Cómo evitar el abandono escolar y dar vida a un sector sin relevo generacional

Casi uno de cada cinco alumnos deja de estudiar antes de empezar bachillerato. Así lo recogen los datos publicados por Eurostat, según los cuales, en España el abandono escolar temprano es del 17,3%, frente al 10,6% de media en el resto de Europa. Por eso, la Fundación Mutua Madrileña junto a la Fundación Exit y a Agremia (la Asociación de Empresas del Sector de las Instalaciones y la Energía), tratan de poner solución a este problema. 

Jóvenes Profesionales II es una iniciativa que surge con una doble intención. Por un lado, evitar el abandono escolar en jóvenes en riesgo de exclusión social, por otro, crear profesionales y atraer talento a empresas con necesidad de trabajadores manuales cualificados. En esta edición, al acabar el curso, los alumnos tendrán el título de ​​técnicos en instalaciones de energías del hogar. 

Dos de cada cinco jóvenes de menos de 25 años, también según Eurostat, no tiene trabajo. Y, sin embargo, el sector de las instalaciones energéticas está en auge. Prácticamente no contempla paro, pero se enfrenta a la paradoja de no tener un relevo generacional, los profesionales se jubilan y no hay jóvenes suficientes para dedicarse a ello. 

La iniciativa acaba de recibir el premio a la mejor práctica en inclusión laboral Premios de Diversidad, Equidad e Inclusión (De&I) otorgados por la Fundación Adecco y el Club de Excelencia en Sostenibilidad.

Cada año, Jóvenes Profesionales II ofrece 500 horas de formación en fontanería y en reconversión de sistemas de calefacción en viviendas y edificios, a un grupo de chicos y chicas de entre 18 y 25 años en la Escuela Técnica de Instaladores de Agremia. Una iniciativa que, según Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, permite “seguir ofreciendo oportunidades de entrar en el mundo laboral a jóvenes que han quedado descolgados por un abandono escolar temprano”, afirma.

Los alumnos tendrán 160 horas de prácticas en centros de trabajo. Entre los jóvenes que han realizado el curso este año se encuentra Bamba. Tiene 24 años y llegó de Senegal hace un año y medio. Para él, la parte práctica es especialmente importante: “En las prácticas tengo la oportunidad de seguir aprendiendo y yo sigo estudiando el idioma para hablar perfectamente, sobre todo si trabajo de cara al cliente”.

“El año pasado trabajé en la construcción”, explica Bamba, que aspira poder llegar a emprender: “Este curso es muy bueno para los jóvenes, porque querría tener mi propio negocio y ser autónomo”. “Este programa formativo es una oportunidad única para que los jóvenes conozcan el sector de las instalaciones y la energía, que se caracteriza por su alta empleabilidad y sus buenas perspectivas de futuro”, explica Inmaculada Peiró, directora general de Agremia.

Por otro lado, se trata de asegurar que estos jóvenes puedan realizar el curso con cierta tranquilidad económica. Por eso, además de la formación, el programa otorga una beca para que los estudiantes puedan costear los gastos derivados de sus estudios y prácticas. 

Una forma de ayudar tanto a los estudiantes como a las empresas, que ya funcionó entre 2011 y 2018. En esos años, las fundaciones Mutua Madrileña y EXIT formaron a 96 jóvenes en reparación de carrocería de vehículos con la ayuda de la Asociación de Talleres de Madrid (Asetra) y los resultados educativos y de empleabilidad fueron muy buenos: el 95% de los estudiantes finalizaron su formación y el 65% entró en el mercado laboral gracias al programa.

Este año, tras un proceso de selección, los  candidatos empezaron su formación en Madrid. 

Los alumnos de esta edición coinciden: lo más difícil del proceso de selección han sido las matemáticas. “Al principio del curso me costaba la teoría, pero ahora ya lo he pillado. Cuando termine esto me apuntaré al instituto a terminarlo”, comenta Junior que, con solo 18 años, es el más joven del grupo y dejó la educación secundaria en el primer curso. 

Said, marroquí de 21 años, lleva tres en España, como sus compañeros, también se atascó en matemáticas: “He tenido que hacer un refuerzo en matemáticas, pero ahora ya me siento más seguro. He suspendido una pero hoy he hecho la recuperación”. 

A muchos de ellos la formación les ha abierto una ventana de posibilidades. Como a Álvaro, un soldado que necesitaba la formación para ascender en el Ejército y ahora se replantea si dedicarse a la fontanería. 

De esta segunda promoción, nueve alumnos han llegado al final de la formación y comienzan ahora las prácticas en empresas. “Yo tengo ya prácticas, pero ahora lo importante es que me contraten”, afirma Said, que asegura que del curso se lleva algo más que conocimientos: “No conocía a nadie de los chicos del curso. Son muy majos y nos llevamos muy bien todos. He hecho amigos y no sé si futuros socios”.