Qué hacer y qué no hacer ante la picadura de una medusa
Aumento de las temperaturas, disminución de las lluvias en el litoral, descenso de las poblaciones de peces en la franja costera... Estas son las condiciones perfectas para que las medusas sean cada año más y más frecuentes en nuestras costas:
En primer lugar, aunque no todas las especies de medusas, las que vienen con reiteración a nuestras playas sí “gustan” del agua caliente, y especialmente cuando es más salina, algo que aumenta cuando el régimen de lluvias desciende.
En segundo lugar, el descenso de las poblaciones de peces, sus depredadores naturales, hace que sus poblaciones sean mucho mayores de lo que ecológicamente sería aconsejable y deseable.
Es por ello que nos hemos acostumbrado a convivir con ellas en los veranos costeros de la última década, tanto que en el Mediterráneo comienzan a avistarse los ejemplares gigantescos de Rizhostoma luteum, una especie que puede llegar a medir dos metros y pesar hasta 40 kilos, aunque su picadura no es peligrosa, si bien sí escuece.
En consecuencia, debemos acostumbrarnos a la posibilidad de un encuentro fortuito con una medusa que termine en una picadura, aunque más bien deberemos decir que la acción es muy similar a la de las ortigas: el disparo por contacto de pequeños cristales con sustancia irritante que se clavan en nuestra piel. A veces también pueden dejarnos enganchados parte de sus tentáculos.
Y ante tal certeza, lo mejor es saber cómo actuar y qué acciones evitar porque agravarán la herida. Todavía subsisten entre muchas personas algunas ideas falsas o equivocadas sobre los tratamientos adecuados.
Qué no hacer si nos pica una medusa
En caso de sufrir un encuentro doloroso con una medusa nos abstendremos de realizar las siguientes acciones.
1. Salir inmediatamente del agua y ponernos agua dulce
No se debe jamás, bajo ningún concepto, salir corriendo hacia las duchas y lavarse con agua dulce. Ni siquiera aplicarse agua dulce sobre la picadura. La razón es que mientras las células urticantes de la medusa tienen en su interior agua salada, el agua dulce apenas tiene sales.
Esto genera una diferencia de presión osmótica que hace que el agua dulce entre dentro de las células urticantes para diluir la concentración de sales de su plasma, y con ello las hace estallar. Al estallar, vierten todo el veneno que contienen sobre nuestra piel y el efecto será peor.
2. Hacer que alguien nos orine encima
Existe una extensa literatura respecto a los remedios contra la picadura de las medusas. La ocurrencia más exótica es aquella que recomienda verter orina sobre la picadura.
En primer lugar, la orina no se ha demostrado que sea un buen antídoto contra la sustancia irritante que desprenden las células urticantes de la medusa, que se nos quedan pegadas a la piel y que nos clavan unos pequeños cristalitos impregnados de veneno.
Pero además, si la herida provocada por la irritación de la picadura es seria, la adición de orina puede propiciar fácilmente infecciones y mayores irritaciones, dado su pH normalmente ácido.
3. Aplicarnos yodo o amoníaco
Tampoco parece muy cabal verter vinagre ni amoníaco sobre la zona irritada a no ser que la picadura sea bastante puntual. Se trata de líquidos agresivos que en una herida muy amplia solo pueden provocar mayores daños, por mucho que puedan neutralizar el veneno, que suele ser una sustancia de carácter básico.
4. Frotarnos con arena
Otro mito contraproducente. La arena no tiene ningún efecto positivo ni absorbente sobre el veneno de la picadura, pero sí puede crear erosiones en la piel, ya de por sí sensible tras el sol. Con arena lo que hacemos es aumentar la posibilidad de infecciones.
Qué funciona si nos pica una medusa
1. Permanecer en el agua salada un buen rato
El agua de mar es el mejor antídoto de intervención inmediata contra las medusas, puesto que no hace estallar las células urticantes y diluye el veneno. Lo que se debe hacer, siempre que no se esté en una zona complicada o nos encontremos realmente mal, es permanecer entre un cuarto y media hora en el mar con la zona de la picadura en remojo. Esto aminorará su gravedad.
2. Quitarnos con cuidado los restos si los hubiera
Siempre dentro del agua salada, deberemos frotarnos suavemente la zona para quitarnos restos de células o de patas de la medusa en caso de tenerlas pegadas. Aunque estallen las células, el agua del mar lavará el veneno. Se recomienda extraer los tentáculos con un guante o un trapo y frotar con poca agresividad.
3. Aplicar pomada antihistamínica
Siempre bajo la recomendación de un farmacéutico o un médico, si al cabo de unas horas nos sigue doliendo la zona, lo indicado es aplicarnos una pomada antihistamínica o, si hubiera herida, desinfectante.
4. No aplicar agua dulce hasta después de dos o tres horas
Por las razones arriba indicadas, es conveniente evitar la exposición al agua dulce en la zona hasta pasadas unas horas, pues podrían quedar células sin explotar que lo hicieran y vertieran sus sustancias irritantes.
5. Ante un choque anafiláctico, llamar a urgencias
Si hubiera reacción de anafilaxia en el afectado o afectada, Jaime Barreiro-López, enfermero de emergencias en SEM y profesor asociado de la Universitat de Barcelona del Màster de Enfermo Crítico y Emergencias, asegura que “la actitud prudente es contactar con el socorrista si hubiese y/o, en su defecto, llamar al 112 y seguir las instrucciones”.
“Cuando llamemos al 112, ellos nos indicarán qué hacer tras realizar la evaluación médica telefónica”, apunta Barreiro, que también señala que “el paciente no ha de desplazarse, sino que es una ambulancia medicalizada o un helicóptero el que ha de llegar al lugar y realizar el tratamiento de la patología”.
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