Se calcula que alrededor de un 85-90% de las personas son diestras, dejando en clara minoría a los zurdos. Esta división desigual ha tenido para los zurdos numerosas desventajas hasta hace unos años. Han tenido que utilizar tijeras, cuchillos y un sinfín de objetos cotidianos pensados solo para diestros. En algunos casos, algunas de estas personas incluso han tenido o han querido desviar su inclinación natural de hacerlo todo con la izquierda y pasarse a la derecha. De hecho en épocas no tan pretéritas se decía que la izquierda era la mano del diablo.
Zurdo o diestro, más allá de la escritura
Determinar si una persona es diestra o zurda es, en muchas ocasiones, subjetivo. La clave es observar una amplia variedad de comportamientos cotidianos, no solo escribir; encender una cerilla, usar un cepillo de dientes o una cuchara. Si, por ejemplo, siempre usa la mano izquierda para la mayoría de las actividades, lo más probable es que esa persona sea zurda. Si siempre o casi siempre usa la mano derecha, probablemente seas diestro.
Pero, en cambio, si usa una mano para aproximadamente la mitad de las actividades y la otra para el resto, es muy probable que sea ambidiestra, incluso si prefiere una mano concreta para escribir. Ahora bien, para poder afirmar que una persona es realmente zurda, por ejemplo, es necesario confirmarlo con un test completo de lateralidad, que es el que mostrará si la persona usa el lado izquierdo en todos los campos de funcionamiento, que es el que define las personas zurdas.
¿Una cuestión de genes?
Lo que para algunos expertos está claro es que una persona nace zurda o diestra. Los investigadores han especulado durante años que un solo gen estaría relacionado con la preferencia izquierda-derecha. Pero no han llegado a determinar de qué gen están hablando. Tras la secuenciación de los genes de más de 100.000 personas, es significativo el hecho de que no se haya descubierto uno concreto que explique esta diferencia.
Esto podría indicar, quizás, que no hay ninguno específico. Los genetistas tampoco se ponen de acuerdo sobre cuál es el proceso exacto que explicaría esta división. Otros estudios sugieren que no solo es un gen sino múltiples, quizás hasta 40 genes, los que contribuyen a este rasgo. Es probable, aseguran, que cada uno de estos genes tenga poco efecto por sí mismo, pero juntos podrían jugar un papel importante en establecer una preferencia u otra.
Los estudios sugieren que al menos algunos de estos genes ayudan a determinar la asimetría general derecha-izquierda del cuerpo. La investigación en este campo tiende a decir que, más que influir en si una persona es diestra o no, lo que sí determinan es si la tendencia predeterminada a ser diestro se acabará por expresar o no.
En uno de los últimos estudios en este campo, publicado en la revista Brain, los expertos afirman que la mano sí tiene un componente genético tras establecer, por primera vez, que las diferencias entre las dos manos son visibles en el cerebro. En los zurdos, las dos mitades del cerebro, los hemisferios izquierdo y derecho, están mejor conectadas y más coordinados en las zonas involucradas en el lenguaje.
Pero a pesar de estos hallazgos, los expertos reconocen que se necesitan más trabajos para comprender el componente genético entre zurdos y diestros (el estudio se basa solo en población británica y ha encontrado un 1% de componente genético).
Dejando el cerebro de lado
La genética no es la única que se ha relacionado con el factor zurdo-diestro. Se ha investigado en otros campos y uno de estos estudios, publicado en la revista eLife, considera que ser diestro o zurdo no tiene nada que ver con nuestro cerebro o nuestro desarrollo neurológico ni la genética, como han apuntado en numerosas ocasiones. Ahora la investigación se enfoca más en que ser zurdo o diestro está ya escrito en nuestro funcionamiento biológico antes de nacer y que está escrito en la médula espinal.
Hasta hace poco, se suponía que las diferencias entre zurdos y diestros se localizaban en el hemisferio derecho e izquierdo, y estos serían, por tanto, los responsables. Pero ahora, la investigación sugiere que la preferencia por mover la mano izquierda o derecha se desarrolla en el útero, no a partir de los tres o cuatro años de vida. Es más, lo haría a partir de la octava semana de embarazo.
Según el estudio de la Universidad de Queen (Belfast), el bebé ya puede hacer movimientos en el vientre y elige su mano favorita antes de que el cerebro empiece a controlar el cuerpo. En su investigación, los expertos observaron el comportamiento embrional y después realizaron un seguimiento hasta los diez o doce años.
Los diestros, cuando estaban en el útero materno, chupaban el dedo de la mano derecha y los zurdos, de la izquierda. Debido a que en la décima semana los movimientos del embrión todavía no están controlados por el cerebro, se puede considerar que se trata de un movimiento reflejo de la médula espinal, concluyen los expertos. También demostraron que nueve de cada diez embriones eligieron la mano derecha (de ahí que solo el 13% de la población mundial sea zurda).
Zurdos y diestros, ¿distintos?
Mientras continúan las investigaciones e hipótesis sobre el origen de la división zurdos y diestros, no se han descrito diferencias significativas entre estos dos grupos de personas en cuanto a rasgos de personalidad se refiere (extraversión, amabilidad, emotividad, etc.). Pero sí se han establecido diferencias en determinados aspectos. Lejos de la superstición cultural y la discriminación hacia los zurdos que había hasta hace unos años, la investigación ha abierto nuevos enfoques:
- Existe la creencia de que las personas zurdas piensan más rápido que las diestras. Aunque algunos estudios indican que los zurdos acostumbran a tener conexiones entre los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, y esto les permitiría procesar la información más rápidamente, no se ha acabado de demostrar.
- También se ha considerado a los zurdos como más creativos. Esto se explicaría porque tienen más facilidad para el pensamiento divergente, lo que les permitiría encontrar varias soluciones para un problema. Las especulaciones también dicen que el hemisferio derecho, el de la creatividad, lo tienen más desarrollado. Aunque hay varios estudios sobre esta cuestión, son poco concluyentes.
Pese a investigaciones de este tipo, debe tenerse en cuenta que ni el hecho de ser zurdo es mejor o peor ni conlleva problemas como hiperactividad ni ventajas como las descritas. Se ha apuntado que la diferencia la marca sobre todo que se desarrolle o no una lateralidad homogénea, es decir, que esté bien definida (se usa la derecha para todo o la izquierda para todo). Cuando esto no está bien determinado, cuando se usa el lado derecho para unas funciones y el izquierdo para otras, la lateralidad no es homogénea y es cuando pueden aparecer problemas de aprendizaje, personales, laborales, etc.
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