Aires de cambio de ciclo político en Euskadi con la “marea” de EH Bildu comiendo terreno al PNV
La coalición gana en ediles -pero no en votos- a los de Ortuzar y conquista Vitoria, Gipuzkoa “y hasta Oyón” y el PNV dice “tomar nota” y señala que le ha lastrado la menor participación en unas elecciones locales desde 1991
En el especial informativo de ETB-2, el canal en castellano de la radiotelevisión pública vasca, la realización ha cortado la intervención del líder del PNV, Andoni Ortuzar, para dar paso a la reflexión del escrutinio de Arnaldo Otegi, el de EH Bildu. Euskadi sale de las elecciones municipales y forales de 2023 con aroma de cambio de ciclo político y aunque, en pura teoría, el PNV ha ganado con 322.000 votos (31%) por 297.000 de la coalición soberanista (29%) las caras de los primeros eran de preocupación y las de los segundos de celebración y satisfacción. EH Bildu, a quien la derecha ha convertido en protagonista de la campaña día sí y día también y a quien el PNV, siendo primera fuerza, había identificado y engordado como su único rival -si ganan “volverán a estar las calles llenas de basura”-, se ha llevado más ediles (1.050 por 981), ha logrado una histórica victoria en Vitoria y otra cómoda ventaja en Gipuzkoa. Pero, además, ha empatado en Donostia y se ha permitido incluso comerle terreno al indomable PNV de Bilbao, la única capital en España en la que siempre ha ganado en democracia el mismo partido.
“Hasta Oyón”, ha clamado un exultante Otegi en referencia al cómodo triunfo en el último confín de Euskadi, una localidad pegada a Logroño, donde él estuvo preso hasta 2016. EH Bildu ha obtenido en las elecciones municipales y forales de Álava, Bizkaia, Gipuzkoa y Navarra un resultado histórico que mejora incluso el de su irrupción en 2011, tanto en lo cualitativo como en lo cuantitativo (fueron 276.000 papeletas para lo que entonces se llamaba Bildu a secas en la comunidad autónoma vasca). Sumadas las cuatro circunscripciones en las que concurre, son la primera fuerza municipalista, según han destacado.
El éxito ha sido tal que en una céntrica discoteca de Vitoria Rocío Vitero, representante de una nueva EH Bildu menos vinculada a la izquierda abertzale tradicional -es hija de migrantes zamoranos y su idioma es el castellano-, no ha dudado en bailar aunque, en pura lógica política, tendrá muy difícil ser la primera alcaldesa de la historia de Vitoria, ya que ha logrado 7 de 27 ediles, el actual bipartito de PNV y PSE-EE tiene 12 y el PP, con 6, ya ha dicho por activa y por pasiva que no permitirá un mandado abertzale en la capital vasca. Eso sí, Euskadi rompe un nuevo techo de cristal y tendrá por vez primera mujeres electas al menos en las diputaciones de Bizkaia y de Gipuzkoa, además de en Vitoria. Hasta ahora solamente había habido una excepción histórica en el franquismo, la de Pilar Careaga.
A un año de las autonómicas vascas, el PNV ha sufrido un notable desgaste incluso en Bilbao y en Bizkaia en un contexto de movilizaciones por el estado de la Sanidad pública vasca o de la entrada en prisión por el mayor caso de corrupción conocido en Euskadi, el 'caso De Miguel'. No obstante, otra fase será la de la gobernabilidad. El PSE-EE, socio institucional de los peneuvistas en la mayoría de las instituciones, garantiza todavía mayorías -aunque ya no siempre absolutas- en plazas como Álava o Gipuzkoa, además de en Bizkaia, por supuesto. En Vitoria, en cambio, tendrá que ser el PNV el que decida si corresponde a los socialistas impulsando a Maider Etxebarria como alternativa a Vitero.
Con seriedad, Ortuzar ha sido claro en su primera valoración de los resultados: “Hemos tomado nota”. El análisis que hace el principal partido vasco es que la baja participación ha condicionado los resultados. Entienden que no han perdido votos hacia otras opciones, sino que se han quedado en casa. El resumen en, pocas palabras, podría sintetizarse con la frase 'los demás no han subido, hemos sido nosotros los que hemos bajado'. Sin embargo, en privado algunas voces hablan de “hostia terrible”. Es el caso de Vitoria, donde el partido cambió a quien le dio en 2019 la primera victoria en la capital desde 1995, Gorka Urtaran, y ha caído con Beatriz Artolazabal a la cuarta plaza. El partido ha recibido avisos por su gestión en Hondarribia, en Alonsotegi o hasta en la simbólica pequeña localidad alavesa de Zambrana.
