A pesar de las presiones, el juez Javier Gómez Bermúdez ha decidido seguir adelante con el caso Bárcenas. Es una buena nueva para los ciudadanos y una pésima noticia para el Partido Popular. A través de la fiscalía, la mano invisible del Gobierno había intentado maniobrar para que fuese el sobrecargado juzgado de Pablo Ruz –un juez interino que en septiembre dejará la Audiencia Nacional– quien se ocupase de esa querella de IU que tantos dolores de cabeza da. La jugada, por ahora, les ha salido mal.
Como expliqué el domingo en mi artículo para El Periódico, Ruz ha ejecutado estos días un regate difícil de justificar. Primero rechazó investigar los papeles de Bárcenas. Y después –casualmente, tras la querella de IU ante la Audiencia Nacional– se corrigió a sí mismo para abrir pieza separada. De ese modo, Ruz bloqueaba el resto de las querellas que se habían presentado por los papeles de Bárcenas y paralizaba cualquier otra investigación que no pasase por su juzgado. La fiscalía apoyó ambas decisiones de Ruz, a pesar de ser contradictorias entre sí.
Detrás de esta decisión de Ruz se intuye la mano de un fiscal general del Estado nombrado por el Gobierno y que estos días, con tanto cambio de criterio, probablemente duerme peor de lo normal. Por supuesto, el PP habría preferido que el caso Bárcenas nunca llegase a la Audiencia Nacional. Pero, puestos a elegir la opción menos mala, la mejor alternativa para los conservadores es que el caso se quede en el colapsado juzgado número 5 de la Audiencia Nacional, sepultado bajo los más de 700.000 folios de la Gürtel y bajo la instrucción de un juez, Pablo Ruz, que está casi de interino y que en septiembre se irá a una plaza aún por determinar. El próximo destino de Ruz está pendiente de lo que decida ese CGPJ donde los magistrados nombrados por el PP suman mayoría. Su carrera judicial dependerá en gran medida de lo que haga en estos meses que le quedan en la Audiencia Nacional.
El auto de Gómez Bermúdez es una bomba para el PP, y no solo porque pelee por la competencia con Ruz. De entrada, va a citar a declarar a todos los grandes constructores que aparecen en los papeles de Bárcenas para que expliquen, como imputados, si pagaron esos donativos y a cambio de qué. Gómez Bermúdez también imputa al propio Luis Bárcenas y a su antecesor, un hombre decisivo en el partido: el histórico extesorero Álvaro Lapuerta. Por el momento, deja fuera de la imputación a otros dirigentes –como Trillo, Rato o Acebes– porque “resulta prematuro”. Pero esto no significa que mañana no los pueda procesar.
Desde la derecha mediática ya han comenzado a atacar al juez Gómez Bermúdez por su decisión. “Al estilo Garzón” critica Pedro J. Ramírez, claramente disgustado porque la Audiencia Nacional investigue una información que, a su manera, su propio periódico inició. Los conspiranoides del 11M, que no le perdonan aquella sentencia sin “agujeros negros”, olvidan un detalle importante: que Gómez Bermúdez podría haberse quedado con la Gürtel sin necesidad de maniobrar. Cuando pidió plaza en la Audiencia Nacional pudo elegir juzgado; por puntos, podía haberse quedado con el número 5, que tenía todos los casos de Baltasar Garzón, pero de forma muy pensada escogió el 3.
Dudo que la pelea judicial por la competencia del caso Bárcenas haya terminado ya. La fiscalía ya ha anunciado que recurrirá este auto; quiere que Ruz recupere el control sobre la investigación. Sin embargo, Gómez Bermúdez ha dejado claro que tiene argumentos sólidos para reclamar el caso. La clave está en el punto 22 de su auto, donde responde al fiscal que su “informe no es preceptivo y, por lo tanto, tampoco vinculante”. Traducido: que más allá de lo que diga la Fiscalía, es su juzgado “al que le correspondió por turno de reparto” la querella de IU (punto 1 de su auto) quien tiene que instruir esta investigación.
Otra de las claves del auto de Gómez Bermúdez está en los puntos 19 a 21, donde el juez describe al PP como presunto “beneficiario de las donaciones” “a título lucrativo”. Es decir, que puede ser “afectado por la investigación”. El argumento tiene su interés porque en un juicio no se puede ser al mismo tiempo acusado y acusación. Y si el PP es acusado, no podrá ser parte de la acusación popular, como sí está personado en la Gürtel. Por tanto, en contra de lo que argumenta Ruz, es un caso distinto que no se puede agrupar bajo el paraguas de la Gürtel. Para desgracia del Partido Popular.
A pesar de las presiones, el juez Javier Gómez Bermúdez ha decidido seguir adelante con el caso Bárcenas. Es una buena nueva para los ciudadanos y una pésima noticia para el Partido Popular. A través de la fiscalía, la mano invisible del Gobierno había intentado maniobrar para que fuese el sobrecargado juzgado de Pablo Ruz –un juez interino que en septiembre dejará la Audiencia Nacional– quien se ocupase de esa querella de IU que tantos dolores de cabeza da. La jugada, por ahora, les ha salido mal.
Como expliqué el domingo en mi artículo para El Periódico, Ruz ha ejecutado estos días un regate difícil de justificar. Primero rechazó investigar los papeles de Bárcenas. Y después –casualmente, tras la querella de IU ante la Audiencia Nacional– se corrigió a sí mismo para abrir pieza separada. De ese modo, Ruz bloqueaba el resto de las querellas que se habían presentado por los papeles de Bárcenas y paralizaba cualquier otra investigación que no pasase por su juzgado. La fiscalía apoyó ambas decisiones de Ruz, a pesar de ser contradictorias entre sí.