Las apuestas se disparan entre las mujeres en Euskadi, pero solo el 10% pide ayuda: “La adicción en ellas se castiga el doble”
Más del 60% de las máquinas “tragaperras” de Euskadi proyecta una imagen sexualizada de las mujeres, según detalla el informe 'Panorámica sobre mujer y juego' realizado por el Observatorio Vasco del Juego
Hasta no hace mucho, era difícil equiparar la cifra de hombres que apuestan y juegan a juegos de azar con la de mujeres, pero en estos momentos en Euskadi el porcentaje de hombres que apuestan ronda el 77,5% y el de mujeres se sitúa en el 75,3% de la población que admite que juega. La cifra de mujeres que admite jugar en 2022 se ha incrementado en 10 puntos desde 2019. Sin embargo, solo un 11% de las personas que acuden a asociaciones para admitir un problema de adicción con el juego son mujeres. Según las expertas, las razones por las que las mujeres piden menos ayuda es que, efectivamente, juegan menos, pero también por la culpa, la vergüenza y el estigma social que supone ser una mujer con una adicción al juego.
Estos son algunas de las conclusiones del informe 'Panorámica sobre mujer y juego' realizado por el Observatorio Vasco del Juego. Se trata del segundo informe realizado en los últimos años, después que a comienzos de 2022 publicara 'Juventud y Juego en la Comunidad Autónoma de Euskadi (2021)', centrado en una población más joven. Según ha alertado la doctora en Sociología por la Universidad del País Vasco (UPV(EHU), Iraide Fernández, el hecho de que las apuestas cada vez estén más presentes en la sociedad vasca hace que exista “un proceso de normalización del juego, no solo por su expansión, sino también porque cada vez están más aceptados”. “A pesar de que popularmente era una práctica llevada a cabo por los hombres, las mujeres alcanzan una prevalencia similar”, ha detallado Fernández durante la presentación del informe este miércoles en Bilbao, en la que han participado psicólogas, sociólogas, expertas en adicciones, representantes del sector privado, además del vicelehendakari primero y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka y la directora del Instituto Vasco de la Mujer (Emakunde) Miren Elgarresta.
Las mujeres no admiten ser jugadoras y juegan a escondidas, lo que tiene el inconveniente de que cuentan con más problemas para pedir ayuda
“El miedo al castigo social, entre otros factores estructurales, genera condiciones que convierten la experiencia de la adicción en algo muy diferente para hombres y para mujeres. Es necesario visibilizar una realidad oculta para que las mujeres puedan hacer frente a estas adicciones teniendo en cuenta sus propias características. Sabemos que son más los hombres los que sufren adicción a los juegos de azar, pero la distancia entre hombres y mujeres a la hora de pedir ayuda para superarla es muchísimo mayor porque saben que reconocer una adicción está doblemente castigado en su caso”, ha indicado la directora de Emakunde.
La investigación aclara que las cifras de las personas inscritas en los registros de autoprohibidos, es decir, las personas que admiten que tienen un problema de adicción y piden entrar una lista que les prohíbe acceder a recintos en los que se juegue o se realicen apuestas, han aumentado un 36% en el último año y suponen ya el 0,08% del total de la población vasca. En este registro el número de hombres sigue siendo mayor, de un 78,5%, concretamente, mientras que el de mujeres es de un 21,5%. Según ha explicado la socióloga e investigadora de la Universidad de Deusto, Lara Macía Guerrero, “las mujeres no admiten ser jugadoras y juegan a escondidas, lo que tiene el inconveniente de que cuentan con más problemas para pedir ayuda debido al temor a la repercusión social que tiene que se sepa que padece una adicción”, ha asegurado Guerrero.
Un argumento que ha compartido Pilar Urra, miembro de la asociación Etorkintza que trata a personas con distintas adicciones. “Las mujeres no llegan a nuestra asociación con problemas por el juego porque la mayoría de las mujeres que apuestan más que por diversión, como ellos, lo hacen por necesidad de llenar un vacío emocional o por depresión. Buscan un refugio en el juego, por ello, lo ocultan y empiezan más tarde, aunque pueden desarrollar una problemática más rápidamente”, ha advertido.
La distancia entre hombres y mujeres a la hora de pedir ayuda es muchísimo mayor porque saben que reconocer una adicción está doblemente castigado en su caso
Hasta el momento distintos estudios apuntaban que los hombres eran más aficionados a apuestas con un índice mayor de riesgo y que conllevasen una técnica o conocimiento previos, como las apuestas deportivas o el Póker, mientras que las mujeres se sentían más atraídas por juegos en los que ganar o perder lo determinara exclusivamente el azar y la apuesta no fuera arriesgada, como la lotería o el bingo. Sin embargo, el hecho de que la publicidad sobre la práctica deportiva en los últimos años haya estado destinada a las mujeres ha hecho que el mercado de las apuestas se dirija también a ellas. “Con el empoderamiento de la mujer en el deporte hemos conseguido una paradoja y es que las empresas de apuestas se dediquen a atraer a esa mujer que practica deporte y tiene interés, haciendo que, sobre todo las más jóvenes, quieran hacer apuestas. Es algo muy perverso”, ha lamentado Sonia González, responsable del Área de Programas y Formación de Emakunde.
La mitad de las 'tragaperras' sexualiza a las mujeres
El estudio incluye un análisis de las imágenes que utilizan los modelos homologados de máquinas tipo 'B', es decir, las conocidas como 'tragaperras' en sus cubiertas. Tras analizar las 339 modelos de máquinas que hay en Euskadi, se concluye que el 57,5% muestran contenido donde se proyecta una imagen sexualizada de la mujer, mientras que un 4,1% muestra imágenes de mujeres, pero no son sexualizadas. El porcentaje aumenta hasta el 63,7% sumando las máquinas múltiples, aquellas que ofrecen más de un juego.
A modo de representación de la Asociación Guipuzcoana de Empresas de Máquinas Recreativas (AGUIMAR), la abogada Irune Suberbiola ha explicado que las máquinas tragaperras actuales “no deberían” contar con imágenes sexistas de mujeres. “La sexualización en las últimas máquinas no debería estar tan presente, debido a que desde la Autoridad del Juego modulan el sexismo que hay en las máquinas y determinan su homologación dependiendo de qué tipo de máquina es, pero también la imagen que ésta tiene”, ha argumentado Suberbiola, que más tarde ha insistido en que son las instituciones las que “tienen que regular” lo relativo a las malas prácticas de las empresas del juego, además de “elaborar investigaciones e informes para poder detectar lo que ocurre en el sector”.
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