La irritación ocular puede tener muchas causas así como numerosos grados de afectación: de una simple molestia que se cura con colirio lubricante, a una irritación severa que deriva en infecciones y conjuntivitis y que a veces se cura mal y se hace recurrente.
En este último caso podríamos hablar de la llamada conjuntivitis crónica que, a pesar de no ser grave, de no tratarse adecuadamente descubriendo lo que la causa, puede mermar seriamente la calidad de vida de quien la sufre, con lesiones en la córnea que pueden volverse irreversibles en los caso más extremos.
Por ello, cuando notemos que tenemos molestias e infecciones con frecuencia excesiva en los ojos, que no terminan nunca de cerrarse con el colirio prescrito, es recomendable acudir a un oftalmólogo para investigar el origen último de esta patología.
Qué es la conjuntivitis
La conjuntivitis es una enfermedad que ocurre cuando se inflama la conjuntiva, la membrana transparente que recubre el ojo. Se trata de una capa membranosa muy delgada y transparente que alcanza toda la parte blanca del ojo y el área interna de los párpados.
Como resultado a la respuesta inflamatoria, los vasos sanguíneos que recubren el ojo crecen y se muestran de un rojo a un rosado, dando al globo ocular su típico color de irritación. Esta inflamación tiene una serie de síntomas característicos descritos en la página web de la Clínica Mayo:
- Enrojecimiento en uno o ambos ojos
- Picazón en uno o ambos ojos
- Una sensación arenosa en uno o ambos ojos
- Secreción en uno o ambos ojos que forma una costra durante la noche, la cual puede impedir que abras un ojo o ambos a la mañana
- Lagrimeo
Infección y alergia entre las principales causas
Las principales causas de la conjuntivitis se dividen en dos grandes campos: el de las infecciones bacterianas o víricas y el de las alergias y otras enfermedades autoinmunes. También en casos más raros puede haber una causa profunda en la conjuntivitis crónica debida al hipertiroidismo.
Cuando la conjuntivitis es vírica, suele estar causada por un adenovirus, pero el virus del herpes simple también puede causarla, así como el virus de la varicela-zóster. También en los últimos tiempos concursa el virus de la COVID-19, así como eventualmente las gripes y los virus respiratorios pueden afectar a la conjuntiva. De ahí que cuando estamos resfriados tengamos los ojos rojos.
En cuanto a bacterias, es más común que ataquen a las glándulas lacrimales o las glándulas sebáceas de los párpados -glándulas de Meibomio-, y las especies más frecuentes son los estafiilococos, los estreptococos o lo hematofilos. Algunos gérmenes pueden ser graves, como Pseudomonas aeruginosa en los portadores de lentillas o el bacilo diftérico en niños de uno a cuatro años, pero son casos extremos.
Estos microorganismos pueden provenir de nuestra piel o de las vías respiratorias superiores o bien ser transmitidos por otra persona que tenga conjuntivitis, ya que las patologías de este tipo con origen infeccioso son muy contagiosas y pueden pasar de un ojo al otro o bien a otra persona por la vía del contacto.
En cuanto a las conjuntivitis alérgicas, son la respuesta a los alérgenos (cuerpos irritantes como el polen). De este modo, el cuerpo produce un anticuerpo llamado inmunoglobulina E (IgE), que hace que unas células especiales, llamadas mastocitos, de la capa mucosa de los ojos y de las vías respiratorias, liberen sustancias que causan inflamación, entre ellas las histaminas.
¿Qué puede provocar una conjuntivitis crónica?
En el caso de las personas alérgicas, las conjuntivitis suelen ser estacionales y por tanto muy frecuentes en una determinada época del año, especialmente aquellas en que los árboles y las plantas producen más polen.
Normalmente se solucionan con antihistamínicos, a no ser que no demos con la causa exacta que crea alergia y esta esté presente todo el año. Un ejemplo serían los ácaros del polvo, el pelo de algunos animales y otras causas. En estos casos lo recomendado es acudir a un alergólogo para hacer pruebas que determinan el origen de la alergia.
Así que, si tenemos conjuntivitis recurrente con tendencia a hacerse crónica pero no detectamos ningún tipo de infección y no nos curamos con colirios, tal vez debamos pensar en acudir a un especialista de las alergias en lugar de un oftalmólogo.
Otra cosa es que nuestras conjuntivitis recurrentes se deban a causas infecciosas. En tal caso, y siempre que extrememos la higiene de las manos y no presentemos especialmente ningún problema respiratorio infeccioso, podemos pensar en otras causas como heridas previas causadas por objetos extraños.
Este es el típico caso que ocurre con algunas personas que llevan lentillas pero el ojo no lubrica bien y se producen erosiones que terminan infectándose. También puede haber personas que tengan reacción alérgica al material con que se hacen las lentillas.
Existen otras cosas más extrañas de conjuntivitis crónicas, entre las que destaca el hipotiroidismo, con orígenes autoinmunes y que es más frecuente en la infancia. Adicionalmente, y en casos muy extraños, pueden intervenir enfermedades autoinmunes más raras, pero están fuera de las causas comunes de la conjuntivitis crónica.
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