La mayoría de la gente sabe qué es el narcisismo: el pronunciado amor por uno mismo, la excesiva complacencia con las propias obras o facultades, la sensación de gustarse mucho. La palabra se deriva del conocido mito griego de Narciso, el hombre que se ahogó cuando intentaba besar su propia imagen reflejada en el agua.
En general, un poco de narcisismo no es malo. Hasta puede ser positivo, en el caso de alguien para quien implica una autoestima fuerte y una confianza en sus propias capacidades que lo ayuda a alcanzar las metas que se propone. Pero, a partir de un cierto punto, el narcisismo se torna un problema. Puede generar diversos inconvenientes sociales, como problemas en sus relaciones laborales o que las demás personas eviten su compañía, e incluso alcanzar niveles patológicos.
Las personas narcisistas comparten algunos rasgos esenciales. Su elevado egocentrismo las lleva a requerir atención y admiración constantes, perseguir objetivos egoístas y exagerar sus logros y talentos. Para alcanzar sus metas, no tienen mayor inconveniente en perjudicar a otras personas o aprovecharse de ellas. Y pueden hacerlo porque tienen muy poca empatía, es decir, no son capaces de ponerse en el lugar de los demás
Entonces surgen los interrogantes: ¿cómo puedo saber si he superado un límite, si soy demasiado narcisista? ¿Cómo reconocer de manera rápida y sencilla el narcisismo en los demás? Desde hace décadas, numerosas investigaciones en el campo de la psicología se han planteado estas preguntas. Y han llegado a algunas respuestas muy interesantes.
Test para medir el grado de narcisismo
Los científicos desarrollaron varios tests para medir el grado de narcisismo de una persona. El más conocido y utilizado se conoce como Inventario de Personalidad Narcisista (IPN), y fue creado por Robert Raskin y Calvin Hall, psicólogos de la Universidad de California en Berkeley, Estados Unidos, en 1979.
La prueba consta de cuarenta pares de aseveraciones, en cada una de las cuales el encuestado debe elegir cuál siente que se ajusta más con su personalidad. Por ejemplo, uno de los pares propone por un lado: “Tendré éxito”, y por el otro: “Ser exitoso no me preocupa demasiado”. Otro opone “los elogios me dan vergüenza” a “me gusta ser elogiado”.
En cada par, una de las respuestas otorga un punto y la otra no. Al final, el total de puntos representa una estimación del nivel de narcisismo. La media se halla entre 12-15 puntos. Para las celebridades, esa cifra se acerca a los 18. Cuando el resultado final queda por encima de 20, se considera que la persona tiene grandes rasgos de narcisismo. Hay varios sitios web que permiten realizar una simulación del test, tanto en español como en inglés.
Las facetas del narcisismo
En las más de cuatro décadas transcurridas desde que Raskin y Hall diseñaron su inventario, se han postulado muchas variantes con el propósito de superarlo o perfeccionarlo. La más reciente -publicada en un artículo en febrero de este año por científicos de Estados Unidos y Canadá- plantea que, en lugar de proponer pares de frases para elegir, la prueba podría ofrecer solo la opción narcisista (por ejemplo, “me gusta mirarme al espejo”) y pedir a la persona encuesta que valore -con puntuaciones de 1 a 10- cuánto se identifica con cada una.
Entre lo más destacado de este último trabajo se encuentra el hecho de identificar cinco facetas de la personalidad narcisista: vanidad, deseos de liderazgo, sensación de superioridad, búsqueda de manipular a los demás y fantasías de grandeza. Los investigadores destacan que las primeras tres de esas facetas pueden resultar un poco molestas, pero no son nocivas para los demás y, en cierta medida, pueden ser beneficiosas para ayudar a lograr objetivos.
Por el contrario, el afán de manipular a otras personas y las fantasías de grandeza son características que a menudo hacen mucho más difíciles las relaciones sociales, pueden generar problemas y, en ciertos casos, sentar las bases para algún grado patológico de narcisismo.
Una sola pregunta es suficiente
El IPN y otras pruebas similares son un recurso que permite medir el grado de narcisismo de una persona, siempre y cuando -obviamente- esa persona acceda a invertir unos minutos en responder el test. Existe, sin embargo, una manera más rápida y, según los científicos de Estados Unidos y Países Bajos que la presentaron en 2014, también efectiva: la llamada escala de narcisismo de un solo elemento.
Como su nombre lo indica, esta prueba incluye una sola pregunta: “¿Eres narcisista?”. Por sorprendente -e incluso absurdo- que parezca, el método suele dar resultado. Las personas narcisistas la mayoría de las veces responden que sí. Quienes no lo son (o lo son solo en un grado muy bajo), por el contrario, casi siempre lo niegan.
¿Por qué los narcisistas admiten serlo? Pues porque para ellos esta característica no constituye un defecto. Todo lo contrario: lo ven como un elemento positivo de su forma de ser. “Ellos se sienten superiores al resto de la gente y les parece bien expresarlo de forma pública”, explicó Brad Bushman, uno de los autores de la investigación.
En 2016, otro estudio analizó el grado de narcisismo de 2.153 personas tanto a través de esta prueba como a través del IPN. Los resultados no solo mostraron que la escala de un solo elemento funciona, sino que además elimina ambigüedades. El inventario de Raskin y Hall puede juzgar como narcisistas a personas que en realidad no lo son pero que sí tienen muchas ambiciones y gran confianza en sí mismas. La pregunta única, en cambio, resultó más precisa y, por lo tanto, más eficaz. Por lo tanto, para saber si alguien es narcisista, la mayoría de las veces basta con preguntárselo.
Cuando el narcisismo se torna patológico
Un grado muy elevado de narcisismo está considerado un problema patológico: el trastorno de personalidad narcisista. Se caracteriza por un sentido exagerado de egocentrismo, preocupación extrema por sí mismo y falta de empatía con los demás. Desde 1980 forma parte del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, publicación oficial de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría.
Muchos trabajos científicos destacan las dificultades para el tratamiento de este trastorno, sobre todo porque -como ya se ha mencionado- las personas narcisistas no creen que tienen un problema, sino todo lo contrario. Una situación que en el narcisismo patológico resulta aún más acentuada.
Aunque las causas precisas de la aparición de este trastorno se desconocen, una de las hipótesis más aceptadas señala que una persona que en su infancia recibe muchas críticas o bien lo contrario, elogios desmedidos, puede desarrollarlo en la adultez. Un estudio reciente, por lo demás, muestra que también puede haber un componente genético vinculado con el desarrollo de este problema.
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