Hay viajes que te transportan en el tiempo. Que te llevan a otra época y a otro momento. Y en Galicia, eso puede ocurrir en cuanto menos te lo esperas. La cultura gallega, llena de historia y tradiciones, tiene la capacidad de envolverte en un halo mágico de intrigas y misterios, y más aún si te adentras en lugares cargados de leyendas como los castillos de Soutomaior y Sobroso, en Rías Baixas, donde las paredes cuentan historias de reinas, mouras y melodías fantasmagóricas.
La provincia de Pontevedra puede sorprenderte a la vuelta de cada esquina, ya sea por su naturaleza, su patrimonio o por su gastronomía, y los castillos de Soutomaior y Sobroso son dos buenos ejemplos si lo que queremos es viajar en el tiempo y regresar al origen de las Rías Baixas. Sus más de 900 años de historia nos hablan hoy de los personajes que los habitaron, como la mismísima reina Doña Urraca o el noble Pedro Madruga, y de todos los relatos que hoy se entremezclan con su belleza y monumentalidad.
Los castillos de Soutomaior y Sobroso, propiedad el primero de la Diputación de Pontevedra y gestionado y musealizado el segundo por la institución provincial, son dos lugares ideales para conectar con esa historia tan viva que siempre caracteriza a Galicia. Y para que los vivas como es debido, ambos ofrecen visitas para que puedas sumergirte en ellos en primera persona.
Soutomaior y el fantasma de O Alemanote
El castillo de Soutomaior, en el municipio del mismo nombre, tiene leyendas e historias para repartir. Un bosque donde se erigen majestuosos árboles de varios continentes rodea la fortaleza en la que Pedro Álvarez de Soutomaior, conocido como Pedro Madruga, fue un personaje clave en la Galicia del siglo XV. Gobernó sus tierras desde aquí y combatió contra la revuelta popular de los Irmandiños, otras familias hidalgas y la jerarquía eclesiástica. Curiosamente se dice que compartía amigos y enemigos con Cristóbal Colón, y es tal la toponimia de Rías Baixas en el Nuevo Mundo que, si tenemos además en cuenta la presencia del apellido Colón en la provincia en aquella época, existe la teoría de que señor el feudal y el navegante eran la misma persona: el Colón gallego.
Siguiendo con las leyendas de la célebre fortaleza, en el patio de armas hay un pozo en el que, según cuentan, estuvo presa una moura (mora) encantada que guardaba allí un magnífico tesoro, encerrada por los habitantes temerosos de sus conjuros. María Vinyals, ilustre propietaria del castillo de Soutomaior donde nació en 1875, suma a este relato el de la leyenda de O Alemanote, el fantasma de un preceptor alemán que, según se dice, habría instalado un laboratorio en los sótanos y descubierto la fórmula para fabricar el arma que decantaría la I Guerra Mundial a favor de Alemania.
Soutomaior acoge un moderno museo promovido por la Diputación de Pontevedra donde se explican estas y otras historias, que este año se acompaña además por el programa Mouras e meigas, que incluye talleres, cuentacuentos y roteiros para familias en el castillo. Y para que no falte de nada, se realizan actividades en fechas señaladas como San Xoán, la vendimia, magosto y Samaín, con juegos populares y un acercamiento a los oficios y la artesanía de la provincia de Pontevedra.
Sobroso y su triste melodía
Situado en Mondariz, a 334 metros sobre el nivel del mar, luce como recién construido el castillo de Sobroso. Una fortaleza cargada también de historias, leyendas y misterios. Y es que aunque existen referencias documentales del año 1095, no hay una fecha segura sobre su origen. Y de hecho, según el imaginario popular, un siglo antes un capitán del ejército sarraceno de Almanzor cortó las manos y degolló a un mendigo ciego que entonaba una cantiga alrededor del castillo al son de la zanfona. Y aún hoy, se dice, que su triste melodía sigue resonando cuando se avecina alguna tragedia sobre Galicia.
Y hay más. Porque, según se cuenta, aquí mismo estuvo cercada la reina Doña Urraca, sitiada por su propia hermana Doña Teresa de Portugal junto a Don Pedro Froilaz, conde de Traba, y fue capaz de huir a través de un pasadizo que la llevó hasta la orilla del río Tea. Pero hubo más realeza tras sus murallas, pues también se dice que en él se celebró la boda de Isabel de Aragón y Diniz de Portugal en 1282.
Para recoger estas y otras historias, el castillo de Sobroso cuenta con una nueva musealización que busca poner en valor el castillo, su entorno y todo lo que esconde tras sus gruesos muros. Pone Sobroso en el paisaje, nos habla de su historia y sus habitantes, de su protagonismo en la Edad Media, de su recuperación desde las ruinas y de sus legendarios seres mágicos. Todo un proyecto que se ha esforzado por crear un museo poco invasivo, que mantiene los espacios casi inalterados pero dotados de una gran carga sensitiva a través de imágenes, sonido e iluminación que aseguran una experiencia multisensorial. Quedando todo rematado por una gran terraza visitable, que nos deja unas espectaculares vistas al entorno natural del castillo.