Eva, una lectora de eldiario.es, nos escribe para contarnos el siguiente caso: “acabo de leer un artículo vuestro sobre la medicación que causa adicción en Estados Unidos y me ha recordado a algo que está pasando aquí actualmente en España con algunos sprays nasales. Por ejemplo, el Utabon es un descongestivo nasal que genera muchísima adicción, más que el tabaco.
De hecho, en el prospecto pone que no se puede usar más de tres días, pero cuando llegas a los tres días ya estás más que enganchado. Se vende en las farmacias creo que sin receta y conozco dos casos: uno de una persona que fue adicto años y que consiguió dejarlo pero que lo pasó fatal, y otra que actualmente es adicta“.
Hemos hecho la prueba de acudir a dos farmacias y pedir Utabon, que en efecto se nos ha ofrecido sin receta. Sin embargo, sí se nos ha advertido de que si se prolonga su uso durante más de tres días puede crear una cierta adicción. Cuando hemos preguntado cómo se puede vender un medicamento que crea adicción sin receta, en una de las farmacias se nos ha argumentado que no a todo el mundo le pasa y que si se siguen las instrucciones no hay peligro alguno.
Las mismas, alertan hasta cuatro veces en el prospecto de que si tras tres días de empleo, la rinitis -suele usarse en caso de rinitis alérgicas pero también en resfriados- no disminuye o incluso empeora, debe suspenderse el tratamiento de inmediato y acudir a un médico para consultar sobre el problema. En la segunda farmacia, atendidos por una licenciada en farmacia, se nos ha aclarado que los componentes de algunos sprays nasales, como la nafazolina, la fenilefrinao la oximetazolina, pueden provocar un fenómeno llamado taquifilaxia.
La taquifilaxia consiste en una pérdida de eficacia de estos compuestos en pocos días, por lo que la rinitis, debida a la inflamación de los capilares sanguíneos y a la excesiva secreción de mucosas, amaina a cada uso por un periodo más corto. En tal caso, debemos usar más seguido el spray para lograr aliviar la congestión, hasta que esta respuesta es tan corta que tenemos que estar continuamente usándolo para descongestionarnos.
Así podemos pasarnos meses o años, porque el abuso de estos productos termina -según la farmacéutica- provocando un efecto contrario, o de rebote. Es decir, irritando todavía más las mucosas y degenerando en una congestión crónica. Este fenómeno, parecido a una adicción pero que en realidad no lo es, se conoce como rinitis medicamentosa.
La rinitis medicamentosa puede llegar a degradar considerablemente la calidad de vida de las personas afectadas, hasta el punto de que el daño causado solo se pueda reparar con cirugía. Eventualmente, estos sprays llevan una sustancia conservante, un potente desinfectante, conocido como cloruro de benzalconio que en situación de abuso puede causar irritaciones del epitelio y las mucosas, aunque algunos estudios lo desmienten.
Una vez matizado que no se trata de una adicción real, sino de un círculo vicioso en que el spray produce el efecto contrario del deseado, conviene aclarar que la manera más fácil de evitar caer en la rinitis medicamentosa es respectar el límite de tres días de uso que fijan los prospectos y acudir a un especialista, un alergólogo, si el spray no nos ayuda.
Hay que pensar que la mayoría de las víctimas empiezan por una rinitis alérgica, es decir una alergia a algún producto del aire -mayormente polen- que les congestiona las vías respiratorias, por lo que es muy probable que sea mejor solución tomar antihistamínicos bajo prescripción médica que usar sprays nasales de forma reiterativa.
De hecho, existen diversas terapias para romper el ciclo -desengancharse- de la rinitis medicamentosa que pasan por el empleo de antihistamínicos, pero siempre bajo el asesoramiento de un médico especialista, un otorrinolaringólogo. En general, y viene especialmente a colación ahora que llega la primavera y con ella un notable aumento de polen en el aire, es mejor si se es alérgico acudir a un experto en alergias que automedicarse, sobre todo con sprays.
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