Con todo el sabor “agridulce”, Ortuzar ha pedido “celebrar” las victorias en Álava -más cerrada de lo esperado para Ramiro González-, en Donostia -por apenas unos cientos de votos- o en Bizkaia -menos clara de lo deseado-. En Gipuzkoa, el presidente del aparato territorial, Joseba Egibar, ha hecho su propia lectura, ha afirmado que el partido ha toreado en peores plazas y ha avisado de que no ocurrirá como en 2011. El PNV va a buscar apoyos para desbancar en el Parlamento foral a la fuerza más votada. Eider Mendoza -ha dicho- se pondrá desde este lunes a explorar mayorías alternativas que, por los números, pasarían sí o sí por el PP de Mikel Lezama, el exponente de la mejora de los 'populares' en el conjunto de Euskadi.
El PNV, en general, se ha dejado 80.000 votos con respecto a la convocatoria de hace cuatro años. La participación, en todo caso, sí ha jugado un factor importante. Apenas ha superado el 60%. Ha sido el peor dato desde 1991, cuando se quedó en el 59,2%. Con números bajos, es más fácil superar los listones mínimos para entrar a las instituciones, que son del 5% en los ayuntamientos y del 3% en las Juntas Generales. Por ello, otro de los titulares en la noche electoral vasca es la irrupción de Vox con un escaño en el Parlamento provincial alavés por la circunscripción de Vitoria. Ya entró con un asiento también por Álava en las autonómicas de 2020, donde los votantes apenas representaron el 50% del censo. Otegi, en su lectura de los números, ha avisado de que su coalición es una “marea” que va subiendo poco a poco. Eso sí, no tiene definida aún la figura que plantará cara a Iñigo Urkullu -si es que continúa- ya que quien era su referente, Maddalen Iriarte, fue su gran apuesta para lograr la victoria en Gipuzkoa.
En el PSE-EE, en un contexto de pérdida de poder territorial para el PSOE, se hace una lectura positiva. Eneko Andueza se ha mostrado contento por el “paso” de haber mantenido cuota de representación en general y de haber mejorado en algunas plazas. Los socialistas retienen sus feudos históricos, como Irún, Eibar, Ermua o Portugalete -ahora con mayoría absoluta- y tiñen de rojo Muskiz, Trapagaran o Zambrana, entre otros. Asegura Andueza en su primera convocatoria como líder del partido en Euskadi que son la “primera fuerza” entre la “izquierda no nacionalista”. Ha destacado también el resultado de Maider Etxebarria, a punto de ganar por segunda vez en Vitoria y con opciones reales de gobernar si encajan las piezas de los pactos. En cifras globales, el PSE-EE sigue siendo la tercera fuerza con alrededor del 16% y logra 207 ediles. Ahora bien, no todo son buenas perspectivas: en Álava, por ejemplo, no ha obtenido ningún escaño en las forales fuera de Vitoria.
En el PP ya tenían claro antes del final del recuento que los números eran buenos. En la perspectiva nacional, porque han visto estos comicios como una primera vuelta de las generales. Y, en la local, porque el contexto general ha sido de subida. En Vitoria han pasado al PNV. Sin los 4.000 votos de Vox, el PP -probablemente- habría ganado en la capital vasca. En Gipuzkoa, Mikel Lezama ha triplicado el suelo ya habitual para el PP en las forales. Sus tres escaños serán decisivos en la gobernabilidad del territorio, con el acta de Carlos García en Durango, donde ha gobernado EH Bildu con el apoyo de la izquierda, que ha pagado su división. En general, el PP avanza casi dos puntos antes de la cita que mejores cifras le reporta, las generales. Tiene 71 ediles y ha ganado en pueblos alaveses de la Rioja Alavesa como Laguardia o Labastida.
Para Elkarrekin, coalición de Podemos, IU, Berdeak Equo y Alianza Verde, no ha sido una buena noche. La confluencia baja un peldaño más y cada vez quedan más lejos sus victorias de 2015 y 2016 en las generales. Un dato: en la época democrática se han celebrado -con las de este domingo- 59 convocatorias electorales. Hasta ahora había ganado en 52 ocasiones el PNV, en dos el PSE-EE y en dos Podemos, más que la izquierda abertzale o que el PP, con una y ninguna victoria, respectivamente. Ahora, este espacio mira al futuro con Sumar. El dirigente de IU Íñigo Martínez ha indicado que sigue siendo necesario un polo de izquierdas, republicano, feminista y ecologista. Del 7,49% de 2019 cae al 5,74%, lo que se traduce en 46 concejales. El mapa local deja también victorias alternativas, de candidaturas independientes. También que Usansolo Herria ha sacado dos escaños en el pleno de Galdakao, al que todavía se tiene que presentar porque la segregación ya acordada no ha sido todavía completada y no se han podido celebrar los comicios en el nuevo pueblo, el número 252 de Euskadi.