carrillo. 

Los expertos aúnan esfuerzos para evaluar, de forma individualizada, todos y cada uno de los casos, a través de una consulta médica presencial, test rápido de VIH presencial en menos de 10 minutos, analítica general, medicación para seis meses, entrega de resultados e informe médico mediante atención no presencial y diálogo web con el especialista durante 40 días desde el inicio del tratamiento. 

Un tratamiento que tiene en la terapia antirretroviral, es decir, en la combinación de dos o tres medicamentos que impiden la replicación del VIH, una de las mejores aliadas. Para el Doctor Miguel Górgolas, este tipo de terapia “actúa sobre distintas dianas del ciclo viral y permite la supresión completa de su multiplicación”. Cuanto más pronto se empiece, mejor. Lo dicen numerosas investigaciones, como la realizada por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas estadounidense (NIH), según la cual, empezar el tratamiento antirretroviral tan pronto como sea posible, cuando el sistema inmunitario es más fuerte, da mejores resultados a largo plazo.