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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

Atrapadas en las redes (Ernai)

Las redes sociales se han convertido en herramienta indispensable en la estrategia comunicativa de cualquier organización o movimiento político o social, por una simple cuestión: “nuestro mensaje debe estar donde está la gente”. En los últimos tres años ha habido un desembarco general de políticos profesionales en las redes. Digo de políticos profesionales, porque política en la Red se hace desde mucho antes de que dichos profesionales se inscribiesen en ellas. Siempre desde mi experiencia personal, las redes sociales virtuales casi desde su principio han sido espacio para la conspiración política. Creo conveniente decirlo. No debemos olvidar que todas las personas somos sujetos políticos y caemos en el error de centrarnos demasiado en la “política profesional” al analizar temas como este.

Uno de los elementos que marca este mundo postmoderno es la velocidad en la que vivimos: comida rápida, transportes rápidos, relaciones fugaces, información instantánea... -ya nos estrellaremos si no espabilamos-. Las redes sociales son parte de este mundo rápido y evolucionan casi a la velocidad de la luz. En consecuencia, las tendencias de las redes, en cuanto a modos de uso, incluso de tipo de gente que hay en ellas evolucionan a tal velocidad que cuando creemos estar en los últimos metros de la carrera, tenemos otros cien metros más que correr.

Twitter es hoy en día la red social más popular para tratar temas políticos. Es el ejemplo más claro de lo que comentaba. La gestión de las redes no es tan simple como parece, siendo nuestro objetivo llegar con un mensaje claro a ese grupo de personas que hemos marcado como nuestro receptor. Se han creado hasta puestos de trabajo para esta única gestión: las community managers. Y aquí una de las claves: al ser un personaje público es importante gestionar tu persona como una marca, un portador del mensaje de la organización o movimiento que representas, y eso requiere estrategias muy claras.

La verdad es que yo no soy seguidor de muchos políticos. No me interesa lo que puedan decir. Quizá sea yo el raro, pero tengo la costumbre de informarme atraves de los medios de comunicación, formales y alternativos. Necesito información pausada y pensada ante el bombardeo de información -muchas veces innecesaria y ridículamente absurda- al que nos hemos acostumbrado.

Pero la verdad es que sí tengo la impresión de que son muchos los referentes políticos que suelen andar a salto de mata en las redes, sin una estrategia adecuada. Al menos en la izquierda abertzale sí. Y todo esto tiene un gran peligro: convertirte en spam y en consecuencia quedar invisibilizado por tu mala gestión, aburriendo a la gente. O como nos pasa muchas veces en Ernai, que el timeline se convierta en pura crónica política, sin mensaje propio, sin contenido novedoso ni interesante.

Otras en cambio, como Tony Cantó y muchas más de la caverna política extremocentrista no paran de crear polémicas con sus mensajes. ¿Torpeza o estrategia para visibilizar sus posiciones políticas, para dar impresión de su influencia política inflada, inexistente realmente?

Quizás tendríamos que volver a la raíz del tema, a la madre del cordero y plantearnos una pregunta seria: ¿tenemos la necesidad de estar en cada una de las redes sociales obligatoriamente? Si hiciéramos una reflexión seria dentro de una estrategia completa de comunicación, la respuesta no dejaría de ser sorprendente. Seguramente.

Las redes sociales se han convertido en herramienta indispensable en la estrategia comunicativa de cualquier organización o movimiento político o social, por una simple cuestión: “nuestro mensaje debe estar donde está la gente”. En los últimos tres años ha habido un desembarco general de políticos profesionales en las redes. Digo de políticos profesionales, porque política en la Red se hace desde mucho antes de que dichos profesionales se inscribiesen en ellas. Siempre desde mi experiencia personal, las redes sociales virtuales casi desde su principio han sido espacio para la conspiración política. Creo conveniente decirlo. No debemos olvidar que todas las personas somos sujetos políticos y caemos en el error de centrarnos demasiado en la “política profesional” al analizar temas como este.

Uno de los elementos que marca este mundo postmoderno es la velocidad en la que vivimos: comida rápida, transportes rápidos, relaciones fugaces, información instantánea... -ya nos estrellaremos si no espabilamos-. Las redes sociales son parte de este mundo rápido y evolucionan casi a la velocidad de la luz. En consecuencia, las tendencias de las redes, en cuanto a modos de uso, incluso de tipo de gente que hay en ellas evolucionan a tal velocidad que cuando creemos estar en los últimos metros de la carrera, tenemos otros cien metros más que correr.