A pesar de que tiendo a quererme me cuesta definirme y decir lo que soy. Periodista, empresario, analista, abogado economista, politólogo, ... Me gustan poco las etiquetas pero me quedo con la de ciudadano activo y firme defensor de la libertad de prensa. He trabajado en la tele y en alguna revista, salgo de vez en cuando en la radio pero lo sitios donde más tiempo he trabajado han sido el Gobierno vasco y el diario El País. Lo que siempre he buscado en el trabajo es divertirme y que me dé para vivir.
Maldita cultura penal
Lo primero, saludar a los lectores. Bienvenidos a El Diario Norte y bienvenidos al ‘Blog de PGD’. Una línea de cortesía me parece suficiente. Voy al tema. Nos hemos empeñado en verlo todo bajo el prisma penal y nos equivocamos. Diría más, maldita cultura penal que estamos promoviendo. Primero, condenamos a cadena perpetua a todo el que se mueve y luego le liberamos si no hay condena penal.
Gran error. Ni lo uno ni lo otro. España es un país garantista en lo penal y eso, no nos equivoquemos, es bueno, es una garantía democrática. Me explico. Es cierto que la justicia, y la penal también, es lenta. Eso no es bueno y no hace falta explicarlo. Lo que sí es bueno es que no se condene a nadie con noticias de prensa, con indicios y con dudas y, si las hay, se siente pero no se condena.
No piensen en Bárcenas, en Telleria, en Bravo, De Miguel, Zubiaurre, José Blanco o similares. Piensen en ustedes o en un familiar, incluso en un ladrón por necesidad. ¿Estaría bien condenarle sin pruebas? Está claro que no. El problema en España, y Euskadi es igual que el resto, se lo aseguro, es que condenamos rápido en la calle y si pasados los años no hay sentencia nos atrevemos incluso a decir que hay que pedir perdón.
Esto es lo que no puede ser. La vía penal es muy garantista y la lista de delitos en el Código es muy amplia pero hay que probarlos para condenar. Pero el hecho de que no se prueben no implica que las actuaciones investigadas sean conforme a derecho, sean limpias, sean políticamente aceptables o, incluso, inmorales. Iré más allá. Ni siquiera hace falta que algo sea investigado penalmente para que sea reprobable.
Un bonito ejemplo de lo que digo acaba de pasar en Euskadi porque esta tierra, que nadie les engañe, es igual al resto del territorio peninsular, especialmente en este tema. Hace unos días la justicia penal ha declarado por falta de pruebas inocente al señor Aitor Telleria, dirigente del PNV alavés en la etapa Gerenabarrena, de los delitos de infidelidad en la custodia de documentos y violación de secretos. Les refresco la memoria. Es el caso del espionaje en Álava. Sinceramente, no le deseo el mal a nadie y me alegro por este señor.
No es penalmente responsable pero su comportamiento no es justificable desde ningún aspecto. Y vuelvo al argumento principal con este ejemplo. Es impresentable que Iñaki Gerenabarrena, expresidente del PNV de Álava y Joseba Egibar, portavoz parlamentario y presidente en Gipuzkoa de la misma formación, hayan salido a pedir que casi se le pida perdón.
En este caso hablamos del PNV, pero me sirve igual para casos en los que está implicado el PP, con el caso Bárcenas, o el PSOE, con los EREs de Andalucía. Hay cosas que no son justificables y exigen explicaciones claras y voluntad de cambio, especialmente en la clase política.
Me fastidia especialmente el tema porque la culpa de esta situación es en gran medida de los medios. Nos hemos empeñado en hacer la foto en el juzgado penal y, claro, todos los implicados en basuras varias luego se escudan en que no hay condena penal para asegurar que lo que han hecho no estaba mal y pedir el perdón público. Tenemos que cambiar la mirilla. Está claro que un imputado es alguien a quien se le investiga penalmente, pero un inocente en vía penal no es más que eso, inocente de un delito pero no siempre un tipo de conducta intachable. No vale la condena de prensa pero tampoco que la exculpación penal libere de toda culpa. No pueden los caraduras aprovechar el garantismo de la justicia penal para eludir responsabilidades. Lógicamente los que menos pueden hacerlo son los políticos. Miren que creo en la política y en que debe ser remunerada, pero sin trampas. Eso lo dejo para otro día.
Lo primero, saludar a los lectores. Bienvenidos a El Diario Norte y bienvenidos al ‘Blog de PGD’. Una línea de cortesía me parece suficiente. Voy al tema. Nos hemos empeñado en verlo todo bajo el prisma penal y nos equivocamos. Diría más, maldita cultura penal que estamos promoviendo. Primero, condenamos a cadena perpetua a todo el que se mueve y luego le liberamos si no hay condena penal.
Gran error. Ni lo uno ni lo otro. España es un país garantista en lo penal y eso, no nos equivoquemos, es bueno, es una garantía democrática. Me explico. Es cierto que la justicia, y la penal también, es lenta. Eso no es bueno y no hace falta explicarlo. Lo que sí es bueno es que no se condene a nadie con noticias de prensa, con indicios y con dudas y, si las hay, se siente pero no se condena.