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La mirada vasca sobre la Segunda Guerra Mundial (I)

Desde el 2015, la Asociación Sancho de Beurko ha liderado el “Fighting Basques Project” —un proyecto original y sin precedentes en nuestro entorno geográfico más próximo- con los objetivos de analizar y divulgar la participación vasca y navarra en la Segunda Guerra Mundial (SGM) con especial énfasis en el papel jugado bajo la bandera de barras y estrellas norteamericana, destacando la recreación histórica como un elemento esencial en la reconstrucción de la memoria e historia familiar y militar de los veteranos de origen vasco de Estados Unidos (EEUU).

Desde hace seis meses que iniciamos la andadura en “Ecos de dos guerras: 1936-1945” hemos publicado una veintena larga de artículos, de los cuales la mitad corresponden al ámbito de la última guerra mundial en el que hemos desentrañado historias únicas y altamente desconocidas de una generación de vascos y navarros (estadounidenses) que lo dieron todo por el país que había acogido a sus padres o hicieron de él su nuevo hogar en busca de una nueva vida. Quisiéramos agradecer a eldiarionorte.es el enorme apoyo brindado a este proyecto de memoria. En el artículo de hoy, repasamos el viaje recorrido por los diferentes escenarios bélicos y que nos va a permitir huir, aunque sea imaginariamente, del confinamiento en el que nos hemos visto recluidos por el Covid-19.

Es en la historia familiar donde hemos asentado la presente investigación, y de la cual se nutre la ayuda inestimable de los familiares sin cuya colaboración sería extremadamente difícil llegar a los cientos de veteranos vascos y navarros que vamos identificando día a día. Familias como las Etchart-Urquilux del Estado de Montana, asentados en el país desde la primera mitad del S. XIX, y cuyos hijos Gene y Mitch sirvieron en las fuerzas aéreas como instructores de vuelo, haciendo realidad su sueño de críos de volar. Las familias Etchepare-Iturriria o Maya-Gortari, emigradas a California en la primera década del S. XX, al igual que cientos de otras, cimentaron la diáspora vasco-estadounidense que hoy en día podemos observar a lo largo y ancho del Oeste Americano y de la Costa Este, principalmente. Mientras Baptiste Etchepare, Philip y Gracian Iturriria se alistaron en el ejército (Gracian participó en el desembarco de Normandía el Día D+1), Joseph John Maya y Manuel Iturriria lo harían en el del aire. Éste último sirvió en Europa.

Entre los primeros embistes que propinaron alemanes y japoneses a los EEUU —aun sin ser un actor activo en el conflicto- se encuentran las escaramuzas contra la marina mercante estadounidense y que fatalmente provocaron las primeras victimas mortales del lado norteamericano. La labor de la marina mercante cobro un nuevo significado tras el ataque a Pearl Harbor y la consiguiente declaración de guerra a Japón y Alemania del presidente Franklin Roosevelt. Sin ella el esfuerzo militar, tanto estadounidense como Aliado hubiese fracasado. Se estima que eran necesarias 15 toneladas de suministros para apoyar a un solo soldado durante un año en el frente. Esto nos habla del papel vital que la marina mercante —en la que había cientos de vascos enrolados- jugo a lo largo de la guerra y tras el fin oficial de las hostilidades. Dimos a conocer en primicia la concesión de manera colectiva de la Medalla de Oro del Congreso de EEUU a los marinos y marineros mercantes —reconocidos oficialmente como veteranos de guerra- que navegaron bajo pabellón estadounidense durante la guerra. Uno de estos marinos fue Antonio Uribe, nacido en Bizkaia, que perdió la vida junto al resto de la tripulación de un total de 186 hombres, en lo que se convertiría en la mayor pérdida individual de una tripulación en cualquier buque mercante con bandera estadounidense durante la SGM. Triste estadística.

Dentro del Teatro de Operaciones de Europa (ETO en su acrónimo en ingles), descubrimos la figura del alférez de navío, Edward Andrews, enlace personal de la Oficina de Servicios Estratégicos (precursora de la CIA) y el lehendakari José Antonio Aguirre, en el contexto de colaboración del Servicio Vasco de Información con el gobierno estadounidense durante y más allá del conflicto. Es en este mundo de sombras y luces donde se inserta la aparición de un tal capitán Carranza, artífice de un supuesto programa de comunicación militar que usó el euskera codificado para transmitir ordenes durante la Batalla de Guadalcanal en el verano de 1942. Aun habiendo deconstruido este mito sobradamente, sus valedores proclaman su inamovible veracidad. De igual manera también subsisten los terraplanistas en pleno S. XXI. Desde un punto de vista bélico, nos centramos en el 75º aniversario de la Batalla de las Ardenas, última gran batalla en el continente europeo, donde tomaron parte un buen número de vasco-americanos. Para algunos de ellos, como Alfred Etcheverry o Miguel “Mike” Etchart, fue trágicamente su última Navidad.

