En España, en 2022, se reciclaron más de 1,6 millones de toneladas de envases de plástico, metal, briks, papel y cartón, un 3,6% más en relación al año anterior, según datos comunicados por Ecoembes al Ministerio de Transición Ecológica. De ese total, 1,2 millones procedían directamente de los ciudadanos que este 2022 han seguido fomentando la economía circular y han depositado sus residuos tanto en los contenedores de la calle como en las papeleras de colores. Esto significa que, en 2022, cada ciudadano separó 27,1 kilos de residuos.
“El reciclaje es una acción cotidiana entre las familias españolas, está integrado en su día a día, y eso es un éxito. Pero debemos aspirar a más: tenemos que seguir poniéndoselo fácil al ciudadano, para que siga colaborando con la separación voluntaria de sus residuos en sus casas y cuando está en el trabajo, en la calle o en un evento deportivo, para que cada vez lo haga con menos errores y para conseguir que aquellos que no reciclan, empiecen a hacerlo”, asegura Rosa Trigo, consejera delegada de Ecoembes. Lo cierto es que año a año el número de familias que hace del reciclaje un hábito va en aumento y el uso del contenedor amarillo —envases de plástico, latas y briks— y azul —papel y cartón— mantiene un crecimiento constante desde 2015.
“Ni me acuerdo cuándo empecé a reciclar aunque sí recuerdo que empecé con el papel”, rememora Elisa Martín, de 53 años y una de esas personas que lleva reciclando desde hace muchos años. Hoy en día cuenta con cinco cubos en su casa, en la que vive con su pareja y sus dos hijos, y todos están comprometidos con la separación de los residuos aunque a veces alguno se intente escaquear con lo de sacar la basura. “Siempre lo hemos visto como una cuestión de responsabilidad y, cuando te acostumbras, no exige ningún esfuerzo”, explica Martín mientras deja una bolsa en el contenedor amarillo.
En España ya hay 388.747 contenedores amarillos, 5.239 más que en 2021, y 243.399 azules, 3.102 más que el año anterior. Es más, según los datos de Ecoembes, actualmente hay un contenedor cada 100 metros aproximadamente. Por si eso fuera poco, repartidas por multitud de espacios públicos hay más de 56.400 papeleras de colores, disponibles para reciclar. Gracias a toda esa infraestructura disponible se han podido obtener 708.596 toneladas de envases plásticos (un 4,7% más que en 2021); 666.344 de papel y cartón (+4,5%); 243.360 de envases metálicos (una bajada de 1,5% con respecto a 2021); y 9.012 toneladas de envases de madera (+6,8%).
La importante labor de las plantas de clasificación
Para que continúe la vida de esos residuos es necesario que sean recogidos por los centenares de camiones y llevados a alguna de las 97 plantas de clasificación de envases de envases. Begoña Vivancos Comes es jefa de la Planta de Clasificación de Envases Ligeros de Benidorm, de la empresa pública VAERSA, una de las 71 que están ya automatizadas: “Nos entran aproximadamente 24.000 toneladas al año y trabajamos a siete toneladas/hora y, a pesar de ser una planta totalmente automatizada, trabajan por turno 16 personas”, resume Vivancos.
El funcionamiento de una planta de este tipo es realmente interesante. “Los materiales los selecciona un separador magnético que separa el acero; un foucault que, por corrientes de inducción, selecciona el aluminio; luego una captación de film por aspiración que recupera las bolsas de plástico y envoltorios y un sistemas de ópticos para plásticos PET, PEAD, mezcla y briks”, relata Vivancos. Además, todos los materiales cuentan con un control de calidad manual llevado a cabo por una persona que se encarga de quitar el impropio, es decir, los residuos que no son del contenedor amarillo y han llegado a la planta.
De estas plantas, saldrán siete tipos de materiales que podrán ser nuevamente utilizados y que, gracias a todos estos eslabones en la cadena del reciclaje, se estará fomentando la economía circular. “No se trata solo de cumplir los ambiciosos objetivos marcados por la legislación, sino de cumplir con nuestro compromiso con el medioambiente. Vamos a seguir trabajando con ese fin, como llevamos haciendo durante 25 años, concienciando y acercando el reciclaje a los ciudadanos y ofreciendo todo nuestro saber hacer para que el ciclo del reciclaje sea lo más eficiente posible”, sentencia Trigo. Gracias al reciclaje de las más de 1,6 millones de toneladas de envases, el pasado año se ahorró el consumo de 21,46 millones de metros cúbicos de agua y de 6,72 millones de MWH de energía, además de evitar la emisión de 1,79 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.