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Suele hablarse mucho del sedentarismo del oficinista o el estudiante y destacar los problemas de salud que generan los oficios y actividades que implican pasar mucho rato sentado, pero no es tan conocido que los trabajos que exigen pasar muchas horas en pie, aunque sea moviéndonos, también presentan sus cuadros de mala salud.
Dependientes, vigilantes, patrulleros, camareros y otras muchas ocupaciones demandan una alta parte del tiempo sin dar reposo a la tensión que para el cuerpo significa estar en pie y, por lo tanto, requieren de una prevención y unas medidas de salud.
Principales problemas de trabajar de pie
1. Problemas circulatorios
Al contrario de lo que podría pensarse, trabajar de pie no es bueno para el sistema circulatorio, ya que la situación es similar a la de trabajar sentados cuando el movimiento es poco. O no exige una actividad física intensa.
El principal problema, en estos casos, es que el sistema circulatorio se muestra menos eficiente en el retorno sanguíneo al tener que superar la altura de pies a cabeza y esto va generando un estancamiento crónico venoso, con las varices como mayor síntoma.
La investigación incluso revelaba que el riesgo de enfermedad cardiaca es mayor entre las personas cuyos empleos exigen estar predominantemente de pie (6,6 %) que entre los individuos cuyas tareas se desarrollan sobre todo sentadas (2,8 %)
A largo plazo, el riesgo de infarto se dispara hasta el punto de que un estudio publicado en 2017 en American Journal of Epidemiology alertaba de que las personas que trabajan de pie tienen el doble de probabilidades de sufrir una insuficiencia cardiaca.
La investigación incluso revelaba que el riesgo de enfermedad cardiaca es mayor entre las personas cuyos empleos exigen estar predominantemente de pie (6,6%) que entre los individuos cuyas tareas se desarrollan sobre todo sentados (2,8%). Es decir, que tiene mayor riesgo coronario trabajar de pie que sentado.
Este riesgo se agrava si la persona es obesa, diabética, toma anticonceptivos orales, pero también si las condiciones de trabajo implican mucho calor o bien sequedad ambiental debido a aires acondicionados o calefactores, o si la la persona presenta una mala hidratación.
2. Dolores articulares
Otro rango de problemas se presentan en músculos y articulaciones, puesto que la tensión sobrecarga toda la estructura corporal. Especialmente, si la persona apenas se muevo, como es el caso de los camareros y dependientes de barra o los peluqueros.
Las principales dolencias se producen en la columna, pero también en rodillas y en la planta de los pies, siendo la fascitis plantar una de las consecuencias más comunes. Si el trabajado se realiza con zapatos de tacón, los dolores y problemas pueden extenderse a glúteos y gemelos, así como aumentar el riesgo de juanetes. También la zona cervical puede sufrir.
3. Hongos en los pies
Una consecuencia directa de trabajar de pie suele ser una mayor sudoración en los pies. Si no llevamos el calzado adecuado, por ejemplo en verano un calzado que transpire, o bien no observamos una correcta higiene, por ejemplo con el cambio frecuente de calcetines, crearemos un ambiente húmedo muy favorable a los hongos.
Este ambiente favorable puede dar lugar a problemas como el pie de atleta, que nos causará lesiones entre los dedos de los pies debido a la sequedad que genera en la piel que pueden ser solamente dolorosas y molestas.
¿Cómo prevenir estos riesgos?
Desde el servicio de prevención laboral de Grupo Quirón, aportan una serie de recomendaciones:
- Proveer de superficies apoyapiés en el mostrador: para tareas que implican una carga estática, es decir, trabajo a pie quieto. En este caso, la posición menos agresiva es alternar el peso del cuerpo sobre un pie y el otro, ya que descarga a la zona lumbar y las piernas. La altura recomendada son 20 centímetros del suelo.
- Proporcionar un asiento auxiliar para el trabajador: debe ser regulable y contar con reposapiés.
