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OPINIÓN | 'Este año tampoco', por Antón Losada

El disparate de La Rioja

La Rioja no es Madrid. Pablo Iglesias no es Raquel Romero. Y un escaño no es lo mismo que 42. Pero el lamentable espectáculo vivido en la investidura fallida de esta comunidad autónoma, donde gobierna desde hace décadas la derecha, ha colocado a Podemos en una posición muy difícil de explicar, no solo entre sus votantes riojanos.

Tranquiliza saber que en la dirección de Podemos también son conscientes del disparate de la posición que defiende su hoy famosa Raquel Romero. Tal y como publica eldiario.es en exclusiva, Pablo Echenique –comisionado para las negociaciones postelectorales– presionó a su única diputada en La Rioja para pedirle que permitiera la investidura. Asusta todo lo demás: que ni Echenique ni tampoco Iglesias –que públicamente se manifestó a favor de facilitar la investidura, aunque matizase que no era “una decisión suya”– lograsen imponer la cordura. Que el partido sea incapaz de controlar a una diputada díscola, cuya posición no entienden ni los círculos de Podemos en La Rioja, que han llegado a “pedir perdón” a sus votantes en un comunicado.

Muchos inscritos de Podemos en La Rioja también han solicitado una consulta para votar la postura en esta investidura, algo que debería ser obligatorio según los estatutos del partido. Tampoco han sido escuchados.

En teoría, la dirección nacional de Podemos no tiene autoridad directa sobre Raquel Romero; es un partido donde supuestamente las distintas federaciones tienen autonomía. Supuestamente, como en el resto de los partidos “federales”. Porque en Podemos La Rioja manda una gestora nombrada desde Madrid. Porque Raquel Romero llegó a ese escaño sin pasar por las primarias, que acabaron en un juzgado tras una denuncia de un sector del partido. Porque Romero fue designada a dedo, por la misma dirección nacional a la que ahora no escucha.

En Podemos, valoran como posibilidad nombrar una segunda gestora en La Rioja, a ver si tienen más suerte que con la primera. Pero el problema de fondo es que las gestoras no mandan sobre los diputados, y que Raquel Romero, con su acta en el bolsillo, está completamente descontrolada y parece capaz de forzar una repetición electoral que, con seguridad, le volvería a dar el Gobierno a la derecha.

El ejemplo riojano, además, se puede extender a otras autonomías: Navarra y Aragón. Allí, como en La Rioja la investidura está en el aire y depende de Podemos. Allí también piden entrar en el gobierno. Allí también negocia ese equipo llegado desde Castilla-La Mancha, que dice inspirarse en 'Borgen' y por ahora la serie que más les define es “Vergüenza”. Allí, como en La Rioja, la dirección del partido parece incapaz de imponer su criterio.

Lo explica como nadie Esmeralda Figueiras Fuertes, militante de base de Podemos La Rioja, en este imprescindible artículo sobre la posición de Raquel Romero, “en rebeldía contra su partido y sus votantes”. También Henar Monero, la única diputada de IU en La Rioja y quien más duramente criticó durante la fallida investidura la posición de Romero, hasta hace poco su compañera de lista. “Si no conseguimos formar un Gobierno de izquierdas en los próximos dos meses, esto es una derrota para la clase trabajadora y para las clases populares”, dice en esta entrevista de eldiario.es donde no puede hablar más claro: “Tras este espectáculo, quien decida votar y no mandarnos a la mierda irá al voto útil del PSOE y sería un error”.

Un error que va mucho más allá de La Rioja.

La Rioja no es Madrid. Pablo Iglesias no es Raquel Romero. Y un escaño no es lo mismo que 42. Pero el lamentable espectáculo vivido en la investidura fallida de esta comunidad autónoma, donde gobierna desde hace décadas la derecha, ha colocado a Podemos en una posición muy difícil de explicar, no solo entre sus votantes riojanos.

Tranquiliza saber que en la dirección de Podemos también son conscientes del disparate de la posición que defiende su hoy famosa Raquel Romero. Tal y como publica eldiario.es en exclusiva, Pablo Echenique –comisionado para las negociaciones postelectorales– presionó a su única diputada en La Rioja para pedirle que permitiera la investidura. Asusta todo lo demás: que ni Echenique ni tampoco Iglesias –que públicamente se manifestó a favor de facilitar la investidura, aunque matizase que no era “una decisión suya”– lograsen imponer la cordura. Que el partido sea incapaz de controlar a una diputada díscola, cuya posición no entienden ni los círculos de Podemos en La Rioja, que han llegado a “pedir perdón” a sus votantes en un comunicado.