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Un inversor anónimo rescata Madrid

En el capitalismo quien paga manda y hay alguien que manda en Madrid y del que ni siquiera sabemos cómo se llama. La Comunidad de Madrid ha cerrado un préstamo de nada menos que 1.452 millones de euros con un misterioso inversor internacional del que no conocemos absolutamente nada. El Gobierno de Ignacio González se niega a desvelar su nombre, como si estuviésemos ante un crédito personal, como si no hablásemos de dinero público. El inversor desconocido bien podría ser un fondo soberano de la dictadura china, capital de la mafia rusa, dinero negro de un paraíso fiscal o el dueño de esos casinos que pronto florecerán en Eurovegas. No conocemos las condiciones ni el origen de esa millonada a crédito cuyos intereses pagarán todos y cada uno de los contribuyentes madrileños. Pero sí sabemos que ese dinero permitirá a la Comunidad de Madrid esquivar el FLA, el fondo de rescate para las autonomías. ¿A qué precio? Es un misterio.

En los países civilizados, como Estados Unidos, las ventas de deuda pública son transparentes y se sabe qué porcentaje compran, por ejemplo, los chinos o los saudíes. Es una información relevante porque, en un mundo donde el crédito se ha convertido en un bien escaso, los préstamos tienen letra grande pero también pequeña.

¿Es aceptable que una operación financiera de estas características en una administración pública sea anónima? ¿Es normal que los madrileños nos endeudemos sin saber a quién le debemos el dinero? Parece que sí en España, un país donde la transparencia sigue siendo la gran reforma pendiente –mucho más que esa comentada reforma del sistema electoral a la que se atribuye todo tipo de virtudes mágicas–. Porque los mejores desinfectantes que existen contra la corrupción y los abusos de poder son la luz y los taquígrafos.

En el capitalismo quien paga manda y hay alguien que manda en Madrid y del que ni siquiera sabemos cómo se llama. La Comunidad de Madrid ha cerrado un préstamo de nada menos que 1.452 millones de euros con un misterioso inversor internacional del que no conocemos absolutamente nada. El Gobierno de Ignacio González se niega a desvelar su nombre, como si estuviésemos ante un crédito personal, como si no hablásemos de dinero público. El inversor desconocido bien podría ser un fondo soberano de la dictadura china, capital de la mafia rusa, dinero negro de un paraíso fiscal o el dueño de esos casinos que pronto florecerán en Eurovegas. No conocemos las condiciones ni el origen de esa millonada a crédito cuyos intereses pagarán todos y cada uno de los contribuyentes madrileños. Pero sí sabemos que ese dinero permitirá a la Comunidad de Madrid esquivar el FLA, el fondo de rescate para las autonomías. ¿A qué precio? Es un misterio.

En los países civilizados, como Estados Unidos, las ventas de deuda pública son transparentes y se sabe qué porcentaje compran, por ejemplo, los chinos o los saudíes. Es una información relevante porque, en un mundo donde el crédito se ha convertido en un bien escaso, los préstamos tienen letra grande pero también pequeña.