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¿Quieres un coche eléctrico pero no sabes si es la mejor opción? Aquí tienes las claves para disipar dudas

Coche eléctrico en un punto de carga

Tomás Muñoz

Pese a los esfuerzos de la Unión Europea, el Gobierno de España y la industria del automóvil, la penetración del coche eléctrico continúa siendo relativamente baja en nuestro país. De hecho, los datos manejados por Eurostat, revelan que se encuentra a la cola del Viejo Continente, con una cuota del 5% — del 10%, si se incluyen los híbridos— . Así, la flota de 100% eléctricos superaría la barrera de las 150.000 unidades circulando por las carreteras españolas —dependiendo de la fuente consultada— aunque existen inventarios que sitúan la cifra cerca de las 200.000. En cualquiera de los casos, muy lejos de los objetivos gubernamentales de 5,5 millones con que se pretendía contar en el año 2030.

Y es que, según un informe elaborado por Deloitte, los usuarios españoles aún prefieren la tecnología de combustión, lo que refleja cómo se percibe realmente el mercado y evidencia la existencia de barreras psicológicas —que se suman a las económicas— a la hora de apostar por un vehículo totalmente verde. La mayoría de ellas están relacionadas con la autonomía o los puntos de recarga, aunque los estudios indican que se trata, en muchas ocasiones, de creencias erróneas. Y existen datos que desmienten estas falsas consideraciones. Por ejemplo, la tecnología actual ya supera los 500 kilómetros de funcionamiento continuado — en varios modelos la cifra asciende a más de 700— , mientras que la red existente de estaciones —con unos 32.000 puntos públicos— tiene solamente un uso medio del 6,3%, según las Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE).

Desde esta organización también se concreta que el número de puntos de recarga de acceso público operativos creció un 40% en el primer trimestre de 2024, lo que revela un esfuerzo para mejorar la infraestructura. En total, entre enero y marzo se pusieron en marcha 1.850 nuevas estaciones y, en opinión de AEDIVE, “existe una infraestructura de recarga pública adecuada para el parque vehículos eléctricos”. En España, un 34% de los puntos son de alta potencia —más de 22 kW— , con un crecimiento en los ultrarrápidos — más de 50 kW— . Este crecimiento está acompañado por los planes estratégicos de los 45 operadores de puntos de recarga. Eso sí, la red se distribuye de forma desigual por el territorio, con Cataluña, Madrid y Andalucía a la cabeza.

Pese a los hándicaps y las creencias populares, desde el sector se considera positivo el paulatino cambio que se está produciendo gracias a las políticas públicas. La cuota de vehículos electrificados continúa avanzando significativamente, lo que repercute en las fábricas automotrices, que se están adaptando para incluir modelos electrificados en sus líneas de producción. Este cambio estructural puede tener —subrayan desde la patronal— implicaciones económicas y de empleo. Al margen de la infraestructura y la educación del consumidor, la clave parece estar en identificar las barreras actuales para aprovechar la oportunidad de innovación y desarrollo que presenta el momento.

¿Cuál es la postura del usuario?

Un reciente estudio de McKinsey confirma que el público oscila entre el entusiasmo y el escepticismo, pero solamente “el 29% de los usuarios retornaría a un coche de combustión”, aunque la cifra varía mucho dependiendo del país. Entre las barreras apuntadas por los conductores se encuentran la “baja familiaridad con la tecnología” y el “elevado coste”. Del primer elemento, el texto recoge que “más del 25% de los escépticos tienen preocupaciones sobre la autonomía o la infraestructura de carga”. Asimismo, especifica que el perfil de comprador actual es “joven, urbano y con altos ingresos”, conocimiento que permite segmentar el mercado y orientar estrategias de marketing y políticas de incentivos

En relación al esfuerzo económico, “un 27% de los consumidores europeos están dispuestos a considerar una marca de vehículo eléctrico china en el futuro”, según el trabajo de McKinsey. No obstante, es necesario tener en cuenta que tanto las autoridades de la UE, como las de Estados Unidos, se afanan en que la producción eléctrica sea nacional. Si bien traer coches eléctricos fabricados en China podría resultar el factor determinante para que sus precios se desplomaran, la reciente postura occidental a ambos lados del atlántico ha sido la de limitar esta penetración: desde Norteamérica se gravará un 100% a los coches que procedan del gigante asiático, mientras que en Europa se impondrán aranceles extra que podrían alcanzar el 38%.

¿Es la mejor opción para reducir emisiones?

Desde el entorno académico también se elogia al vehículo eléctrico como gran apuesta de futuro. Tanto es así que el IESE Business School de la Universidad de Navarra (UNAV) considera que es la propuesta más eficiente en lo que a conversión de energía se refiere. No hay que olvidar que el objetivo es reducir las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero. Pero esta institución enumera otros puntos fuertes del coche 100% eléctrico, tales como que “disponen de un mayor espacio para pasajeros, permiten una mayor creatividad en sus diseños, integran la electrónica y el software, y son menos ruidosos”. Desde este centro universitario recuerdan que “muchos conductores que han probado los vehículos eléctricos no volverían a los coches tradicionales”.

Al mismo tiempo, el eléctrico también es la apuesta más firme de la Agencia Europea del Medioambiente —EEA, por sus siglas en inglés— en lo que a movilidad y transporte se refiere. En una publicación del pasado mes de junio, la entidad resalta que “se espera que la producción de estos vehículos sea más eficiente con el tiempo” y que, a su vez, “la generación de electricidad sea más limpia, lo que podría reducir las emisiones en un 73% para 2050”. Además, aporta un dato optimista de cara al futuro: “En 2023, los coches eléctricos representaron el 23,6% de las nuevas matriculaciones en Europa”.

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