Son las llamadas 'enfermedades de la globalización', ya que tanto ellas como los insectos que las transmiten han cruzado sus fronteras gracias al comercio global, a los viajes en avión y la creciente costumbre que tenemos los humanos de irnos a vivir lejos de nuestro lugar de origen. Ahora bien, también se las conoce como 'enfermedades emergentes y reemergentes'. El motivo es que hasta ahora no estaban presentes en nuestro país o llevaban mucho tiempo erradicadas.
Todas ellas entrañan un peligro potencial para el hemisferio norte en las actuales condiciones de calentamiento global, ya que pueden proporcionar un hábitat adecuado a los insectos que las transmiten. Es más, los expertos coinciden en que la mayor amenaza se sitúa en las costas del Mediterráneo donde, tal como está ocurriendo este año, los veranos pueden alargarse hasta noviembre e incluso no se alcanzan muchos años mínimas extremas en cuanto a frío.
Estas condiciones, sumadas a la alta pluviosidad en primavera y otoño y el abandono en que se encuentran algunas infraestructuras -urbanas y rurales, en buena medida debido a la crisis- pueden permitir que los insectos que las transmiten, de origen tropical, se asienten en el ecosistema y consigan pasar favorablemente el invierno para aumentar su población año a año. Tal es el caso del mosquito tigre (Aedes Albopictus). Este insecto procedente del trópico asiático, ya ha sido profusamente detectado en nuestro litoral mediterráneo, por lo que se le considera asentado.
Se teme que el mosquito tigre pueda hacer las funciones del Aedes aegypti, un pariente bastante cercano que actúa de transmisor de no pocas enfermedades víricas de diversa gravedad en África y Latinoamérica. Solo bastaría entonces la presencia de una o varias personas que hayan viajado a los trópicos y hayan sido picadas allí por un mosquito infectado para que se pudiera iniciar la primera fase de una epidemia. Y lo mismo ocurre con el mosquito Anopheles, que se consideraba erradicado de España desde principios de los años 60 del siglo pasado, pero que poco a poco está regresando a Europa.
El temido regreso de la malaria
Anopheles se ha asentado en zonas poco habitadas de las costas meridionales, donde crea poblaciones. Si una hembra de Anopheles entra en contacto con persona enferma de malaria venida de las costas del sur, podría captar el plasmodio que causa la enfermedad al clavarle el aguijón y trasmitírselo a otra persona. El peligro es real y aunque los números no sean alarmantes, los casos crecen año a año y preocupan a los epidemiólogos.
De este modo la malaria, una enfermedad que ya azotó el sur de Europa en la Edad Media -y el resto del continente en los veranos cálidos- podría regresar. También podría hacerlo la fiebre amarilla, y también pueden consolidarse otras tantas enfermedades del trópico hasta ahora consideradas raras.
Sin embargo, conviene no equivocarse en los juicios: los expertos destacan que aunque es cierto que estas enfermedades son importadas por la inmigración y la globalización, tratar evitarlas frenándola es como poner puertas al campo. Es mucho más eficaz luchar contra el abandono de infraestructuras que puedan almacenar agua de lluvia o de los riegos y que actúan, junto con la maleza descontrolada, de criadero de los mosquitos. Tanto la malaria como la fiebre amarilla se erradicaron secando marismas, no expulsando gente.
Siete enfermedades que amenazan con darnos problemas
- Zika: Se cree que desde África viajó a Sudamérica, donde se asentó en las zonas rurales y más desfavorecidas de Brasil, Paraguay o Argentina. También en la costa del Caribe. Ahora, con el movimiento de personas y bienes hacia el norte, comienza a causar alarma en el sur de Estados Unidos, donde se está volviendo endémica. Se trasmite por el mosquito Aedes aegypti, aunque también podría hacerlo por el mosquito tigre. La Zika es una enfermedad vírica que causa altas fiebres, vómitos, fuertes dolores, etc., y dura entre 4 y 7 días, pero que preocupa sobre todo por cómo puede afectar a los menores.
- Chikungunya: Se tiene ya noticia de los primeros afectados en España por el chikungunya (literalmente en tanzano 'enfermedad que te dobla'), un mal extremadamente doloroso a nivel de articulaciones y que tiene una duración similar a la de la gripe. La enfermedad habría sido traída por personas que viajan al, o regresan del, trópico latinoamericano, donde la enfermedad ya está asentada y se trasmite por Aedes aegypti. Estas personas habrían sido picadas en el Mediterráneo por un mosquito tigre que luego habría picado a individuos sanos contagiándolos.
- Dengue: Es muy similar a las dos anteriores en cuanto a síntomas y ciclo de expansión, ya que también se trasmite por Aedes aegypti, pero en los casos más graves puede llegar a ser mortal, con degeneración de todo el sistema vascular y hemorragias generalizadas, es el llamado 'dengue hemorrágico'. En América Latina se ha convertido ya en un huésped habitual de zonas cálidas y pobres y causa epidemias en las grandes urbes. En Europa se han detectado algunos casos, de momento muy aislados, pero su nivel de extensión en el hemisferio sur obliga a plantearse el dengue como una seria amenaza.
- Fiebre O'nyong-nyong: Pariente muy cercano del chikungunya, el virus que lo causa afecta sobre todo al área de Kenya y tiene síntomas muy similares a las anteriores enfermedades descritas. Se han relatado casos en Europa, pero en personas que procedían de África Oriental, no así autóctonos. El peligro de su extensión es que el mosquito tigre actúe de vector.
- Fiebre amarilla: La fiebre amarilla, confinada hasta hace poco a los trópicos después de haber sido habitual en Cataluña y el Levante español durante siglos por causa de los navegantes, debe su nombre al color de la piel que caracteriza a los afectados. Los mosquitos del género Aedes son su vector de transmisión y por tanto amenaza con volver a establecerse en las zonas hábitat del mosquito tigre. Tiene una mortalidad superior al 50% en los casos mal diagnosticados y no presenta cura. Sin embargo, sí tiene vacuna y la vacunación es la mejor medida preventiva; es segura, asequible, muy eficaz. Ofrece una inmunidad efectiva al 99% de las personas vacunadas a partir del décimo día tras la primera vacuna. Después hay que hacer la revaluación cada diez años.
- Malaria: El Paludismo o Malaria es un viejo conocido de Europa desde que los primeros griegos viajaran a las costas del norte de África, donde la enfermedad había llegado a través del Nilo. Tras miles de años de convivencia con esta pandemia mortal en un porcentaje significativo de casos, por fin a mitad del siglo XX se la consiguió erradicar al aniquilar los criaderos naturales del mosquito Anopheles: las marismas litorales. No hay que olvidar que la sabiduría popular había bautizado a estas zonas de aguas estancadas como 'las fiebres' y los locales procuraban rehuirlas a toda costa. Ahora se teme que el mosquito esté volviendo a asentarse en zonas que escapen al control sanitario, tras haber sido detectado en contenedores de mercancías en diversos puertos de Europa.
- Chagas: El mal de Chagas es una enfermedad parasitaria -la causa un protozoo, Tripanosoma cruzi- de graves consecuencias que se calcula que padecen unos 20.000 migrantes latinoamericanos de zonas tropicales residentes en España, pero que no es contagiosa sin su vector, el chinche conocido como vinchuca. La vinchuca es muy frecuente en los ambientes pobres y domésticos de América Latina, pero afortunadamente no se ha importado a nuestro país. La mejor prevención contra el Chagas es el diagnóstico temprano, la información y la higiene, pues tiene cura.
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