- Si se trabaja frente a una mesa, la altura de esta debe ser regulable para adaptarla a las necesidades del empleado. En este sentido, el INSHT recomienda distintas alturas dependiendo de si el trabajo es de precisión, es ligero o, en cambio, utiliza la fuerza.
- Analizar el material del pavimento: la superficie sobre la que se apoya el trabajador también es importante: cuanto más dura sea, más fatiga provocará. En este sentido, los suelos de madera o goma son menos agresivos para el empleado. Esto se puede paliar colocando alfombras ergonómicas.
- Equipar al trabajador con un calzado de trabajo apropiado: son un EPI básico en muchas profesiones. Para trabajar de pie de manera continuada, es recomendable que el calzado sea adecuado en cuanto a la talla, flexible y que permita la transpiración, pero que otorgue el suficiente agarre en el talón. La plantilla debe ser acolchada y la suela, antideslizante. La ligereza es un plus para reducir la fatiga y hay que evitar los zapatos de tacón.
Además se deberían determinar los periodos de descanso: estos descansos deben aprovecharse para variar de posturas e incluso para realizar estiramientos que relajen las zonas musculares más afectadas.
A este respecto, en el ordenamiento jurídico español no existe ninguna norma que establezca limitación alguna al trabajo continuado en postura de pie. El Estatuto de los trabajadores determina que “cuando la duración de la jornada diaria continuada exceda de seis horas, deberá establecerse un período de descanso durante la misma de duración no inferior a quince minutos”. Sin embargo, no hace referencia a la postura adoptada.
En cuanto a normas posturales del trabajador, el Colegio Oficial de Fisioterapeutas del País Vasco propone:
- No permanecer en la misma postura durante periodos prolongados.
- Alternar actividades que requieran estar de pie con otras que impliquen estar sentado o en movimiento.
- Intercalar periodos breves de descanso entre las diferentes actividades.
- Modificar el entorno (mobiliario, altura de los objetos, iluminación, etc.), buscando la situación más cómoda y segura para la espalda.
- Planificar con antelación los movimientos o gestos que se quieran realizar.
- Alternar un pie tras otro. Cambiar la postura con frecuencia.
- En caso de trabajos en bipedestación estática, de vez en cuando debemos dar algunos pasos (para favorecer el retorno venoso) y apoyarnos en la pared (para relajar nuestra columna).
- Si se trabaja con los brazos mientras se está de pie, hacerlo a una altura adecuada que permita apoyar los brazos.
- La cabeza debe mantenerse en el plano horizontal o flexionarse ligeramente la columna cervical.
- Evitar llevar los hombros adelante, ya que favorece la cifosis dorsal (culvatura de la columna) y el adelantamiento de la cabeza.
- Vestir con ropa cómoda y amplia, que permita la movilidad completa y no produzca compresiones en ninguna zona.
- Evitar los giros excesivos del tronco, ya que aceleran que aparezca la fatiga. Si hay que realizar giros o torsiones, se harán con movimientos de caderas y rodillas, en vez de con la columna lumbar.
- La carga del peso corporal debe ser equilibrada entre ambas extremidades para evitar sobrecargas y hacerse con los pies ligeramente separados aumentando, así la base de sustentación del cuerpo.
- Mantener unos hábitos de vida saludable como hidratarse bien, realizar ejercicio físico, seguir una dieta saludable, evitar el sobrepeso o dejar de fumar incide de manera positiva.
Respecto a los pies, propone controlar el sudor, utilizar calzado que transpire y calcetines de algodón, que deberemos cambiarnos cada día o cada ciertas horas si sudamos mucho, Y al llegar a casa, quitarnos el dolor con baños de contraste entre agua fría y caliente.
El motivo es que tiene un efecto antiinflamatorio casi inmediato debido a la vasoconstricción del agua fría seguida de la vasodilatación tras meter los pies en agua caliente. Ello provoca el aumento de la circulación local y desinflama los pies, además de estimular el sistema nervioso. También se recomienda descalzarse al llegar a casa y andar descalzos un rato para masajea los pies y permitir que se relajen.
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