El go es el juego de mesa más antiguo de todos los que se practican. Se originó en China hace al menos 2.500 años: las referencias más antiguas que existen datan del siglo IV antes de Cristo. Luego se expandió a Corea y Japón y, a partir del siglo XVI, comenzó a difundirse en Europa. En la actualidad juegan go unos 50 millones de personas en todo el mundo (la mayoría en Asia). Se trata de un juego de estrategia, cuyas partidas se disputan sobre un tablero cuadriculado con 19 casillas por lado.
Sus reglas son sencillas: se añaden “piedras” sobre el tablero, una por turno, un jugador las blancas, el otro las negras. El objetivo es “conquistar” territorios, para lo cual es necesario rodearlos con las piedras propias. Gana el jugador que, al final del juego, haya conquistado un territorio mayor que su oponente. De hecho, el nombre chino del juego es algo así como weiqi, que literalmente significa “juego de tablero de envolvimiento”. Go, como se conoce en Occidente, es un derivado de su nombre japonés: igo.
Al mismo tiempo, pese a lo simple de sus reglas, el go es un juego complejo, mucho más que el ajedrez. De hecho, en términos matemáticos, es el juego más complicado del mundo. ¿Por qué? El go ofrece diez veces más opciones posibles por cada movimiento que el ajedrez. El número de configuraciones de tablero posibles en el go es mayor que la cantidad de átomos que componen el universo.
A esta mezcla de sencillez y complejidad, al menos en parte, debe el juego su popularidad, y también el haber sido considerado en la China Antigua una de las cuatro artes tradicionales de los eruditos, junto con la caligrafía, la pintura y la interpretación del guqin, un instrumento musical de la familia de la cítara. Y en parte debido a eso también al go se le reconocen una serie de beneficios, los cuales se detallan a continuación.
Los cinco beneficios de jugar al go
Según un documento publicado por el club Nam-Ban, con sede en Madrid, uno de los más importantes clubes de go de España, la práctica de este juego conlleva una serie de beneficios pedagógicos y terapéuticos, en particular para los niños, aunque los adultos también puedan sacar provecho de ellos. Son los siguientes:
1. Favorece la capacidad de atención y concentración
Aunque las reglas del go son muy simples, el desarrollo del juego “requiere una atención selectiva sobre un tablero que constituye un universo cerrado”, el cual “permite una casi infinidad de elecciones tácticas y estratégicas”. Por ello, esta actividad aprovecha su carácter lúdico para tornarse una forma de entrenamiento de capacidades mentales como la atención y la concentración, ya que todos los movimientos son explícitos y el azar no interviene de ninguna forma. “Es una escuela de disciplina y de libertad -apunta el texto- para desarrollar las cualidades cognitivas y un estilo de razonamiento”.
2. Contribuye al desarrollo de habilidades creativas y lógicas de razonamiento
Como fruto de la atención y la concentración que cada jugador dedica al juego, surgen las distintas tácticas y estrategias a través de las cuales buscará ganar la partida. Esto exige -y a su vez contribuye a desarrollar- un talento creativo y una elaboración de planes a medio y largo plazo en el tiempo y el espacio. Es decir, cada jugador necesita de “aptitudes espaciales (controladas sobre todo por el hemisferio derecho del cerebro) y aptitudes secuenciales (por el hemisferio izquierdo)”, en palabras los especialistas del club Nam-Ban. Como resultado se obtiene “una fusión armoniosa entre el ejercicio de tareas de planificación y de anticipación imaginaria”.
3. Refuerza la autoestima
La práctica de enfrentar situaciones complejas y dominarlas a través de sus propias decisiones e iniciativas contribuye de un modo notable con su seguridad intelectual, su confianza en sí mismo y, por ende, con su autoestima.
4. Ayuda a madurar en el plano social
Este beneficio se visibiliza en la capacidad del niño de, cuando obtiene un triunfo, “apreciar una buena partida, con un adversario que exige lo mejor de él, por encima de otra ganada con facilidad”. En cambio, cuando pierde, “aprende a aceptar su derrota y a agradecer con gusto la partida jugada”. El go -al igual que el ajedrez y otros juegos de mesa- propicia el control efectivo de la agresividad y el respeto por el rival. En otras palabras, ayuda a formar personas que sean mejores ganadoras y mejores perdedoras.
5. Mejora el rendimiento escolar
Como una consecuencia natural de los beneficios enumerados hasta aquí, el go mejora el rendimiento escolar de quienes lo practican. Además, como elemento positivo, el juego ofrece la posibilidad de adaptarse a los niños, a través del uso de tableros reducidos: en lugar de 19 casilleros por lado, se emplean tableros de 13 o de 9. Y, por otra parte, se puede compensar la diferencia de nivel entre distintos jugadores a través del hándicap, es decir, una desventaja inicial (dada por algunas piedras ya situadas en el tablero) para el que juega mejor. En otros juegos, como por ejemplo el ajedrez, estas posibilidades son más difíciles de implementar.
El papel de la intuición
DeepMind es una empresa británica de inteligencia artificial. Fue fundada en 2010 y adquirida por Google cuatro años después. Su producto más importante es una red neuronal artificial que aprende a jugar a los videojuegos de un modo similar a como aprende el cerebro humano. Pero cuando llegó a los titulares en la prensa no fue por ese desarrollo, sino en 2016, en el momento en que uno de sus programas informáticos se convirtió en el primero en derrotar al go a los mejores jugadores humanos.
Entre los testimonios incluidos en el documental AlphaGo (que también es el nombre del software que venció a los campeones), de 2017, se encuentra el de los fundadores de DeepMind. Uno de ellos, Shane Legg, dice: “Algunos pensaban que no lo lograríamos nunca, porque creían que para jugar bien al go hace falta intuición humana”. El otro, Demis Hassabis, afirma: “Si le preguntas a un jugador de go por qué hizo una jugada en particular, muchas veces dirá que fue porque le pareció lo correcto. Nosotros teníamos que desarrollar un algoritmo ingenioso para imitar lo que la gente hace por intuición”.
Eso que por lo general se llama “intuición” es una especie de conocimiento inconsciente que toda persona posee acerca de determinados temas. Algo así como “cosas que sabe sin saber que las sabe”. Jugar al go también puede contribuir con el desarrollo de esa capacidad, no solo en relación con el propio juego, sino también ante otras circunstancias. Fue debido a la extraordinaria complejidad de este juego que los ordenadores tardaron casi dos décadas más en vencer al campeón mundial de go que al campeón mundial de ajedrez, el recordado triunfo de DeepBlue contra Gary Kaspárov en 1997.
Tras el triunfo de AlphaGo sobre el coreano Lee Sedol, uno de los mejores jugadores del mundo, en 2016, el periodista especializado en inteligencia artificial Cade Metz declaró que jugar contra la máquina “engendró una actitud nueva” en el jugador humano. “Él mejoró a través de la máquina -dijo-, su humanidad se expandió tras jugar contra algo inanimado”. En un sentido, también es eso lo que posibilita el go: expandir, por medio del juego, la propia humanidad de cada persona.
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