Quien viaje a los País Bajos se sorprenderá al ver a miles de padres y madres pedaleando en bicicletas o triciclos de carga. Los utilizan, principalmente, para llevar a sus hijos al colegio, pero también para acercarse a tiendas y supermercados y transportar a casa la compra.
Pese a que su concepto es antiguo, este uso de las populares 'bakfiest' (literalmente 'bicicletas de caja', como las denominan allí) es relativamente reciente, pues comenzó a popularizarse hace unos quince años, provocando una serie de modificaciones de gran importancia en los hábitos de vida de la sociedad holandesa. Las 'bakfiest' tienen buena imagen y resultan simpáticas en su velocidad tranquila, porque a su uso familiar unen el hecho de que no contaminan, son silenciosas y son más baratas que coches y motos. Además, no consumen combustibles fósiles ni crean problemas de embotellamiento, no ocupan grandes espacios de aparcamiento y son menos peligrosas que el resto de vehículos que habitualmente circulan por las calles.
Buscando un uso utilitario a una herramienta que, como la bicicleta, nació no ya como medio de transporte sino como objetivo de divertimento, en fecha tan temprana como 1818 aparecía un primer grabado de una draisiana que llevaba incorporada una plataforma delantera, válida tanto para portar objetos como para transportar a una persona. Un planteamiento teórico que, por lo que sabemos, no llegó a materializarse. Sin embargo, hacia 1880 los triciclos de reparto ya eran muy conocidos en Viena, Inglaterra y Alemania. Alternativa más económica y fácil que la utilización de carros de caballos, tanto dichos triciclos como las bicicletas de carga eran mayormente urbanas, sirviendo para que los comerciantes distribuyesen su mercancía, al igual que hacían los carteros y los vendedores de periódicos.
Fue muy popular entre las clase media y baja de la Dinamarca de los años 30 y 40, en los que, en Copenhague, incluso se hacían muy concurridas carreras de bicis de carga. Máquinas funcionales que fueron adoptando modificaciones con el paso del tiempo
Aquellas primeras 'cargo bikes' fueron evolucionando y pasaron del primer triciclo que llevaba incorporada una simple caja o cubo en su parte delantera a otros modelos más sofisticados. Quizás el antecedente más directo de las modernas bicis de carga puede ser el Long John Bicycle danés, inventado en 1923 en Odense, Dinamarca, en donde comenzó a fabricarlo Smith & Co. Company. Bicicleta de conducción ágil, con su área de carga delantera ubicada en un plano bajo, entre las dos ruedas, resultaba ideal para transportar mercancías. Se fabricaron primero mediante encargo al herrero local, pero pronto las grandes marcas fabricantes de bicicletas, tales como Gazelle, Burgers, Batavus y Maxwell, entre otras, comenzaron a fabricarlas en diversos países centroeuropeos.
Este tipo de vehículos fue muy popular entre las clase media y baja de la Dinamarca de los años 30 y 40, en los que, en Copenhague, incluso se hacían muy concurridas carreras de bicis de carga. Máquinas funcionales que fueron adoptando modificaciones con el paso del tiempo. Las hubo con gran parrilla delantera y con caja de madera en su frente, ideal para llevar mercancía y transportar niños completamente vigilados.
Durante y después de la Segunda Guerra Mundial llegaron incluso a sustituir a los carros de caballos para transportar alimentos y mercancías, especialmente durante la hambruna de 1944, en la que fueron fundamentales para viajar desde las ciudades a los pueblos en busca de vituallas. Después, el paso del tiempo cambió el orden de las cosas. Llegaron las neveras y ya no fue tan necesario el garantizarse el suministro diario de suministros frescos que aportaban las 'bakfiest'. Luego aparecieron las camionetas picop americanas (las de zona trasera de carga descubierta) y las bicis de carga comenzaron a verse como obsoletas cosas del pasado.
Y así el contaminante y ruidoso automóvil se adueñó tanto de las calles como del transporte de la paquetería urbana. Por suerte, como en el caso la irreductible aldea gala de Asterix, quedaron resistentes. En 1978, en Christiania, un área de Copenhague declarada 'zona libre de automóviles', Lars Engstrom y tres de sus amigos pusieron a funcionar una herrería, germen de lo que más tarde sería Christiania Bikes. Al principio su producción era escasa, de no más de cien bicis al año, pero luego les asaltó el éxito, sus bicis comenzaron a popularizarse. También en Aalten, en Países Bajos, Van Raam fabricaba unas noventa bicicletas de carga al año, máquinas de cierto éxito que comercializaba bajo el nombre de Apolo.
En nuestros días, las bicicletas y triciclos de carga eléctricos están revolucionando los sistemas de logística urbana. De uso particular o empresarial, su futuro parece más que halagüeño
Fruto de aquel resurgir comenzaron a organizarse algunas carreras de 'bakfiest' en los Países Bajos, si bien hasta finales de los años 90 no comenzó el verdadero resurgimiento de las 'cargo bikes'. Fue en Dinamarca, en 1998, donde el ingeniero Niels Holme Larsen ideó y fabricó una revolucionaria bicicleta de carga hecha de aluminio y policarbonato, que al tiempo que servía para transportar dos niños al colegio podía cargar también con las habituales mercancías familiares. Nacía así Nihola, una moderna 'cargobike' que ahora, veintitrés años después, produce 'cargobikes' para uso familiar, para personas con necesidades especiales y hasta para el Servicio Postal Danés.
Siguiendo su particular camino de perfección, la bici de carga evolucionó hasta que en 2011 los fabricantes daneses Larry vs Harry presentaron el modelo Bullit, continuación evolucionada de las Long Johns. Fabricado con un cuadro de aluminio y componentes de calidad, pronto fueron las 'cargo bikes' preferidas por no pocas compañías de reparto en bicicleta. En nuestros días, las bicicletas y triciclos de carga eléctricos están revolucionando los sistemas de logística urbana. De uso particular o empresarial, su futuro parece más que halagüeño.
Adalides de la movilidad más sostenible, las bicicletas y triciclos de carga están comenzando a despuntar en nuestro país asociadas al transporte de pequeñas mercancías, reparto de mensajería y transporte de personas.
En cuanto a sus clases, hay bicicletas de carga de uso profesional y otras de uso familiar. En 2017 la Unión Europea recomendó que dentro de las ciudades los repartos de menos de 250 kilogramos se realizasen mediante bicicletas y triciclos de carga, lo que impulsó a algunas empresas de mensajería a utilizar flotas de 'cargobikes', en nuestros días potenciadas por la presencia de las bicicletas de carga eléctricas.
En cuanto a las 'cargobikes' familiares, su uso mayoritario suele ser el transporte de un par de niños, que aquí quedan más vigilados al viajar en la parte delantera.
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