Nos adentramos, aunque brevemente, en el apasionante Teatro de Operaciones China-Birmania-India, que, a pesar de su valor estratégico, paso a ser un frente ampliamente olvidado, y que desde ahora nos comprometemos a retomar en un futuro inmediato. Quisimos hacer hincapié en la mayor ruta aerotransportada en la historia de la aviación que se creó entre la India y China, sobrevolando la peligrosa cordillera del Himalaya, con el objetivo de abastecer a este país en su esfuerzo militar contra el invasor japonés. Fue precisamente en esta ruta donde la “Superfortaleza Volante” B-29 pilotada por el legendario Marvin M. Stockett y en la que se encontraba el joven John Montero Bidegaray desapareció sin dejar rastro alguno.

Ciertamente, durante los últimos meses hemos tenido la posibilidad de explorar, en diferentes ocasiones, el Teatro del Pacifico. Nos aventuramos a indagar primeramente la caída de Filipinas a manos de Japón, donde combatieron un gran número de vascos, tanto de origen filipino, obviamente, como estadounidense, teniendo en cuenta la trascendencia histórica que había tenido el archipiélago para la metrópolis española desde el S. XVI. Como resultado de la invasión japonesa recordamos a Joseph Arrizabalaga y a Paul Indart, quienes fallecieron en la infame marcha de la muerte de Bataán. Continuamos examinando la resistencia vasco-filipina en la isla desde 1942 y su final liberación por parte de las tropas estadounidenses, las cuales sufrieron un importante número de bajas. Por ejemplo, en la Batalla de Leyte dejó la vida Alfonso Sillonis y en la de Luzón Juan Basañez.

En Nueva Guinea, encontramos a María Rementeria Llona del Cuerpo de Enfermeras del Ejército, quien se convertiría en la mujer de origen vasco con más alta graduación del ejército hasta la fecha. La coronel Rementeria, al igual que muchas otras mujeres de su generación no solo tuvieron que luchar, tanto en el frente civil como en el militar contra el totalitarismo de las potencias del Eje, sino también contra la desigualdad en el mercado laboral y el machismo imperante en la sociedad americana.

Con un coste humano estadounidense superior al del Día D, la toma de Saipán, a primeros de junio de 1944 —el Día D del Pacífico- supuso un antes y un después en el devenir de la guerra global. El Cuerpo de Marines se erigió en la punta de lanza simbólica de la liberación isla por la isla en su camino hacia Japón. Si en Saipán el marine Lawrence Erburu encontró la muerte, sus compatriotas Lawrence Amoriza y Felix François Ordoquihandy la hallarían en Okinawa, mientras que Albert Pagoaga sufrió la pérdida de una pierna y gran parte de sus amigos en Iwo Jima. Las biografías de estos y otros tantos marines forman parte de un documental “Basques in WWII: The Marine Corps” que en estos momentos estamos produciendo y que esperamos pueda ver la luz pronto.

Deseamos que el trabajo realizado hasta ahora haya sido de vuestro agrado. Y os animamos a compartirlo, dejar comentarios, y a seguirnos en las redes. #YoMeQuedoEnCasaLeyendo

Si quieres colaborar con “Ecos de dos guerras” envíanos un artículo original sobre cualquier aspecto de la SGM y la participación vasca o navarra al siguiente email: sanchobeurko @ gmail.com

Los artículos seleccionados para su publicación recibirán una copia firmada de “Combatientes Vascos en la Segunda Guerra Mundial”.

Desde el 2015, la Asociación Sancho de Beurko ha liderado el “Fighting Basques Project” —un proyecto original y sin precedentes en nuestro entorno geográfico más próximo- con los objetivos de analizar y divulgar la participación vasca y navarra en la Segunda Guerra Mundial (SGM) con especial énfasis en el papel jugado bajo la bandera de barras y estrellas norteamericana, destacando la recreación histórica como un elemento esencial en la reconstrucción de la memoria e historia familiar y militar de los veteranos de origen vasco de Estados Unidos (EEUU).

Desde hace seis meses que iniciamos la andadura en “Ecos de dos guerras: 1936-1945” hemos publicado una veintena larga de artículos, de los cuales la mitad corresponden al ámbito de la última guerra mundial en el que hemos desentrañado historias únicas y altamente desconocidas de una generación de vascos y navarros (estadounidenses) que lo dieron todo por el país que había acogido a sus padres o hicieron de él su nuevo hogar en busca de una nueva vida. Quisiéramos agradecer a eldiarionorte.es el enorme apoyo brindado a este proyecto de memoria. En el artículo de hoy, repasamos el viaje recorrido por los diferentes escenarios bélicos y que nos va a permitir huir, aunque sea imaginariamente, del confinamiento en el que nos hemos visto recluidos por el Covid-19.