La COVID-19 sigue escalando. Los últimos datos de esta semana alertaban de que se están registrando cerca de mil casos al día en Euskadi. El viernes, además, esa cifra fue rebasada; se detectaron un total de 1.066 positivos y la tasa de incidencia supera ya los 400 casos por cada 100.000 habitantes, cuando el umbral marcado por el Gobierno vasco hace un par de semanas para considerar la máxima alerta por el virus es de 150. Esa incidencia es aún más alta en Gipuzkoa, y sobre todo, en Ataun. En la localidad guipuzcoana se han detectado 52 positivos en los últimos catorce días y la tasa roza los 3.000 casos. Para el alcalde, Martin Aramendi (EH Bildu), el brote llegó “antes de las fiestas”, por lo que “no tiene relación directa con ellas”.
Ataun celebró sus fiestas patronales el pasado 11 de noviembre, festividad de San Martín y, si bien varios vecinos atribuyen el origen de los positivos a las aglomeraciones que se vivieron durante las celebraciones, donde se congregó también gente de otros pueblos, el alcalde de la localidad lo desmiente. Aun así, admite que “celebrar las fiestas no ha ayudado” y que “la tasa se ha disparado por ellas”. “¿Dónde empezó? Pues seguramente con la llegada del otoño pasamos más tiempo en espacios interiores. Al principio salieron algunos casos de los centros escolares y eso ha podido tener efecto en su expansión”, declara.
En esta localidad de 1.700 habitantes, las calles están vacías durante la mañana salvo por un par de grupos de vecinos que hacen recados y varias amigas que se juntan en la cafetería. Los comercios reciben clientes con cuentagotas, y es que en las últimas dos semanas, 52 vecinos han recibido un resultado positivo en una prueba diagnóstica de la COVID-19, por lo que una cantidad reseñable de la población se encuentra confinada en su hogar. Sin embargo, Aramendi se queja del procedimiento para calcular la tasa, que se hace con los casos de los últimos 14 días cuando el confinamiento por infección es ahora de diez. Además, explica, “sin negar que en Ataun ha habido muchos positivos, es verdad que en los pueblos pequeños sube más fácilmente la incidencia. En Beizama —una localidad guipuzcoana de alrededor de 150 habitantes— detectan tres positivos y la tasa se eleva hasta los 2.400 casos por cada 100.000 habitantes, tan solo con tres personas infectadas”. Ahora, asevera, “seguirán saliendo un par de positivos, pero lo peor ha pasado”.
Para Arantxa y sus amigas, que toman café en una cafetería delante de la iglesia y el Ayuntamiento del pueblo, “las cosas no se están haciendo bien”. “Si un niño da positivo y está confinado en el domicilio, ¿por qué se tarda diez días en hacer las pruebas a los convivientes? Es muy tarde, antes se hacían más rápido, y si dabas negativo te la repetían, ahora no”, se quejan. Una de ellas, además, ofrece un caso real: “La semana pasada se supo desde el lunes que un trabajador de la guardería había dado positivo. Los niños tienen que ir este sábado a hacerse la PCR y son niños pequeños, de dos años, por lo que no llevan mascarilla. Han estado en casa, pero es mucho tiempo”. Para Ina, dueña de la carnicería Erauskin, tampoco ayuda la actitud de la gente. “Son muy descuidados, y luego se ve a la gente mayor en los hospitales. Me da mucha pena que no sean conscientes de que tenemos que cumplir con las medidas que nos imponen, que si no no podremos salir de esta”, apunta.
Todos admiten que la ciudadanía se encuentra “cansada” de esta situación después de casi dos años, pero Ina pide “un último esfuerzo”. “Antes los clientes entraban en grupo, hablaban entre ellos mientras esperaban. Ahora, en cambio, entran de dos en dos y se quedan en silencio y con distancia, como si fueran leprosos. Ahora se nota que se han calmado un poco, pero vamos otra vez hacia atrás”, explica haciendo referencia al aumento de casos de estas semanas. “Estos dos años he envejecido unos cuatro”, bromea. Por eso, pide a sus vecinos que cumplan con las medidas sanitarias impuestas y les recomienda que “vayan al monte”. El alcalde de Ataun, quien ha tenido la oportunidad de hablar con varios vecinos, tampoco ve “miedo” en las calles y cree que “quizás la ciudadanía se ha relajado”. Asimismo, a pesar de la cantidad de casos registrados, se alegra de que no haya tenido que lamentar “ninguna hospitalización”. Aquellas personas que viven solas, además, reciben atención directa del Ayuntamiento por si necesitan comida o bajar la basura.
En ocasiones previas, cuando la localidad ha hecho frente a algún brote, el Ayuntamiento ha informado a la ciudadanía de las medidas para frenar la expansión del virus a través de bandos. Asimismo, el Departamento de Salud llamó a la población de Ataun a un cribado masivo el pasado mes de marzo. En esta ocasión no ha sido así y el alcalde lo lamenta. Aramendi asegura que seguirá las recomendaciones de Salud, que instan a retrasar o suspender los eventos multitudinarios en las localidades en los que la tasa supera la barrera de los 150 a 14 días. No obstante, los eventos multitudinarios ya se llevaron a cabo en la localidad del Goierri con la celebración de las fiestas. “Ahora mismo no prevemos ningún acto que aglomere gente. Tenemos en la agenda alguna ponencia sobre la memoria histórica, pero en ellos siempre recordamos las medidas: la mascarilla, el gel hidroalcohólico al entrar, y, por supuesto, no se puede ni comer ni beber”, afirma el regidor de Ataun.