En pleno ecuador de campaña y en situación de empate técnico, según las encuestas, los candidatos de PP y PSOE han desaprovechado el cara a cara para estimular el voto y marcar grandes diferencias entre las dos principales formaciones en liza para el 25M. Miguel Arias Cañete y Elena Valenciano han protagonizado un debate electoral sin apenas cuerpo a cuerpo y pasando de puntillas por los principales asuntos que enfrentan a ambas formaciones.
La candidata socialista apenas ha trenzado unas someras referencias a la corrupción del PP y no ha conseguido poner contra las cuerdas a Cañete en cuestiones relacionadas con políticas de mujer y aborto. El candidato popular, por su parte, ha enterrado a la socialista en una lluvia de cifras en las que ha basado su principal reproche al PSOE: todo lo que le pasa a España es culpa de la herencia recibida de Zapatero.
Durante los primeros compases del debate los candidatos se enzarzaron en el viejo asunto de si España ha sido rescatada o no. “Eso de que no ha habido rescate es falso”, le espetó la socialista al exministro de Rajoy. Cañete, esa fue su técnica toda la noche, respondió acusando a Zapatero de la crisis bancaria: “El señor Fernández Ordóñez (gobernador del Banco de España entonces) miró para otro lado y nosotros hemos hecho una reestructuración con el mínimo coste posible”.
Sobre el déficit de aquellos años, la socialista recordó a su oponente que “el déficit estaba en las comunidades autónomas: en Valencia, en Baleares o en Madrid”. Ajeno a las gestiones de Jaume Matas (pendiente de ingreso en prisión) o Camps (hundido políticamente por la Gürtel) el del PP respondió con desparpajo: “Señora Valenciano, los gobiernos tienen la obligación de controlar el déficit, con autonomías o sin autonomías”.
Cifras y reproches se llevaron buena parte del debate con capítulos habituales en estas citas como la frase de la socialista: “No sé quién le ha dado estas cifras” o la respuesta del popular: “La Intervención General del Estado es quien me ha dado las cifras”. Sin embargo, todo ese enfrentamiento estuvo marcado por el guante blanco, encorsetado por el formato elegido y sin más vida de la que se halla en cualquier sesión de control al Gobierno.
La corrupción que asuela al PP apenas ocupó unos minutos en el cara a cara. Fue Valenciano quien recordó a su oponente que las palabras “fraude fiscal” no aparecen ni una sola vez en su programa. La socialista coronó el argumento con un pulla al del PP: “Mire que viajan ustedes a Suiza”. Cañete ni contestó ni se dio por enterado.
La previsión de los analistas políticos señalaba que en las alusiones a la ley del aborto que prepara el PP habría un evidente punto de enfrentamiento entre ambos candidatos. Hubo referencias, pero de nuevo sin la intensidad esperada para una contienda electoral de estas características. La socialista acusó al PP: “Ustedes quieren meter a los ginecólogos en la cárcel y a los narcotraficantes en la calle”. “Toda persona tiene derecho a la vida”, respondió Cañete para preguntar: “¿A usted le parece razonable que una niña pueda abortar sin el consentimiento de sus padres?”.
El exministro y candidato del PP negó que su partido pretenda coartar la libertad de los españoles con la Ley de Seguridad Ciudadana. “Es una ley que va contra los violentos para garantizar el derecho de los demás”, señaló. La socialista la calificó de “ley mordaza que prohíbe salir a manifestarse pacificamente”.
Sin apenas enfrentamiento, ambos contrincantes abordaron el problema de la inmigración. Cañete recriminó a la socialista no aceptar un pacto de estado sobre la materia: “Yo no criticaré nunca a quienes están trabajando en las fronteras”. Valenciano le pidió más ayuda al desarrollo como política preventiva.
El cara a cara desgranó punto por punto los asuntos de la agenda nacional con apenas algunas referencias a la importancia de Europa. En sus turnos de cierre, Valenciano aseguró que el PP y el PSOE “servimos a intereses muy diferentes” y pidió la construcción de una Europa con rostro, que se preocupe de las heridas sociales de la crisis. Cañete se despidió afirmando que “estas elecciones son mucho más importantes de lo que pensamos” para reafirmarse al final: “Conozco aquella casa tan bien como la mía”.