La diabetes, una enfermedad crónica que afecta a casi un 15% de la población española, produce un aumento de los niveles de glucosa en la sangre. Puede ocurrir que se produzca escasez o ausencia de secreción de insulina, la hormona que segrega el páncreas y que ayuda a que la glucosa de los alimentos entre en las células para darles energía. Si no hay suficiente insulina, la glucosa persiste en la sangre y, con el tiempo y un mal control metabólico, pueden aparecer problemas de salud. El pie diabético es uno de ellos, además de la diabetes tipo dos y la resistencia a la insulina.
Qué es el pie diabético y cuál es su prevalencia
Los pies de una persona que sufre diabetes son el punto de diana de alteraciones que provoca la misma enfermedad, es un pie de riesgo que debe controlarse. Hablamos de una alteración clínica provocada por la hiperglucemia —azúcar alto— mantenida que, en algunos casos, puede llegar a desencadenar lesión y ulceración del pie. La úlcera típica del pie diabético, la neuropatía, está provocada por la pérdida de sensibilidad y aparece en personas con diabetes de larga duración o cuando esta no recibe un adecuado control.
Se calcula que la prevalencia de pie diabético debido a la diabetes mellitus se sitúa entre el 1,3% y el 4,8% en todo el mundo. Como explica la Doctora Ana Begoña Arribas Díaz, médico adjunto del Servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz y especialista de su Unidad de Pie Diabético, “alrededor del 15% de los pacientes diabéticos tendrá úlceras en las extremidades inferiores en el transcurso de la enfermedad, y el riesgo de sufrir amputación es de ocho a 15 veces superior en las personas diabéticas que en las que no tienen la enfermedad”.
Es más, tras una amputación, el riesgo de sufrir una nueva úlcera o amputación en la extremidad restante “es del 50% a los 2-5 años”, reconoce la experta.
El mejor tratamiento: una buena prevención
Debido a la rápida progresión que puede tener un simple rasguño inicial, que puede derivar como hemos comentado en un problema mayor, la intervención urgente es clave para evitar demoras innecesarias que conducen a problemas más serios como amputaciones.
Esto se traduce en la necesidad de que las personas con diabetes reciban educación sobre el autocuidado de los pies, que debe conocer aspectos sobre cómo debe hacerse la higiene y la hidratación de los pies, cómo cortarse las uñas, por qué evitar la exposición a temperaturas extremas o qué calzado es el más adecuado.
¿Qué debe controlar una persona con diabetes? La autoinspección diaria de los pies es clave para detectar cambios de color y aspecto del pie, como enrojecimiento, palidez o inflamación; pérdida de sensibilidad; cambios de temperatura o en el estado de la piel y las uñas, así como la aparición de zonas rugosas o escamosas y ulceraciones. Ante cualquier signo sospechoso, es preciso acudir de inmediato al médico porque pueden alertar sobre el inicio del pie diabético.
En este sentido, y con el fin de dar respuesta a estas y otras necesidades, la Fundación Jiménez Díaz cuenta con herramientas como la e-consulta específica de pie diabético que permite a los profesionales del centro de salud “hacer teleconsultas de sus pacientes con esta patología, que pueden enviar fotos de las lesiones, con respuesta de los especialistas de la Unidad en menos de 72 horas”, admite el Doctor Óscar Gómez, director de Continuidad de Asistencial del hospital.
El control de la glucosa, la revisión diaria de los pies en busca de signos como cortes o ampollas y revisiones médicas regulares son claves para prevenir el pie diabético.
Pie diabético, una patología que requiere un abordaje multidisciplinar
El pie diabético es, como hemos visto, un marcador de morbimortalidad, de ahí que la valoración del paciente, de su enfermedad y comorbilidades, y de los programas de detección y prevención, sean claves a la hora de abordar esta patología.
El control periódico por parte de un equipo multidisciplinar consigue reducir la aparición de lesiones en los pies, algo que priorizan en la Unidad de Pie Diabético, donde siguen el “abordaje basado en el toe and flow, que involucra a un podólogo y a un cirujano vascular y que permite una valoración precoz de cualquier úlcera del pie diabético”, explica la Doctora Arribas Díaz.
El abordaje por parte de varios expertos reduce muchos de los problemas asociados al pie diabético. Lo demuestran estudios como este publicado en Journal of Vascular Surgery que revela que este tipo atención reduce en un 94% las amputaciones mayores, gracias a la intervención en el control de la glucemia, el tratamiento local de las heridas, las enfermedades vasculares y las infecciones de forma coordinada entre los distintos especialistas.
El paciente se convierte en el centro y alrededor de él giran los expertos en especialidades como la nutrición, la endocrinología, la traumatología y la podología, la cirugía vascular y los cuidados de enfermería. Este abordaje multidisciplinar es el que garantiza un correcto tratamiento del pie diabético.