Con la menopausia, una etapa más en la vida de cualquier mujer, se acaba definitivamente la función ovárica. Es el origen también de ciertos cambios y posiblemente de la aparición de algunos trastornos. Pero los expertos insisten en recordar que la menopausia no es una enfermedad, no es sinónimo de vejez ni todas las mujeres tienen por qué sufrir los mismos síntomas ni con la misma intensidad.
Qué provoca la falta de estrógenos
La falta de estrógenos es una de las alteraciones que las mujeres sufren durante el climaterio (periodo de transición progresiva del estado fértil al no reproductor). Algunos de los síntomas fisiológicos más conocidos de la falta de estrógenos son:
Sofocos. La falta de estrógenos provoca un desfase de la temperatura corporal. Se calcula que sufren este síntoma entre un 60% y un 80% de las mujeres. En la mayoría de los casos aparece durante la noche, duran entre 3 y 6 minutos y se mantiene entre seis meses y dos años.
Cefaleas. También son frecuentes durante esta etapa. Las que aparecen de forma premenstrual suelen desaparecer en la menopausia.
Sensación de hormigueo en las extremidades. Es más frecuente a la menopausia tardía, a partir de los 60 años.
Síntomas psicológicos como ansiedad, tendencia a la depresión o nerviosismo.
Atrofia urogenital. Con la falta de estrógenos disminuye la lubricación de la vagina y la retracción de sus tejidos.
Osteoporosis. A largo término, la falta de estrógenos puede provocar la pérdida progresiva de calcio en los huesos ya que el estrógeno contribuye a su regeneración.
Enfermedades cardiovasculares. El déficit de estrógenos aumenta la posibilidad de trombosis coronarias debido a un cambio en el metabolismo lipídico.
Para tratar estos síntomas existen varios tratamientos, que prescribe el profesional sanitario en función de las necesidades de cada mujer. El tratamiento hormonal con estrógenos consiste en suministrar un suplemento de estas hormonas para que las mujeres puedan recuperar los niveles mínimos hormonales. Se trata de un conjunto de hormonas sintéticas, elaboradas en un laboratorio, que sustituyen las hormonas que la mujer ya no fabrica de manera natural.
Beneficios de la terapia con estrógenos
La administración de estrógenos sí ha demostrado una disminución de las manifestaciones de la menopausia cuando estas alteran ya, y de forma significativa, la calidad de vida de la mujer. Es un tratamiento que necesita supervisión médica y no puede alargarse más de cinco años. Hasta los años 90, se consideraba que la terapia hormonal no solo aliviaba algunos de los síntomas más molestos, sino que también aportaba beneficios:
Son útiles para el tratamiento de los sofocos y las sudoraciones.
La respuesta a los síntomas urogenitales también suele ser buena, aunque se tarde unos meses en percibir mejoras.
La terapia con estrógenos disminuye el riesgo tanto de fracturas vertebrales como no vertebrales, aunque su efecto es limitado en el tiempo.
Pero en los últimos 20 años, el uso de estrógenos como terapia hormonal ha sido objeto de un intenso debate dentro de la comunidad científica por las muchas dudas sobre su relación beneficio-riesgo
Controversia sobre los estrógenos
Varios estudios realizados después han concluido que los riesgos que conlleva recibir terapia hormonal en la menopausia superan los beneficios, según reconoce la Sociedad Americana del Cáncer. En el año 2002, un grupo de investigadores de la Universidad de Oxford, en colaboración con el National Health Service y el Centro de Investigación del Cáncer británico, realizaban el estudio Million Women Study para determinar el riesgo de esta terapia. Para hacerlo, analizaron más de un millón de mujeres de edad superior a los 50 años, seguidas en programas de cribado de cáncer de mama.
Tras unos cinco a seis años de estudio, los expertos pararon la investigación con estrógenos y progestágenos ya queconsideraron que los riesgos sobrepasaban los beneficios. La combinación de estrógenos y progestágenos aumenta el riesgo de accidente vascular cerebral, de problemas con la memoria y demencia, de trombosis en las piernas. Los dos tratamientos, sin embargo, reducen el riesgo de fracturas y de diabetes. El estudio no tuvo entonces poder estadístico suficiente para evaluar el riesgo asociado con el cáncer de ovario.
En EE.UU., uno de los principales estudios sobre los efectos de la terapia con estrógenos se incluye en el proyecto Women’s Health Initiative (WHI). Se trata de un conjunto de estudios clínicos que consiste en distintos ensayos clínicos con asignación aleatoria a un total de 161.808 mujeres de edades entre 50 y 79 años. Ambos estudios, el británico y el estadounidense, son de los más extensos realizados sobre la terapia hormonal.
Demuestran que el uso de estrógenos o de la combinación de estrógenos y progestágenos a corto plazo puede mejorar los síntomas vasomotores y prevenir la aparición de fracturas. Pero los expertos no recomiendan su uso a medio y largo plazo. Según las investigaciones, los riesgos de la combinación de estrógenos y progestágenos sobrepasan los beneficios. En concreto, el incremento del riesgo de cáncer de mama, en función de la duración del tratamiento y de la edad en que se inicia.
El riesgo sería mayor en mujeres que inician al tratamiento hacia los 50 años. El uso de estrógenos solos ha demostrado también que incrementa el riesgo de cáncer de ovario a muy largo término (más de 10 años). El consenso mundial sobre terapia con estrógenos de 2013 establece el uso de estrógenos en pacientes con una menopausia prematura (previa a los 40-45 años).
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