“En España, acabamos de terminar de instalar los primeros 1.000 paneles solares en la sede de nuestro grupo de lo que será una importante instalación de 20.000 paneles solares en nuestros edificios corporativos en el país. Esto incluye la instalación de más de 7.700 paneles solares en marcha en nuestro Centro Tecnológico de Cantabria, donde se encuentran dos de nuestros Centros de Proceso de Datos corporativos”, anunciaba a finales de verano Ana Botín a través de LinkedIn. “La eficiencia energética y el ahorro son una prioridad para nosotros. Y llevamos años invirtiendo en sistemas innovadores que nos han permitido reducir nuestro consumo. Actualmente estamos un 40% por debajo del consumo medio nacional del sector en nuestra sede de Boadilla”, destaca la presidenta del Banco Santander.
El grupo financiero lleva años trabajando para ser cada día un banco más verde e impulsar la transición hacia un modelo económico sostenible con la sociedad y el medioambiente. No solo a nivel interno, sino también acompañando en este viaje a sus clientes. Y el uso de las energías renovables es un paso más en este proceso. Dentro de su estrategia de banca responsable, tiene el compromiso de que toda la energía que consuma el banco provenga de fuentes limpias en 2025 —hoy esa meta alcanza el 75%— y se ha convertido en un referente en financiación de este tipo de proyectos: despidió el primer semestre del año como líder mundial en financiación de proyectos de energía renovable, con un importe total financiado de más de 2.400 millones de euros en 33 operaciones y una cuota del mercado mundial del 6,4%, según el ranking de Infralogic. Sólo los proyectos financiados o asesorados por el Santander en 2021 evitarán la emisión de 251 millones de toneladas de dióxido de carbono, con una capacidad de generación de energía eléctrica equivalente al consumo anual de 9,2 millones de hogares.
Las renovables suponen un recurso inagotable y, sobre todo, sostenible. Su crecimiento refleja el resultado de un aumento de la concienciación con el planeta y los grandes desafíos futuros que se presentan, como el cambio climático. Energías como la solar o la eólica no paran de crecer y la electricidad que proviene de ellas representa ya más del 10%, según el informe Global Electricity Review 2022. En este sentido, la energía solar gana peso, y su generación ha más de un 20% en 2021. En el caso de España, el año pasado fue el mejor de la historia en potencia fotovoltaica instalada.
“Con la instalación de placas solares en nuestros edificios corporativos, maximizamos el autoconsumo de energía, tanto en el Centro Corporativo como en Santander España; disminuiremos nuestros costes, reduciremos nuestro impacto ambiental y seremos uno de los campus de oficinas más sostenibles y eficientes”, asegura Alfonso Ráez, director corporativo de Inmuebles en Santander.
Los paneles solares se suman a otras iniciativas y retos fijados en los distintos planes de eficiencia energética y sostenibilidad, que incluyen diversas acciones que han ido evolucionando con el tiempo para lograr un mayor impacto. Entre ellas, la sustitución de 12.000 luminarias LED, los sistemas de gestión energética avanzados —orientados a realizar seguimientos detallados de la climatización, iluminación y ventilación de los espacios de trabajo— y la habilitación de más plazas de aparcamiento para vehículos eléctricos, que se sumarán a las más de 700 ya disponibles. Además, ya en 2021 se eliminaron todos los plásticos de un solo uso en sus edificios corporativos.
Acciones de finanzas sostenibles
El Banco Santander cuenta con una detallada agenda de banca responsable que incluye objetivos medioambientales, sociales y de buen gobierno. En este calendario, alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, está el compromiso de alcanzar las cero emisiones netas de carbono en todo el grupo en 2050 para apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Se trata de un ambicioso propósito que incluye la actividad propia del grupo —que es neutro en carbono desde 2020—, así como todas las emisiones de sus clientes, derivadas de cualquiera de los servicios de financiación, asesoramiento o inversión que ofrece la entidad.
También forma parte de esta apuesta movilizar 120.000 millones de euros de financiación verde hasta 2025, cifra que se elevará hasta 220.000 millones hasta 2030. De momento, ya ha canalizado cerca de 74.400 millones desde el 2019 y avanza a paso firme para conseguir su objetivo.
El Santander ha destacado en el último año con importantes actuaciones en el ámbito de las finanzas sostenibles. Por ejemplo, destaca la plataforma Santander Green Investment, para invertir en proyectos de energías renovables que se encuentran en fase de desarrollo y construcción. La entidad ya ha adquirido de diferentes promotores participaciones en nueve proyectos de tecnología solar fotovoltaica y eólica en España que suman una potencia total de aproximadamente 500 megavatios.
También ha puesto al alcance de sus clientes la posibilidad de medir y compensar la huella de carbono que dejan en sus actividades diarias. Esta funcionalidad, a la que se accede a través de la web del banco y de la app, permite a los particulares medir su rastro a partir de las compras realizadas con sus tarjetas Santander y de los recibos domiciliados, además de compensar sus emisiones colaborando de forma voluntaria en distintos proyectos, lo que en el mercado se conoce como compra de créditos de carbono.
Otros hitos son el programa de rehabilitación de edificios y viviendas. La entidad presentó recientemente un nuevo servicio ‘llave en mano’ de eficiencia energética a través del cual los clientes pueden conocer y solicitar ayudas públicas para la rehabilitación de sus viviendas, calcular la eficiencia energética que se puede conseguir con la rehabilitación y otras funcionalidades, como un simulador; el acuerdo de colaboración con emovili para facilitar a los clientes de renting auto la instalación de soluciones de recarga, asesoría, mantenimiento o el trámite de las subvenciones del Plan MOVES III; o el reciclaje de tarjetas de débito y crédito caducadas en los cajeros automáticos de la entidad que se utilizarán para la fabricación de distintos elementos de mobiliario urbano.