La historia política española a través de edificios emblemáticos

A. Ochando

En cada rincón, la arquitectura ha dejado huella durante siglos y ha tomado un importante protagonismo en los anales de la historia. El que recorre el territorio peninsular, recorre historia de España. Una historia que nos ha llevado por muchas etapas: monarquías, imperios, repúblicas…Y también por momentos trascendentales que han tenido que ver con guerras, tratados de paz, acuerdos territoriales o nombramientos. Episodios que marcaron un antes y un después y que siguen estando presentes a través de muchos edificios de prolífico pasado, que hoy forman parte de nuestro patrimonio: los Paradores. España alberga una red sinigual de estos edificios. Muchos de ellos,en su origen, tenían un uso distinto —monasterios, hospitales, albergues de peregrinos, etc.— al que ahora se les ha dado. Sin embargo, estos usos han sido clave para gran parte de las páginas de los libros de historia. Hoy os mostramos el bagaje histórico y la relevancia de los hechos acontecidos en algunas de estas edificaciones.

El enclave que marcaría el inicio de la democracia española

Si historia y Paradores van de la mano, la sierra de Gredos supone la primera unión de esta relación. El espacio natural de Gredos fue el elegido, hace casi un siglo, en 1928, por el rey Alfonso XIII para ubicar el primer Parador de una red que pronto llegaría a todo el país. Como pionero, simboliza a la perfección la apuesta de la Red desde sus inicios por erigir hoteles en enclaves naturales únicos. El edificio fue levantado a partir de elementos trasladados de la casa señorial de Villacastín, configurando un acogedor edificio de piedra y pizarra.

A pesar de ser el primero de muchos, este Parador tiene un espacio único en las páginas de los libros de la historia de España. Fue un símbolo de la transformación de un país, ya que dentro de sus paredes se firmó el primer borrador de la Constitución Española, la primera democrática desde 1939. En marzo de 1978, cuando la redacción de la Carta Magna parecía haberse atascado y no se atisbaba la conjunción idónea de los pilares de la democracia española, siete jóvenes políticos de la Comisión de Asuntos Constitucionales, decidieron buscar sosiego y discreción para intentar paliar las diferencias entre los negociadores y llegar a un consenso. Miguel Herrero Rodríguez de Miñón, Gabriel Cisneros Laborda, José Pedro Pérez Llorca, Gregorio Peces Barba, Manuel Fraga Iribarne, Jordi Sole Tura y Miquel Roca Junyent dieron un paso adelante y se aislaron de la vorágine, el desacuerdo y la polémica para encontrar el acuerdo y la inspiración en este refugio de la sierra abulense. Tras una semana de reflexión, donde no faltaron el encuentro y el desencuentro, el consenso llegó de la mano del único testigo, el Pico de Almanzor, que se colaba por la ventana del Salón del Silencio, ahora conocido como Salón de los Ponentes.

El Parador de Gredos es pionero de la Red, pero también el primer pilar de la democracia española, las paredes de este edificio sirvieron de inspiración y guía para la elaboración del primer texto de la Constitución que ha llegado hasta hoy.

Castilla-La Mancha y el primer albergue de  carreteras

Una vez promulgada y aprobada la Constitución Española, se iniciaron los trámites para el siguiente hito histórico de la historia española: la construcción de un estado de autonomías, donde se organizaría el país en 17 comunidades. Este proceso se inició con el acceso a la autonomía a País Vasco y Cataluña en 1979, y acabó en 1995, con las dos ciudades autónomas de Ceuta y Melilla.

No obstante, en este otro hecho relevante, también tiene su protagonismo otro de los Paradores con más historia y relevancia: el Parador de Manzanares. En 1982, el primer albergue de carretera de España, que se erigió en plena llanura manchega y que hoy funciona como Parador, fue punto de encuentro de la primera reunión para la elaboración del Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha.El 21 de julio de 1981, recién estrenada la democracia y tras una reunión previa en la Diputación de Albacete, 118 diputados nacionales y provinciales de UCD, PSOE y PCE, que formaban la Asamblea Mixta decidieron reunirse en este punto de la geografía para empezar a fraguar el trámite. De ahí, salió la redacción de un texto que algunos periódicos bautizaron como el Estatuto de Manzanares. Fue un proceso largo y arduo, ya que Madrid formaba parte de lo que se llamaba Castilla La Nueva, y exigió otra reunión estratégica en Alarcón. La aprobación definitiva de la autonomía de Castilla-La Mancha fue en 1983, cumpliendo 40 años el año pasado.

