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Los 5 mandamientos de la fotografía de viajes

Bahía Drake (Costa Rica) - Debemos tener mucha paciencia para capturar las mejores fotos de animales. Este es un buen ejemplo de la “regla de los tercios”.

Roberto Ruiz

A todos nos gusta tener muchas fotos de nuestros viajes para recordarlos una y otra vez, pero más nos gusta todavía que esas fotos sean bonitas e interesantes para que nuestros amigos y familiares no tengan que pasar por un suplicio cuando se las hacemos ver una y otra vez.

Hablamos de cinco factores básicos que influirán sí o sí en las fotos de tus viajes. Hay muchos más, pero para obtener resultados decentes es aconsejable empezar por aquí. Sean cuales sean tus conocimientos de fotografía, estos consejos que te damos a la hora de viajar con tu cámara seguro que te serán de utilidad.

La fotografía es luz

La luz lo es todo a la hora de hacer fotos. Es la encargada de definir los colores, de crear sombras, de modificar los tonos… Para conseguir una buena foto es fundamental tener una buena luz, podemos estar en el lugar más bonito del mundo que como la luz sea mala lo más probable es que la foto que hacemos con toda la ilusión después nos decepcione al ver cómo ha quedado.

La mejor luz es en la primera hora de la mañana y a última hora de la tarde, es la luz más cálida y la más horizontal, por lo que rellena mucho mejor aquello que estemos fotografiando. Si quieres saber cuál es el momento óptimo para hacer fotos allá donde estés puedes echar un vistazo a la web de The Golden Hour Calculator.

Que haga sol es bueno, pero siempre que lo tengamos a nuestro favor, no en contra o completamente encima. Un día nublado es especialmente bueno para retratos al ser una luz más tenue y uniforme, todo lo contrario a si tenemos el sol cayendo en vertical, pues las sombras modificarán los rasgos de las caras.

El encuadre lo es todo

¿Cuántas veces le has pedido a alguien que te haga una foto con un monumento y el resultado es una foto con más suelo que monumento? En fotografía es fundamental cuidar el encuadre y meter en el objetivo todo aquello que queramos capturar, ni más ni menos.

Elementos que salen cortados, horizontes torcidos, objeto que pierden protagonismo… Una foto mal encuadrada es una foto fea, por definición. Otra posibilidad es que en ese momento no estemos seguros de qué queremos meter en la foto y qué dejar fuera, así que siempre podemos hacerla más abierta y después, con un programa de edición, recortar y seleccionar el encuadre deseado.

Ten en cuenta la regla de los tercios, que aunque parezca una tontería le da todo el sentido a la foto. Imagina dos líneas verticales y dos horizontales, equidistantes, y procura que lo más importante de la foto coincida con sus intersecciones, los llamados “puntos fuertes”. En un teléfono móvil, por ejemplo, tienes la posibilidad de activar esta cuadrícula para orientarte.

Fotografiando animales

Para fotografiar animales en su entorno natural, que es como debe ser, habrás de armarte de infinita paciencia. Raro será que un animal pose para ti, porque aunque a veces nos podamos topar con alguno más presumido de lo normal lo común es que tiendan a ser más bien escurridizos.

Puedes buscarlos, por lo que tendrás que tener la cámara lista, en el modo de ráfaga más rápida posible, y el dedo en el disparador para no perder la posibilidad por si aparecen. O también puedes esperar a que aparezcan, para lo que es aconsejable conocer sus hábitos de antemano. Por ejemplo, si quieres fotografiar un colibrí al vuelo olvídate de seguirlo con la cámara, siempre será más rápido que tú. Es más inteligente enfocar una flor en la que lo hayas visto antes, esperar, y cuando aparezca disparar rápidamente.

En bosques y selvas ten en cuenta que la luz se reduce mucho, muchísimo, y tendrás que utilizar lentes luminosas y valores altos de ISO (el parámetro que indica la cantidad de luz necesaria para que tu cámara pueda captar una fotografía). Aún así se necesitan cámaras de altas prestaciones para conseguir buenos resultados en estos ambientes.

Congela la noche

La fotografía nocturna no es nada sencilla, si decíamos que la luz es básica al hacer fotos es por la noche cuando más escasea y más se nos complica la cosa. A menor luz necesitarás mayor apertura y mayor tiempo de exposición, además de un ISO más alto que creará ruido, pero será muy difícil conseguir una foto decente si disparamos a pulso.

¿Solución? Usa un trípode. Sí, de viaje es un engorro cargar con él, y aunque los hay muy compactos y ligeros al final siempre es un peso extra en nuestra mochila. Pero haznos caso, si de verdad te gusta hacer fotos tener un trípode contigo lo agradecerás inmensamente, y no ha de ser de noche necesariamente para sacarle partido.

En una fotografía nocturna con trípode podemos congelar lo que queramos incluso empleando tiempos de exposición largos. Además, podemos usar un ISO bajo y evitar el ruido. De noche hay mucha más luz de lo que vemos con nuestros ojos, la cámara tiene la capacidad de captarla y hacérnosla ver en una fotografía. Con un trípode y exposiciones largas puedes crear a tu antojo, como congelar lo inmóvil y crear efectos de movimiento con lo que sí se mueve ante la cámara.

La foto y la gente desconocida

Este es siempre un tema delicado. Básicamente porque, si te resultaría raro e incómodo hacerle una foto a tu vecino que no conoces de nada ¿por qué no iba a ser igual cuando se trata de desconocidos de otro lugar del mundo?

Hay culturas, rasgos y vestimentas que nos pueden llamar poderosamente la atención, que nos pueden resultar exóticas y nos generen unas ganas irrefrenables de fotografiarlas. Pero hacer fotos a personas sin su consentimiento es maleducado e irrespetuoso. Una cosa es que te vean con la cámara y te posen amigablemente porque les haga ilusión, y otra muy distinta que nos entrometamos en su intimidad y les plantemos la cámara delante de la cara. Esto, por desgracia, es algo que te hartarás de ver en muchos destinos, y la imagen de una persona del primer mundo fotografiando a una del tercer mundo por ser “original” es algo que se repite cada día.

Pero no nos equivoquemos, hacer retratos a personas no es algo malo, sino todo lo contrario cuando se hace correctamente. Hemos de pedir permiso, intentar entablar una comunicación con la otra persona, si no en su idioma al menos sí por gestos, y mostrarnos así cercanos y respetuosos. Si les parece bien genial, si no… mala suerte, pero al menos habremos hecho lo correcto.

¿Pagarías por hacerle un retrato a alguien? En muchos sitios turísticos no es raro encontrar quien te pida dinero por hacerle una foto, muchas veces por ser (o aparentar ser) algo representativo de su cultura. Señoras fumando grandes puros en La Habana, encantadores de serpientes en Marrakech, pescadores zancudos en Sri Lanka… Pagar por una foto es una decisión personal y depende, sobre todo, de lo importante y única que puedas considerar esa instantánea.

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