Cuando se dispuso a desarrollar el nuevo Toyota C-HR, varias ideas aparecían marcadas en rojo en la hoja de trabajo del Ingeniero Jefe Hiroyuki Koba. Todas ellas encajaban con el deseo del Presidente y CEO de Toyota, Akio Toyoda, de conseguir diseños más originales y un mayor placer de conducción mediante dos consignas básicas: libertad estilística y creatividad técnica.
Hiro Koba hizo suyas estas directrices al tiempo que tomaba el pulso al sentir de los potenciales clientes del nuevo crossover, personas guiadas por criterios emocionales que están orgullosas de su individualidad y valoran ser las primeras en probar nuevos productos y experiencias, usuarios en suma que ponen por encima de todo la calidad y el estilo.
El ingeniero jefe del C-HR anotó a conciencia las conclusiones extraídas de las reuniones y conversaciones con esos clientes para fijar los requisitos irrenunciables del nuevo modelo, y colocó muy alto el listón en lo referente a calidad percibida y diseño, terreno éste en el que colaboró de forma estrecha con Kazuhiko Isawa, el responsable de las líneas exteriores e interiores del vehículo.
Consciente de que muchos de los posibles compradores del C-HR barajarían también opciones del segmento premium, así como de la necesidad de adaptar la dinámica del modelo a las exigencias europeas, Koba recorrió miles de kilómetros por carreteras del Viejo Continente con el fin de conocer tanto la red viaria como el modo de conducir de sus usuarios.
“He notado, por ejemplo, que los europeos tienen un estilo de conducción mucho más fluido, basado en una observación más precisa del tráfico –observó el ingeniero–. Evitan los obstáculos simplemente adaptando la trayectoria y velocidad, e intentan mantener la velocidad para circular de forma eficiente, mientras que en otras partes del mundo la opción preferente suele ser detenerse. Por eso hemos colaborado con nuestro equipo europeo para mejorar la precisión de la conducción en todos los aspectos del vehículo. Queríamos alcanzar unas prestaciones a la par con un buen vehículo del segmento C”.
Fruto de las indicaciones de Hiro Koba, el nuevo C-HR se dotó de todo lo necesario para garantizar una respuesta inmediata y natural a las acciones del conductor. ‘Respuesta, linealidad y consistencia’ eran los tres principios impuestos por el Ingeniero Jefe, que intervino en las principales valoraciones y decisiones en materia de dinámica del coche.
Nadie mejor para hacerlo que un auténtico enamorado de la competición. Koba compite en su Japón natal en la Suzuka Club Man Race, participó en los test del C-HR en Nürburgring y, cada vez que visita un país, no pierde ocasión de conocer algún circuito, como hizo en el Jarama a bordo del Toyota GT86.
En su vocabulario, ‘Respuesta’ es la necesidad de que el vehículo reaccione de inmediato a las indicaciones del conductor. ‘Linealidad’ significa que esa respuesta debe ir aumentando gradualmente, en sintonía con lo que el conductor exige a través del volante. Por último, con ‘Consistencia’ alude a una reacción del coche siempre predecible, independientemente de la velocidad o las circunstancias.
Koba está convencido de que si se aseguran esos tres principios, el vehículo puede inspirar confianza de verdad, y permitir disfrutar aún más al volante. La nueva plataforma global TNGA que ha servido de base al C-HR ha permitido cumplir con su exigencia de “no comprometer el diseño ni el rendimiento de la conducción” para hacer del nuevo crossover de Toyota un modelo que no solo enamora por su estética rompedora sino que convence, y mucho, por su dinámica.