El inicio de la soberanía nacional

El Parador de Benavente acoge parte del enclave histórico en el que se germinó el Parlamentarismo europeo, puesto que allí se celebró una de las primeras cortes democráticas de Europa, en 1202, con Alfonso IX —la primera, según los cronistas, fue en 1188 en León—. Esta participación popular tuvo una importante relevancia ya que empezaba a afianzarse la participación de representantes del pueblo, una asamblea de notables formados por clero, nobles, y representantes de las ciudades.

En un histórico cruce de caminos, entre León y Zamora, sobrevive erguida la Torre del Caracol. El único vestigio de la desaparecida fortaleza de los Pimentel, donde hoy se emplaza el Parador de Benavente. Y en esa unión de caminos, surgió el otro momento histórico del que este edificio fue el gran protagonista. En esta fortaleza se firmó La Concordia de Benavente en 1230, por la cual los reinos de Castilla y León quedaban unificados bajo el reinado de Fernando III el Santo. Más de dos siglos después alojó a Doña Juana de Castilla y a su hijo Carlos V, que convocaría de nuevo unas cortes en él, debido a revueltas comuneras. El castillo fue destruido durante la Guerra de la Independencia, sobreviviendo la emblemática Torre del Caracol, que forma parte del Parador desde su apertura en 1972.

Donde el acuerdo y la concordia cambiaron el rumbo de la historia de España

En una época turbulenta, entre mayo de 1410 y junio de 1412, cuando la Corona de Aragón se quedó sin monarca tras la muerte de Martín I El Humano -fallecido sin descendencia- mantener el orden y la concordia entre los pueblos se terciaba complicado. No fue hasta el 15 de febrero de 1412 cuando estos meses convulsos parecían quedar atrás, gracias al acuerdo refrendado en la iglesia de Santa María de Alcañiz, donde se acordó nombrar a nueve compromisarios y votar al nuevo rey por mayoría. Este momento histórico se conoce como La Concordia y fue donde Fernando de Antequera, Fernando I de Aragón, fue elegido rey.

Este hecho, no solo permitió calmar las aguas de la sociedad, sino que también cambió el rumbo de la historia en plena baja edad media aragonesa. Un hecho que sigue muy presente en el castillo de Calatravos, donde se alojaron los miembros durante ese tiempo hasta la elección del monarca, y que hoy funciona como Parador de Alcañiz o de La Concordia, ubicado a unos pocos metros de la iglesia, testigo directo del acuerdo.

Un conjunto monumental, mitad castillo, mitad convento, levantado sobre la cumbre del Cerro Pui Pinos entre los siglos XII y XIII, que aún conserva su torre del homenaje original y el Palacio de los Comendadores, del siglo XVIII.

El Nuevo Mundo pasó por Tordesillas

Tordesillas fue sede de la corte real y prisión para la reina Juana I de Castilla, hija de los Reyes Católicos, quien murió encerrada en la villa. Un enclave de relevancia crucial para la historia de España, ya que sin él no se entendería la historia de las relaciones económicas entre el nuevo y el viejo continente.

En las llamadas Casas del Tratado, muy próximas al actual Parador de Tordesillas, se suscribió el reparto de las zonas de navegación y conquista del océano Atlántico y el Nuevo Mundo (América), mediante una línea situada a 370 leguas al oeste de las islas de Cabo Verde. El 7 de junio de 1494, los representantes de Isabel y Fernando, reyes de Castilla y de Aragón, por una parte, y los del rey Juan II de Portugal, por la otra, decidieron poner fin a un ambiente hostil y tirante y aliviar las tensiones entre ambas coronas.

Esta firma puso a Tordesillas en el mapa central de la historia del Nuevo Mundo y la historia de España, convirtiendo las Casas del Tratado en uno de los monumentos más importantes de esta ciudad, de obligada visita para todo aquel que se acerque por el Parador de Tordesillas. Un alojamiento, situado a las afueras de la localidad, que tras 5 meses de cierre por obras, vuelve a abrir sus puertas a mediados de enero para trasladar al viajero al centro de la historia.