Cae la tarde sobre el lago Lemán, en Suiza, y los tonos turquesa del cielo comparten reflejos con los de las principales cimas de los Alpes, siempre nevadas, y los viñedos de Lavaux, cada vez más ocres. La “Suisse”, barco de vapor que desde 1910 navega por estas aguas, rompe todos esos reflejos con su estela rumbo a Lausana. “Nunca hay un día igual aquí”, explica David Germán, quien ha cambiado su puesto en la banca por la navegación para “vivir la vida de otra manera” desde este barco. Así es la vida en el cantón de Vaud, un lugar donde la naturaleza reclama todo su protagonismo y pide vivir de otra manera, más en contacto con ella. En “Piedra de Toque” recorremos las orillas de este lago alpino, el más grande de Europa occidental, para disfrutar de sus paisajes, viñedos centenarios y glaciares desde la perspectiva de diferentes guías que nos muestran cómo se han amoldado a esta explosión de naturaleza.
La navegación siempre estuvo presente en la familia catalana y suiza de Germán. Primero adquirió un barco su abuelo en su Sabadell natal y ahora él ha decidido formar parte de la tripulación del barco de vapor “La Suisse”. “Tras años dedicándome a la banca y a las empresas de seguros, he preferido vivir más en contacto con el agua y aquí estoy como un tripulante más”, explica desde el segundo piso de este barco de vapor, que conserva la maquinaria original perfectamente engrasada. Lausana es capital olímpica por todas las facilidades que ofrece a sus habitantes para practicar deporte ya sea sobre el agua, nieve o tierra.
De todos modos, “La Suisse” es un barco para el ocio. El verdadero medio de transporte para los 300.000 habitantes de esta ciudad es la bicicleta. Aunque lo que más le gusta a Brigitte González Ostos, guía suiza de origen venezolano, son las raquetas. “Esto es un paraíso para dar paseos sobre la nieve junto al lago o entre bosques a pocos minutos de casa”, explica con ganas de que el frío marque el paisaje de la ciudad. A Suiza llegó en busca de una mayor calidad de vida y aquí sigue manteniendo muy vivas sus raíces latinas. Durante todos los fines de semana, Brigitte imparte clases de francés a la población migrante recién llegada a la ciudad.
“Más del 36% de los habitantes de Lausana son extranjeros y todo apoyo es poco para los recién llegados sin muchos recursos”, señala. En cuanto puede, se lleva todos sus alumnos a la naturaleza. “Las raquetas y la marcha nórdica son lo que más les gusta, así como los baños en el lago, sea la época del año que sea, que además te reconcilian con la vida”.
Y no es difícil entender el porqué. Quince minutos en tren son suficientes para encontrar más de 4.000 hectáreas de viñedos. Hasta las vides en Lavaux quieren disfrutar de los reflejos del lago Lemán en sus más de 10.000 terrazas. Entre ellos se puede pasear y andar en bici con varias rutas mapeadas. Aquí llego en 2008 desde Galicia Babette Draheim y aquí sigue en su bodega familiar. “Toda la producción se vende cada año”, señala para explicar que no necesita más promoción. “Mirad qué paisaje, este vino sabe a tierra, lago, Alpes, buena vida y mucha salud”, sonríe.
Lo mismo le sucedió al cocinero asturiano Rafael Rodríguez. Llegó con una mochila para pasar un verano y ha terminado liderando un restaurante con un concepto de cocina de temporada que está siendo todo un éxito: Abbaye de Montheron. “Nos dedicamos a recuperar recetas suizas, productos de temporada y de proximidad. Si no lo cultivamos nosotros, lo ha hecho el vecino, pero todo brota aquí cerca”, subraya, mientras enumera dentro de su restaurante una la lista de reservas completa para todo el otoño. “Suiza es así: puede que te cueste encontrar tu sitio, pero enseguida premia tu buen trabajo”, explica con orgullo.
A dos horas en tren de Lausana, en Les Diablerets, todos esperan también la llegada del frío con la ilusión de volver a ser los primeros en arrancar con la temporada de esquí en los Alpes. En la estación Glaciar 3000 llevan todo el verano recibiendo la visita de montañeros y paseantes que aprovechan los teleféricos para pasear por el glaciar y disfrutar de las vistas que permite la pasarela instalada entre cimas. Blanca Paramés conduce uno de sus teleféricos. “Vine a trabajar durante el verano, pero este paisaje quiero verlo en invierno: tiene que ser un espectáculo”, asegura.
Con una furgoneta siempre aparcada junto a los diferentes lagos de este valle alpino, reconoce que nunca había visto un lugar donde la naturaleza impresionara tanto. Eso sí, hay días en que se estremece: “Cuando veo cómo lloran los hombres mayores del valle al asomarse al glaciar, se me estropea el día”, reconoce. Aún así el glaciar de Les Diablerets brilla al sol varios kilómetros en la parte más alta de la estación.
En barco o en tren, sobre una bicicleta o en raquetas de nieve, la región suiza de Vaud, junto al lago Lemán, llama a vivirla y recorrerla de otra manera, muy en contacto con la naturaleza.
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Sobre este blog
Una nueva ventana desde la que mirar al mundo a través de las historias y la mirada del periodista Iñaki Makazaga (Vitoria, 1982). 'Piedra de Toque' es un blog especializado en viajes, montaña y cooperación, donde el contenido no solo se lee, sino que también se escucha.
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