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¿Por qué me duele tanto el antebrazo si no he hecho grandes esfuerzos?

Muchas personas que sufren de codo de tenista no lo han desarrollado por jugar al tenis. Esta lesión se produce por realizar movimientos repetitivos de extensión de la muñeca e incluye actividades desde escalar hasta escribir en el ordenador o levantar objetos. 

Su prevalencia se sitúa en un 1,3%, sobre todo en personas de 45 a 54 años, pero sin diferir entre hombres y mujeres. En la mayoría de las ocasiones se cura con un tratamiento menor y reposo.

Los movimientos repetitivos, los grandes responsables

El codo del tenista, conocido en términos médicos como epicondilitis lateral, es en realidad una forma de tendinitis que afecta a los puntos de anclaje a cada lado de la articulación del codo. Los músculos se conectan a los huesos mediante tendones; el que nos afecta es el que une el músculo que nos permite ladear la muñeca hacia atrás.

Cuando los músculos se sobreutilizan por movimientos repetitivos, los tendones pueden inflamarse y doler. Cualquier actividad de agarre repetitiva, especialmente si se usa el pulgar y los dos primeros dedos, pueden contribuir a que aparezca. 

Por ejemplo, trabajar en un portátil con un trackpad durante muchas horas al día y cada día, puede causar codo de tenista. El dolor asoma sobre todo en la parte exterior del codo, aunque puede extenderse al antebrazo y la muñeca. El codo puede estar hinchado y sensible al tacto.

El codo del tenista, ¿afecta solo a deportistas?

Los atletas y tenistas, como hemos advertido antes, no son los únicos que sufren epicondilitis. En la mayoría de los casos, ocurre también en personas que realizan actividades laborales o recreativas que requieren el uso repetitivo del músculo del antebrazo o la extensión repetitiva de la muñeca de la mano.

Fontaneros, carpinteros o pintores son, según la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos (AAOS), particularmente propensos a desarrollar el codo de tenista. También cocineros, o incluso carniceros y músicos (sobre todo de instrumentos de cuerda), pueden sufrirlo con más frecuencia que el resto de la población. 

Se cree que la repetición y el levantamiento de pesos de forma continuada de estas profesiones conducen a lesiones. La mala postura también es un factor de riesgo, razón por la cual la epicondilitis lateral también es común en personas que trabajan frente a un ordenador. El uso repetido de un teclado o un ratón de ordenador también es otra posible causa.

Codo del tenista, un dolor debilitante

Esta lesión suele provocar molestias cuando escribimos en el ordenador, levantamos o doblamos el brazo, agarramos objetos pequeños, como un bolígrafo, al torcer el antebrazo, como girar el mango de una puerta o abrir un frasco, llevamos la compra o usamos el ratón del ordenador.

La característica que comparten todos los que sufren epicondilitits es el uso excesivo o la tensión de los tendones y músculos. Aunque en la mayoría de las veces el dolor aparece de forma gradual, también puede suceder que lo haga de forma repentina. 

Los síntomas más comunes pueden incluir:

  • Dolor que va desde la cara lateral del codo hasta la muñeca.
  • Debilidad general y rigidez de la articulación del codo y el antebrazo. 
  • Incapacidad para hacer acciones como abrir una puerta o sostener objetos, aunque sean pequeños, que requieran el uso de la mano.

Estos síntomas suelen durar de seis a nueve meses, aunque en algunos casos pueden superar el año. El dolor suele aliviarse cuando el codo permanece flexionado. 

Reducir el dolor y aumentar la fuerza, objetivos del tratamiento

Podemos permanecer activos aunque suframos el codo de tenista porque la inactividad o la inmovilización completas pueden conducir a una atrofia por desuso y compromete la posterior rehabilitación.

Pero sí debemos evitar las acciones que causen dolor, como levantar objetos pesados con las manos hacia abajo. El tratamiento del codo de tenista tiene como objetivo reducir el dolor, aumentar la fuerza y mejorar la calidad de vida de la persona.

El principal tratamiento es conservador y suele incluir:

  • Reposo parcial, evitar levantar, agarrar y apretar con la palma de la mano hacia abajo (intentar hacer las cosas con la palma hacia arriba).
  • Antiinflamatorios no esteroides para reducir el dolor a corto plazo.
  • Ejercicios de fisioterapia para estirar y fortalecer los músculos del brazo.
  • Modificaciones posturales y ergonómicas ya que las condiciones laborales son responsables del inicio y mantenimiento del codo de tenista en muchos trabajadores.
  • Aplicación de hielo por sus efectos vasoconstrictores.
  • Venda en el antebrazo para reducir la tensión en la zona dolorida.

Aproximadamente del 80% al 90% de los pacientes se curan con los tratamientos no quirúrgicos, según la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos. En los casos en los que la sintomatología no cesa es posible que sean necesarias inyecciones de corticosteroides, aunque solo se usan para el alivio a corto plazo. La cirugía rara vez es necesario, aunque puede usarse si los otros tratamientos no funcionan.

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