Los riesgos de frotarse los ojos: ¿por qué hay que evitarlo?
El de frotarse los ojos es un gesto muy natural. Lo hacen prácticamente todas las personas en determinadas ocasiones, muchas veces sin darse cuenta siquiera de que lo están haciendo: por ejemplo, cuando tienen sueño, después de despertar o en situaciones de mucho estrés.
Otro momento típico de frotarse los ojos es después de pasar muchas horas utilizando el ordenador, el teléfono móvil o la tableta. Esto se debe a que, al trabajar con pantallas, se reduce la frecuencia del parpadeo. En consecuencia, el ojo no se lubrica de manera normal y aparece una sensación de sequedad e irritación.
También suelen frotarse mucho los ojos las personas que padecen del síndrome del ojo seco, una enfermedad de la superficie ocular que en España afecta a unos 5 millones de personas (más del 10% de la población) y genera picor y la sensación de tener algún objeto extraño en la superficie ocular.
Por lo demás -como todos sabemos-, frotarse los ojos es una “técnica” clásica para intentar extraer cualquier elemento extraño que se haya introducido, y también para contrarrestar el picor ocasionado por alergias o por la presencia de eccemas en los párpados.
¿Por qué frotarnos los ojos nos alivia?
Si tendemos a frotarnos los ojos en todas esas situaciones es porque, en efecto, da resultado. Mejor dicho: genera un alivio inmediato, aunque a menudo solo temporal. Pero puede tener consecuencias muy perjudiciales.
¿Por qué genera alivio? Pues, por un lado, porque estimula la producción de lágrimas, que lubrican y limpian el ojo. De ese modo, la sensación de picor, sequedad e irritación se reducen o desaparecen, y es en efecto más sencillo quitar cualquier objeto extraño que se hubiera introducido en el ojo.
Por otra parte, ejercer presión sobre los globos oculares provoca una disminución de la frecuencia cardíaca, en una conexión conocida como reflejo óculo-cardíaco. Es por eso que contribuye con la relajación y que, casi de manera instintiva, tendemos a hacerlo cuando sentimos estrés.
No obstante, más allá de esos efectos positivos -los cuales, como se ha señalado, en muchos casos no son más que un alivio pasajero-, los especialistas y los estudios científicos señalan que hay que evitar frotarse los ojos, pues esta acción, sobre todo si se reitera muchas veces, puede generar numerosos perjuicios.
Los principales riesgos se enumeran a continuación:
1. Llevar bacterias al ojo
Frotarse los ojos consiste en poner en contacto los dedos (en ocasiones incluso los nudillos) con los globos oculares. A menos que la persona se haya lavado las manos justo antes, e incluso aunque se las haya lavado, el gesto equivale a llevar un gran número de bacterias a un tejido tan sensible como el de los ojos.
Tales bacterias pueden derivar en infecciones como la conjuntivitis (inflamación de la conjuntiva, la membrana transparente que recubre el ojo), la queratitis (inflamación de la córnea), la blefaritis (inflamación de los párpados) u orzuelos (bultos dolorosos en el borde del párpado), por nombrar solo las más habituales.
2. Dañar la superficie del ojo
Si se ha metido algo en el ojo, la reacción más natural es frotárselo o hacer presión sobre él, pero esto es precisamente lo que se debe evitar. Si se frotan los ojos, el objeto extraño puede “rayar” o causar una herida en la córnea, lo cual puede derivar en una infección, una úlcera corneal u otros problemas que afecten la visión.
El procedimiento aconsejado para cuando se mete algo en el ojo, como explica el blog del Instituto Oftalmológico Fernández-Vega, es tratar de expulsar el objeto por medio del parpadeo y las lágrimas; si eso no sucede, intentar extraerlo uno mismo tras haberse higienizado bien las manos; si eso tampoco es posible, acudir a un especialista.
