Hay pánico en el PP. La campaña de las gallegas se ha complicado para la derecha y el resultado final depende, en gran medida, de lo que haga un partido que ni siquiera se presenta allí. Todo está en la mano de Carles Puigdemont: si decide revelar los detalles de esa oferta que recibió del PP a cambio de que apoyara la investidura de Feijóo.
Solo así se entiende lo ocurrido en las últimas horas y ese sorprendente giro del PP: abrirse a la posibilidad de indultar a Carles Puigdemont.
Un repaso cronológico a los últimos acontecimientos permite entenderlo mejor.
El pasado jueves, el PP forzó en el Parlamento Europeo una votación para obligar a España a investigar la llamada “trama rusa” del procés: los supuestos nexos entre la autarquía de Vladímir Putin y el independentismo catalán. Incluido Carles Puigdemont, cuya respuesta fue una carta que dejó temblando al PP.
En el último párrafo, Puigdemont mandó un mensaje muy clarito: “Si mi partido hubiera permitido la investidura del candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, todos estos espectáculos se habrían evitado. Y de esto también hablaremos cuando toque. Como en la ‘trama rusa’ todo se sabrá”.
Obviamente, Puigdemont se refiere a la gran pregunta que la derecha nunca ha querido contestar: qué ofreció el PP a Junts cuando buscaban sus votos para llevar a Feijóo hasta La Moncloa.
El “todo se sabrá” de Puigdemont, al día siguiente, tuvo una curiosa reacción. El PP decidió ponerse la venda antes de la herida. Y el viernes, fuentes muy relevantes de la dirección del PP comunicaron a quince medios de distinta línea editorial –también a elDiario.es– tres cosas muy sorprendentes.
La primera, el PP reconoció que había estudiado la posibilidad de esa amnistía que pedía Junts. Y que la rechazaron pero no de plano: a las 24 horas.
La segunda, que en el PP ven muy difícil que se pueda condenar por terrorismo a Puigdemont.
La tercera, y más impactante, que el partido de Feijóo estaría dispuesto a indultar a Carles Puigdemont en determinadas circunstancias, como renunciar a la vía unilateral.
Por entenderlo mejor: ahora resulta que el ‘no’ del PP a la amnistía era técnico y no ético.
Ahora resulta que ni siquiera en la dirección del PP se creen que Puigdemont sea un líder terrorista.
Y lo más importante: ahora resulta que el PP está de acuerdo en indultar a Puigdemont si renuncia a la vía unilateral, como parte de un plan de “reconciliación de Catalunya”.
Después de tantas declaraciones incendiadas y meses de manifestaciones, ¿a qué responde este inexplicable giro de guion? ¿Cómo es posible que el PP se meta en este berenjenal a solo una semana de las elecciones gallegas?
Es muy evidente: este cambio de posición responde al temor de Feijóo al “todo se sabrá” de Puigdemont. En el PP preocupa que aparezcan pruebas demoledoras en la recta final de la campaña gallega: detalles, fechas, documentos o incluso alguna grabación. Que lo que pasó en esas negociaciones secretas con Junts salga a la luz y deje en evidencia la enorme hipocresía del Partido Popular.
Distintas fuentes aseguran que el PP rechazó la amnistía, aunque no de primeras. Y que ofreció una opción aún mejor: solucionar el asunto de forma más eficaz y discreta en los propios juzgados, gracias a su evidente influencia en esos tribunales que controlan “desde detrás” –como dejó claro en su famoso whatsapp Ignacio Cosidó–.
Un rechazo a la amnistía, por otra parte, que no era legal: era político. Para aprobar esa ley, habrían necesitado también los votos de Vox –que este domingo ha puesto el grito en el cielo contra Feijóo–. De no ser así, de haber dependido solo de los diputados del PP, es posible que hubiéramos visto a Feijóo dando la mano a Puigdemont en Waterloo. No sería la primera vez que el PP “habla catalán en la intimidad”.
Todo esto algún día se sabrá, como advierte Puigdemont. Y con detalle. Por eso el PP ha puesto en marcha una voladura controlada. Una estrategia de contención de daños: admitir una parte de lo ocurrido para evitar un incendio mayor.
El domingo, tras conocerse este giro de posición, y ante el revuelo organizado, Feijóo mandó un desmentido que no era tal. Dijo que “no se dan las condiciones” para un indulto a Puigdemont. Que es otra manera de decir lo mismo que dijeron esas importantes fuentes de la dirección del partido a quince periodistas el viernes: que, en determinadas condiciones, el indulto a Puigdemont sí sería una posibilidad.
¿Las condiciones? La más importante es obvia, aunque no se resalte: si Junts apoya al PP. Los indultos solo se dan desde La Moncloa, y Feijóo no está allí.
Sorprende poco esta hipocresía de la derecha española. Escandalizarse por las negociaciones del PSOE con Junts cuando ellos participaron también. No es muy distinta a la que aplicaron en el pasado. El mismo Aznar que negoció con “el movimiento vasco de liberación” se manifestaba después cuando era Zapatero el que hablaba con ETA. El mismo PP que indultó a los terroristas de Terra Lliure se opone a que se perdone a independentistas sin delitos de sangre.
Tal vez sea el karma. El mismo PP que acusa a Sánchez de ser rehén de Puigdemont hoy está en esta curiosa situación. Bailando al son de Waterloo, donde no dan crédito ante lo ocurrido. “El PP es el camarote de los hermanos Marx”, dicen desde Junts.
Las voladuras controladas, además, tienen un problema: que no siempre salen bien. Algo que tienen muy presente en el PP porque ya les pasó.
En la última semana de campaña de las elecciones generales de julio, en Génova cundió un temor muy similar al actual: el miedo a que aparecieran en la prensa nuevos documentos y evidencias que demostraran la estrecha relación que tuvo Feijóo con el narco Marcial Dorado.
¿Recuerdan aquellas declaraciones de Feijóo? “Cuando yo le conocí había sido contrabandista, no narcotraficante”. “Antes no había internet ni Google”, se justificó también. Pues todas esas excusas, tan ridículas, eran un intento de anticiparse a lo que podría aparecer: una voladura controlada.
Aquello acabó como acabó: con una estrepitosa derrota del PP el 23 de julio. Y este domingo en Galicia no descarten un desastre similar. El PP sigue siendo el favorito, pero las encuestas empiezan a pronosticar un escenario muchísimo más apretado para Alfonso Rueda de lo que aparentaba hace apenas dos semanas.
Hoy es posible lo que parecía imposible: que el PP pierda la mayoría absoluta en Galicia. De ser así, dudo que Feijóo llegue a cumplir dos años al frente del Partido Popular.
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