3. Causar un derrame ocular
La presión sobre los ojos al restregarlos puede ocasionar la rotura de uno o varios vasos sanguíneos, ya que estos últimos son muy pequeños y sensibles y de ese modo, un derrame ocular (también llamado hemorragia subconjuntival), que se ve como una mancha roja en el ojo más o menos grande, sobre la superficie blanca de la córnea.
En general, estos derrames son benignos “pues el ojo reabsorbe esa pequeña cantidad de sangre y no afecta la visión”, según explica un artículo del oftalmólogo Salvador Nebro. Pero tienen consecuencias estéticas, dado que el rojo de la sangre en la mirada llama mucho la atención.
4. Deteriorar la piel de alrededor de los ojos
La piel que rodea a los ojos es muy delgada, sensible y frágil, y además está sometida a mucha movilidad a lo largo de la vida. Por eso, es la que primero enjevece, bastante antes que la piel del resto del cuerpo. Restregarse los ojos con mucha frecuencia acelera ese proceso y la aparición de bolsas, ojeras, arrugas y líneas de expresión.
Además del aspecto estético, el hábito de frotarse los ojos puede propiciar o adelantar la aparición de problemas como la ptosis palpebral (el párpado caído, que reduce la visión y a menudo debe tratarse con cirugía) y el eccema palpebral (dermatitis en el párpado, que genera picor, lagrimeo, inflamación y sequedad, entre otros síntomas).
5. Riesgo de queratocono
El queratocono es un problema que consiste en que la córnea pierde su forma normal, ovalada, para adquirir una forma cónica. Se desconocen sus causas exactas, aunque se sospecha que existe un componente genético. Acerca de lo que sí existe un consenso es que frotarse los ojos puede acelerar el daño.
Esto es porque la deformación de la córnea resulta “ayudada” por la presión que se ejerce sobre ella. La enfermedad se diagnostica sobre todo en niños y adolescentes con alergias que les generan picor en la zona de los ojos. Es fundamental procurar que eviten restregárselo, pues el queratocono afecta la visión y en muchos casos solo se soluciona con un trasplante de córnea.
Recomendaciones para evitar frotarse los ojos
Existen, además, algunos otros riesgos específicos para casos concretos. Deben evitar frotarse los ojos las personas con glaucoma -pues podrían comprometer el nervio óptico y, en general, toda la visión- y los miopes, en quienes aumenta el riesgo de sufrir un desprendimiento de retina.
En el caso de quienes hayan sido sometidos recientemente a una cirugía ocular (por un glaucoma, cataratas, cirugía de párpados, técnica LASIK, etc.), no deben frotarse los ojos bajo ningún concepto. Como la zona se encuentra muy sensible, se podrían complicar el resultado de la operación e incluso ocasionar importantes daños.
¿Qué hacer entonces cuando se sienta el deseo de frotarse los ojos? Las recomendaciones de expertos como los ya mencionados o como Julia Méndez, de la Clínica Baviera, con sede en Pamplona, son las siguientes.
- Cerrar los ojos o parpadear como respuesta a las sensaciones de picor, sequedad, irritación, etc.
- Si el trabajo obliga a pasar largas jornadas frente a pantallas, hacer pausas de descanso y tratar de alejarse de ellas cuando se sienta fatiga visual.
- Usar colirio, lágrimas artificiales, suero fisiológico, etc. Un oftalmólogo puede recomendar qué es lo más conveniente en cada caso.
- Lavarse las manos siempre antes de tocarse los ojos.
- En caso de alergias, usar colirios antihistamínicos y antiinflamatorios, siempre bajo prescripción del oftalmólogo.
- Si se sospecha que el deseo de frotarse los ojos puede derivar de otro problema, como síndrome del ojo seco, dermatitis en los párpados, estrés excesivo, etc., acudir a la consulta de un especialista.
Si no te quieres perder ninguno de nuestros artículos, suscríbete a nuestros boletines
6